lunes, 8 de abril de 2013

Murió la “dama de hierro”

Aquí se la recuerda por
la guerra de las Malvinas

Margaret Thatcher, la exprimera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, y quien declaró la guerra a Argentina cuando fuerzas militares de este país tomaron las islas Malvinas, murió hoy lunes a los 87 años, víctima de complicaciones con un derrame cerebral.
 

Cambió la historia del Reino Unido

Esta mañana, el portavoz de Thatcher, Lord Bell, anunció: "Con gran tristeza, Mark y Carol Thatcher informaron que su madre, la baronesa Thatcher, murió en paz esta mañana tras sufrir un derrame cerebral. Un comunicado más completo será publicado posteriormente", difundió un despacho de la BBC Mundo.

Thatcher asumió el cargo de jefa de gobierno del Reino Unido en mayo de 1979 y fue reelegida tras abrumador triunfo de los conservadores (llamados comúnmente tories en inglés) en junio de 1983 y nuevamente, aunque con menos votos, en 1987.

Thatcher, quien había estudiado Química en la Universidad de Oxford, pero terminó estudiando derecho, se convertía así, en 150 años de historia británica en imponerse por tres períodos consecutivos de gobierno, algo que hasta entonces ningún primer ministro había podido. El laborista Tony Blair repetiría después esa hazaña.

Comenzo en Química y terminó en Derecho
Signada por el “odio y admiración” que despertó entre los súbditos del reino, Thatcher se convirtió en la "Dama de Hierro" en 1975, después de ser nombrada líder del Partido Conservador, cuando advirtió en un discurso público acerca del creciente poder militar de la Unión Soviética.

La embajada soviética en Londres reaccionó y la calificó de hostil y un periódico soviético acuñó el apodo de “dama de hierro” con que pasó a la historia, recuerda la BBC.

Ella había declarado que "no soy una política de consenso, soy una política de fuertes convicciones", dijo en 1979, y lo demostró cuando en noviembre de 1990, después de 11 años y medio en el poder, renunció al ser vencida por su retador Michael Heseltine en las elecciones internas para dirigir al Partido Conservador.

Margaret nació el 13 de octubre de 1925, en la localidad de Grantham, norte de Inglaterra y fue hija de un modesto comerciante de apellido Roberts que cambió a Thatcher cuando se casó con Denis Thatcher, gerente de una empresa de pinturas y productos químicos, en 1951.

El analista Hugo Young, ya desaparecido, dijo que Thatcher “podía inspirar odio y admiración, pero no afecto”, y de ello podrían dar pruebas los sindicatos británicos cuya fuerza disminuyó considerablemente durante su mandato, cuando se produjeron grandes recortes presupuestarios en salud y educación e importantes transformaciones en las áreas del transporte y la vivienda, dos de los problemas más agudos de Reino Unido actual.
 


Grandes amigos
Su credo económico estaba en las políticas liberales de Milton Friedman y así, privatizó las compañías estatales de teléfono, gas, agua y electricidad, la aerolínea British Airways y la fabricante de automóviles y motores Rolls-Royce.

Sus biógrafos recuerda su recordada frase, pronunciada en 1976: "el socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero... de los demás".

Intensificó los ataques contra el Ejército Republicano Irlandés (IRA), lo que dio lugar a que en 1984, el grupo rebelde atentara sin éxito contra ella y todo su gabinete en el balneario de Brighton.

Fue amiga del exgobernante de Chile Augusto Pinochet, de quien recibió valioso apoyo durante la guerra con Argentina por las islas Malvinas en 1982, un conflicto que dejó cerca de 1.000 muertos –la mayoría entre los soldados argentinos– y le valió un vasto apoyo popular en su país que se reflejó en su primera reelección.

Sostuvo intensas relaciones políticas con hombres que dominaron el panorama internacional en los años ochenta, especialmente con el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y su homólogo soviético, Mijaíl Gorbachov, dijo la BBC.

La agencia recuerda, asimismo que, la reina Isabel II la admitió en la Orden del Mérito y a su esposo ledio el título de Barón.

Añade que, “exigente y adicta al trabajo, hasta sus más apasionados detractores han debido admitir en algún momento que en la segunda mitad del siglo XX ningún hombre en el Reino Unido fue capaz de hacerle sombra”

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