entenderse a personas
en diferentes idiomas
Cuenta un texto bíblico que cuando la soberbia de los hombres, los estimuló para iniciar la construcción de una torre que llegara al cielo –y quizá para conocer de cerca a Dios– fueron víctimas repentinas de un fenómeno que los hizo hablar en forma diferente. Desde entonces los hombres no se entienden unos a otros si es que hablan en idiomas distintos y para comprenderse deben someterse a un arduo aprendizaje previo.
Pues bien. No quería creer lo que leía en noviembre del año pasado y por eso comencé a indagar los pormenores de lo que me parecía un misterio. Me era difícil creer que una persona que hablara japonés, por ejemplo, estuviera frente a otra que hablara alemán y que ambas, se entendieran instantáneamente con la ayuda de unos lentes, un micrófono y una pantallita al lado de las gafas. Ahora bien, es cierto que en su auxilio debía haber también un servidor lejano, según el técnico Ricardo Cárdenas. Es decir, todo un sistema informático que realizaba el milagro que Yavéh les negó a los constructores de la Torre de Babel en la antigüedad.
Comprenderse en dos idiomas diferentes
Los creadores de aquella maravilla electrónica de nuestro tiempo son los técnicos de la Nippon Electric Company del Japón, más conocida en el mundo como NEC, que han soltado al mercado ese equipo denominado tele-scouter que le permite al ciudadano común hablar con su interlocutor en cualquiera de 52 idiomas incluidos en los traductores de aquel servidor.
Los especialistas señalan que las dos personas que quieren hablar, una en noruego y otra en español, por ejemplo, deben estar frente a frente, cada una con su juego de gafas y hablar en su propio idioma. El sonido será transmitido al servidor que lo traducirá y lo convertirá en texto que aparecerá en la pantallita como los subtítulos que vemos en el cine cuando vemos una película en un idioma que no es el nuestro.
Todo esto fue confirmado recientemente por un artículo del diario El País de España, a principios de abril, según el cual, las personas que se propusieran un diálogo en diferentes idiomas, podrían hacerlo con la ayuda de un “pequeño ordenador” que se ceñirían a la muñeca, de modo que ya no sería necesario el servidor lejano a que se refería Ricardo Cárdenas, todo lo cual configuraba el tele-scouter.
Este invento de nuestros días ya puede adquirirse en el Japón, pero es aún un poco caro. Un sistema para 30 personas costaría alrededor de 1.2 millones de euros, que traducidos a nuestra moneda, no será menor a 4.5 millones de soles, algo inalcanzable para cualquier modesta economía.
Esperemos que el tiempo corra, que los magos de la informática que hoy abundan por el mundo inventen nuevas alternativas y que un día, más temprano que tarde, podamos atarnos a la muñeca una pequeña computadora –ya están cerca incluidas en los teléfonos celulares que contienen cada vez más ventajas– y podamos ponernos las gafas milagrosas y comenzar a hablar en nuestro idioma con la plena seguridad de que nuestro interlocutor, con el mismo equipo, podrá entendernos plenamente en el suyo.
Luis Eduardo Podestá
Nota – Este artículo fue publicado en el diario El Peruano, edición del 28 de abril de 2010