domingo, 29 de junio de 2008

Cuatro frescas (IX)

Con esta ley todas las mujeres podremos ingresar hasta al exclusivo Club de los Búfalos Mojados. (Supa).

Yo era jefe de Inteligencia, pero no adivino, señor. Yo no me amanecía con el señor presidente. (Salzar Monra).

Si no me dan plata pronto el ministerio del Ambiente estará hasta el huevo. (Egg).

Nosotros estamos bien. Los que están jodidos son los que no tienen carné del partido. (Chirito).

miércoles, 25 de junio de 2008

Abre tus brazos al extranjero

Los europeos deben recordar
la hospitalidad latinoamericana


En la primera mitad del siglo pasado, el poeta argentino Ricardo Rojas escribió un poema titulado Abre los brazos al extranjero. Eran tiempos de posguerra cuando algunos criminales alemanes buscaban un refugio para escapar de la justicia internacional que no quería dejarlos sin castigo.


Salzburgo: La bandera de Austria tiene los mismos colores que la peruana




También llegaron otros, como sus antecesores lo habían hecho desde décadas atrás, ya no huyendo de la guerra ni de la justicia, sino en busca de la oportunidad que un nuevo mundo podría ofrecerles cuando Europa estaba castigada por el hambre, las guerras inacabables y la falta de oportunidades.
Buscaban una nueva tierra en nuestro continente para reconstruir o construir sus vidas. La encontraron.
Como en el poema de Ricardo Rojas, América latina y los latinoamericanos de todos los países abrían sus brazos al extranjero que venía pobre, desesperanzado, con la ilusión de encontrar aquí la paz y la oportunidad que en Europa eran tan frágiles.

Encontraron la América

Y aquí, españoles, italianos, alemanes, ingleses y un arcoiris de nacionalidades europeas y también de otros continentes, encontraron en la América latina la posibilidad de hacer fortuna, porque los nativos de aquí somos hospitalarios, generosos, nada egoístas y ellos aprendieron nuestras costumbres, comieron nuestros platos aunque conservaran los suyos, trajeron sus comidas y bebidas y nosotros aprendimos a comerlas y beberlas.


París: Visitar la Basílica del Sagrado Corazón bien vale una misa




Nos mezclamos. Los acompañamos en sus exploraciones por estas tierras exóticas y los tratamos tan bien que se creyeron con derecho a quedarse, casarse, formar hogares al lado de los nuestros, enviar sus hijos a nuestros colegios y cuando abrieron los suyos también los nuestros entraron en ellos. Aprendimos de los extranjeros y ellos aprendieron de nosotros.
Que se sepa, nunca se les pidió condiciones especiales para venir a pasear o para quedarse entre nosotros.
En retribución, el Parlamento Europeo acaba de adoptar una desagradable medida contra los extranjeros que se encuentren ilegalmente en sus países. No solo se trata de la adopción de medidas administrativas contra quienes estén indocumentados sino de sanciones penales, con amenazas de prisión, lo que implica separación de la familias y nuevos problemas para el migrante.

El nuevo Muro de Berlín

Se trata así de instalar un nuevo Muro de Berlín que tanta vergüenza causó a las democracias europeas y del mundo durante décadas por ser el fruto de un sistema dictatorial e inhumano.



Munich: Museo de la ciencia muestra avión de otra guerra




En nuestros países, fundamentalmente en el Perú, no hay restricción para la llegada, permanencia y residencia de los extranjeros. Aquí sí, verdaderamente, se han abierto los brazos al extranjero como lo instaba el generoso poema de Ricardo Rojas.
Nunca nos detuvimos a mirar si el recién llegado venía o no con plata, si era negro o rubio, si tenía los ojos rasgados y la piel amarilla o rosada. Bastaba con que fuera un ser humano. Solo era deseable que no viniera con un alijo de cocaína bajo el brazo a corromper a nuestros niños y jóvenes.
El nuevo Muro de Berlín, extendido ahora alrededor de toda Europa para dividir a los seres humanos de ultramar, prohibirá la llegada de gente modesta que quiere una vida mejor, aprender lo que puede enseñar la vieja Europa.
No lleva problemas sino al contrario. Se dedicará, más bien, con modesta, a resolver las carencias de los europeos. En los países que hoy tienen la suerte de ser ricos, los habitantes ya no quieren ensuciarse las manos con tareas manuales tan esforzadas como la gasfitería, o la cerrajería, las reparaciones eléctricas, la carpintería, la zapatería remendona –vi alguna alojada modestamente en un rincón de un gran supermercado–, y cientos de ocupaciones menores que alivian la vida. En fin, no son un problema, sino una solución.



Colonia: Su catedral fue respetada por las bombas aliadas




Por otra parte, como millones de europeos que han llegado y vivido aquí, para mezclar su sangre con la nuestra, los latinos y otros en el viejo continente están revitalizando una población que estaba en franco proceso de envejecimiento y amenazaba disminuir hasta niveles peligrosos para la conservación de sus naciones.
Si no tenemos inconveniente en recibir a los europeos y hasta el momento, ellos no lo habían tenido, ¿por qué no abrir los brazos ahora, en un mundo globalizado, que mezcla economías, en que los asuntos de unos también afectan a los otros?
¿Por qué dar motivo a que algunos sátrapas amenacen con tomar represalias y expulsar a los extranjeros residentes aquí si allá se concretaran las medidas anunciadas?
¿Por qué no abrir los brazos allá como ya los abrió la América latina desde un pasado que se pierde en la memoria?

domingo, 22 de junio de 2008

Cuatro frescas (VIII)

Dos personas que se aman terminan necesariamente en catricidio. (Casanueva).

El Chemo es muy bueno, oiga usted. Le da la mitad de lo que gana a su viejita. (Senzaburgoña).


¡Ou, lindo país Perú! Aquí los revoltosos capturan a los policías. (Mr. Green Go).

Creí que el “moqueguazo” se iba a controlar con el reparto de alimentos en Huancavelica. (Alba Costra).


viernes, 20 de junio de 2008

Cajamarca, tierra de leche y oro



Allí se inició la segunda etapa
de la historia de la humanidad



Los pobladores de Cajamarca y los cajamarqueses residentes en otras regiones están seguros de que en esa ciudad, el sábado 16 de noviembre de 1532, con la captura de Atahualpa y el consiguiente ofrecimiento de un cuarto lleno de oro y dos de plata, se inició la segunda etapa de la historia de la humanidad.



La tradición mantiene su vigencia




También afirman que el monumento que recuerda ese trágico instante de la historia se encuentra a unos 40 metros de la plaza de Armas de Cajamarca, en el jirón Amalia Puga 722, donde hoy se exhibe como única herencia incaica en la ciudad, el llamado Cuarto del Rescate, que fue colmado de objetos de oro y plata, hasta una línea marcada por la mano alzada del inca en desgracia, quien a pesar de todo, iba a ser sacrificado por la ambición de los conquistadores españoles asombrados de ver tal cantidad de riquezas juntas.
Pero como suele ocurrir, no siempre la riqueza es fuente de bienestar ni de felicidad y los reyes de España, lejos de utilizarla en combatir la miseria de sus pobladores, la emplearon en cristalizar sus ambiciones de conquista hasta crear un reino donde jamás se ponía el sol pero abrió las puertas de la guerra y la desgracia para millones de seres humanos.

El cuarto de piedra
Se trata de un ambiente sin techo, de casi tres metros de alto, 7.6 metros de largo y 5.70 metros de ancho. A cierta altura, probablemente por encima de la cabeza de un hombre de alta estatura hay tres hornacinas adosadas a la pared longitudinal. La mano alzada del inca Atahualpa llegó más arriba de la mitad de las hornacinas y allí fue trazada una línea hasta donde debían llenarse las riquezas que serían el precio de la libertad del monarca.



El cuarto que se llenó de oro y plata




De acuerdo con algunos cronistas españoles de la época, los conquistadores dividieron las riquezas en cinco partes. Cuatro de ellas fueron repartidas entre los conquistadores y el saldo fue enviado a España. Era el quinto que le correspondía al rey.
Cuentan que los asombrados pobladores de Sevilla vieron desfilar 27 carretas arrastradas por bueyes en dirección a la Casa de Contratación del Rey de España, encargada de hacer un inventario. Así quedó testimonio de que llegaron a manos del monarca”38 tinajas de oro de un peso medio de 60 a 25 libras… dos fuentes de oro que pesaron 17 libras… un ídolo a la manera de hombre que pesa 11 libras… 12 figuras de mujer, un hombre enano, una corona y tres carneros… 600 planchas de oro de tres a cuatro palmas de largo que pesaban 130 quintales…”.
Hay que tener en cuenta que la libra equivale a 45 gramos –casi la mitad de un kilo–, una palma a la mano de un adulto estirada y que el quintal tiene cien kilos de peso.
Es decir que solo en las planchas ¡había 13 000 kilos de oro!

Escenario de una matanza
La plaza de Cajamarca, en una de las ciudades peruanas que no fue fundada por los españoles, era triangular, con dos únicas y estrechas vías de ingreso, rodeada por edificios construidos sobre plataformas, entre ellos el Templo de las serpientes, donde se refugiaron los españoles de Francisco Pizarro que preparaban la emboscada contra el Inca.



San Francisco ilumina la noche




El doctor Fernando Cabieses, autor de Narración de una conquista, describe la forma en que los soldados españoles, menos de 200, pero con estruendosas y letales armas que los nativos no habían visto jamás, tomaron posiciones en los edificios vecinos a la plaza. Los españoles tenían varios cañones bajo el mando de Pedro de Candia, arcabuces, ballestas, caballos y feroces mastines de guerra, también animales desconocidos que según las noticias que habían llegado al inca, eran armas nada comparables con las que tenían los ejércitos del Imperio Inca.


Diez mil nativos muertos
La tarde de aquel sábado, cuando los conquistadores capturaron a Atahualpa, los arcabuces y cargas de caballería hicieron una de las matanzas más horrorosas de la historia universal. Quedaron unos diez mil muertos, dato en el que los historiadores no están de acuerdo, ya que las huestes del inca, integrada por oficiales y soldados de su ejército y habitantes de los pueblos vecinos llenaba casi totalmente la plaza y las calles vecinas desde donde pugnaba por entrar a la plaza.



La Catedral muestra su imponencia en la Plaza de Amas






Cuando el padre Valverde clamó venganza porque Atahualpa lanzó la biblia al suelo, Pizarro, a unos treinta metros de distancia del inca, dio la orden y se desencadenó una tormenta de fuego. Los cañones de Pedro de Candia atronaron el espacio aterrorizando a los nativos, mientras los arcabuceros abrían fuego y las ballestas llovían sobre la multitud matando por igual a capitanes reales, soldados y población civil.
Cuenta Fernando Cabieses que una de las paredes de piedra que rodeaban la plaza fue impactada por un cañonazo y que la presión de la multitud que quería huir a toda costa, causó su caída. Por allí salieron en estampida miles de hombres, mujeres, algunas de las cuales llevaban a niños en brazos, y entonces la caballería entró en acción para asesinar en campo abierto a todos aquellos que encontraran a su paso. Cabieses calcula que allí murieron unas diez mil personas.
Mientras tanto, Pizarro con la espada desenvainada aprovechó el pánico y se acercó a Atahualpa acompañado por varios soldados y tras una corta escaramuza en la que uno de sus soldados pretendió acuchillar al inca y falló hiriendo en cambio a su jefe en una mano, el soberano fue dominado y apresado. La escasa sangre que brotó de la mano de Pizarro fue de la única herida que los españoles sufrieron aquella tarde infernal.
Después vendrían las negociaciones por el rescate de Atahualpa que los españoles no respetarían. Ocho meses y diez días después, el 26 de julio de 1533, enjuiciado por un remedo de tribunal integrado solo por españoles, el último inca del Perú sería ahorcado, y las riquezas del rescate más todas las que fueron producto de saqueos fueron enviadas a España, para dilatar una monarquía sustentada en guerras de conquista que aumentarían la miseria de un mundo que ingresaba en una nueva era a costa de la muerte de otro lejano, desconocido imperio.

Tierra de leche y oro
Cajamarca es la ciudad donde la gente vive metida en el paisaje a cinco minutos de la última calle, y es también la pujante urbe de la sierra norte adonde han apuntado sus intereses transnacionales mineras como Yanacocha, y lecheras como la suiza Nestlé y la arequipeña Gloria, cuyas actividades han provocado un resurgimiento económico que, paradójicamente, ha ahondado las diferencias entre ricos y pobres, entre trabajadores que ganan entre 1,000 y 17 mil soles mensuales cuando están directamente contratados y aquellos que, empleados por services y terceros, deben contentarse con 700 u 800 soles mensuales.



Apacible arroyo de San Luis






Elegantes restaurantes llenos y hoteles de todo nivel, tienen en sus puertas mujeres y niños que piden una moneda.
Y en este escenario, una señora le dice a un niño que le pide una moneda: “¿Tu mamá no te enseña a trabajar en lugar de estar pidiendo limosna?”, justamente en el día en que los escolares paseaban por las calles cajamarquinas con cartelones y pancartas que decían “¡No al trabajo de los niños!”.
Pero ese es un caso aislado, al que asistí por casualidad.
La verdad generalizada es que la Cajamarca de hoy es una ciudad próspera. Yanacocha ha construido una excelente carretera pavimentada que sirve a quienes quieran usarla.
Más allá de los fines estrictamente mineros de esa vía, el viajero tendrá que contentarse con las trochas que lo llevan a distintos parajes turísticos o distritos campesinos en busca de hacer negocios.

Camiones de dos pisos
Meses atrás, tanto Gloria como Nestlé, comenzaron a emplear camiones cisternas para el recojo de la leche para poner fin a la tradicional usanza de recogerla en porongos que cada pequeño productor coloca al borde de la carretera que colinda con su chacra.



La pequeña ganadería acumula riqueza




Los campesinos protestaron y reclamaron el regreso de los camiones de plataforma. Y yo, inocentemente, pregunté por qué.



Todos los caminos atraviesan el paisaje






Me dieron su razón:
La señora María Elizabet Villanueva Díaz, viuda, madre de dos jóvenes estudiantes, que tiene una chacrita en San Luis de Polloquito, me contó la razón:
“Vino una empresa de transportes con una combi. Al principio nos entusiasmamos y comenzamos a usarla para nuestros viajes a la ciudad. Pero pronto todo el mudo se cansó. Cobraban tres cincuenta por el pasaje. Reclamamos el regreso de los camiones de la Gloria. Los viajeros van incómodos, pero llegan al mismo sitio por un sol”.
A esos camiones los llaman Cruz del Sur, en alusión a la empresa de ómnibus, porque “tienen dos pisos”, dicen los ingeniosos, “el primero para los porongos y el segundo para los campesinos”.
En efecto, los camiones lecheros llevan pasajeros en su “segundo piso”, a pesar de las recomendaciones y papeletas de la policía.

Desde donde inca miraba
Fundada por los incas en 1370, Cajamarca tiene unos 180 mil habitantes, con una importante proporción de foráneos dedicados al trabajo de las minas y el comercio y ahora es la décima ciudad en importancia comercial y turística del país.
Frente a la misma plaza de Armas, el visitante ya puede comenzar a ver las pocas huellas españolas.
La plaza tiene una fuente de ocho lados de cantería labrada y fue instalada en el mismo sitio a principios del siglo XVIII. Su cuerpo central y la taza están hechos de una sola pieza.



San Francisco en una tarde apacible





En uno de los costados de la Plaza se alza la catedral, construida con piedra volcánica labrada y al frente, el imponente templo de San Francisco, que posee un museo de arte religioso y donde se puede descender hasta unas catacumbas que guardan los restos de los religiosos muertos durante cuatro siglos y medio.
Además, en el centro mismo, se suman al Cuarto del Rescate el admirable complejo arquitectónico de la iglesia de Belén, que contiene, entre otras herencias castellanas el Hospital de Varones, un amplio recinto de bóveda de cañón, cuya planta forma una cruz, y el Hospital de Mujeres, cuya portada impresiona por su delicadeza y profusión de motivos, y por la extraña presencia de dos esculturas femeninas con cuatro senos.
Y para rematar el paseo, uno puede elevarse 500 metros por sobre la plaza luego de superar unos 300 escalones de piedra, hasta el cerro de Santa Apolonia, convertido en mirador de la ciudad y desde donde puede obtenerse también una magnífica vista de la hermosa campiña que la rodea.
Allí en la colina también hay una capillita blanca dedicada a la Virgen de Fátima y la silla del inca, labrada en piedra de una sola pieza y que todos miran reverentes porque es una de los escasos objetos que los conquistadores respetaron y dejaron en su sitio.
Desde esta altura se comprende cómo y por qué se dice que los cajamarqueses viven y son parte del paisaje de esa tierra, donde los cerros huelen a eucalipto y donde la mano del hombre ha llegado hasta sus cumbres para llenarlas de pinos que son, asimismo, una fuente de belleza y de riqueza.


viernes, 13 de junio de 2008

Cuatro frescas (VII)


¡Ay, qué miedo! Si no les vendemos nuestro gas, son capaces de enojarse con nosotros. (Alanchelet).

Esos jóvenes fueron unos artistas para sacarnos la ley por unanimidad. (Cabeza Posada).

Llegaremos en el término de la distancia… o mejor antes. (Soldadonayre).

Yo amo a mi apá, aunque esté en Bolivia. (Teduela).


jueves, 5 de junio de 2008

En la ciudad de la tierra colorada


El misterio de la selva se abraza
con la modernidad del siglo



Un colorido gigante en medio de la pista, que blande un martillo en la mano derecha y un machete en la izquierda le da la bienvenida al visitante que llega a sofocarse bajo los cotidianos 30-33 grados centígrados de la ciudad selvática de Pucallpa, la ciudad de la tierra colorada.



¡Bienvenidos visitantes a la ciudad de tierra roja!




El gigante marca el límite entre los suburbios, que es también el límite entre la lluvia y la sequía, según los pucallpinos conocedores de los detalles de su ciudad.
Cuando llueve aquí, no llueve allá, dicen dispuestos a jurarlo por todos los duendes de la selva.
Y así lo comprobamos cuando una nube gris amenazadora decidió irse más allá y descargó una lluvia torrencial en los predios del aeropuerto y sus cercanías, mientras en la ciudad, que la esperábamos se reabrió el cielo azul para mostrarnos un horizonte de brillantes nubes blancas y su calor de 33 grados.

Ciudad sin taxis
Pucallpa es la ciudad sin taxis. Los automóviles que uno ve están dedicados al servicio colectivo desde el centro hacia los distintos barrios periféricos y viceversa. Y más escasos aún son los automóviles particulares.
En el aeropuerto, los mototaxistas le ofrecen el servicio por cinco soles que se rebajan a cuatro cuando el conductor ve la indiferencia del viajero. El recién llegado tiene que someterse a ese transporte, extraño en casi todos los aeropuertos de las ciudades del Perú.



Tránsito endiabladamente desordenado y encantador




Más allá, en la ciudad, ellos invaden todos los carriles de las calles y se cruzan en medio del ruido de pitos policiales, bocinas y motores con peatones y los escasos automóviles particulares y colectivos.
Será por eso que los pobladores, hombres y mujeres prefieren desplazarse por su cuenta en vehículo propio y se compran una motocicleta, lo cual permite ver lindas chicas en shorts o minis, con blusas escuetas, desplazarse diestramente entre el desordenado tránsito de la segunda ciudad de la selva peruana.



¡Súbete a mi moto!





Cebiches de paiche y de doncella
Es también la acogedora ciudad de los cebiches de paiche y doncella, blancos y sabrosos peces de los ríos que los pescadores pucallpinos atrapan con facilidad en la tranquila corriente del Ucayali.
Es asimismo, la ciudad de las parrilladas que combinan en un solo plato los asados de venado, majaz y sajino, con el tacacho que a su vez es una mezcla de plátano machacado con chicharroncitos de cerdo, que es una delicia para todos los paladares.
El sajino es una suerte de puerco del monte y el majaz un roedor gigante cuya carne es blanca y sabrosa, sobre todo cuando está aderezada con los menjunjes inventados primero por los nativos y luego adornados con las especias criollas de los actuales pobladores de Pucallpa.

Entre un río y una laguna
Pucallpa, con una población de unos 200 mil habitantes, se ha convertido en la más activa ciudad de la selva nororiental, después de Iquitos. Está a 154 metros de altura sobre el nivel del mar, entre las orillas del río Ucayali y las riberas de la laguna de Yarinacocha, el principal atractivo turístico.



El cielo se refleja en sus abundantes aguas




Sobre el Ucayali, está de Pucallpa su puerto, el segundo de la Amazonia peruana después del de Iquitos. Por allí, en barcazas pero también en camiones que utilizan las trochas y la carretera Jorge Basadre, salen diariamente cientos de troncos de árboles centenarios.
El escritor Fernando Vilchez Santisteban dice: “Por donde se mire (en Pucallpa) hay extensas hectáreas de bosques. Los árboles madereros son la principal industria de Pucallpa. Lamentablemente, la tala descontrolada pone en peligro el orden natural. Es frecuente ver bosques talados, forados enormes en medio de árboles amenazados por la deforestación. También es común ver por las carreteras, camiones que circulan cargados con bloques enormes de troncos de árboles, cuya antigüedad puede sobrepasar los cien años. Árboles de caoba, cedro y otras especies se dirigen al mercado ilegal de madera nacional e internacional. La deforestación es un grave problema que no parece tener solución. La ineficacia y el poco control de las autoridades hace que la selva de Ucayali sea el objetivo ideal de las mafias madereras. A estos males se añade las grandes pérdidas de bosques que el boom del caucho trajo consigo en décadas pasadas”.
Los madereros legales, han convertido a Pucallpa en la capital peruana de la industria maderera pero al lado de ella, florece con impunidad la tala y extracción ilegal de las finas maderas pucallpinas que han hecho evidente el riesgo de la deforestación de que habla el amigo Vílchez.

Los otros frutos
Sin embargo, Pucallpa tiene mucho más y lo ofrece generosamente a quien quiera recoger sus frutos y gozarlos.
Allí están por ejemplo, los plátanos, siempre sabrosos y nutritivos si se comen frescos o asados, y la yuca que acompaña todos los platos desde las sopas hasta las parrilladas y que se puede disfrutar hasta sin ninguna compañía.
Además nos regala las frutas -casi todas se pueden encontrar en muchas ciudades del país y del exterior- como las piñas, los mangos, los cocos, la aguajina, la cocona, la carambola, el camucamu, y otros cientos más, que dan origen a jugos con diversas cualidades que van desde el simple refresco hasta su aplicación en usos medicinales y afrodisíacos, ejemplo de los cuales son el chuchuhuasi conocido como RC –usted ya sabe por qué–, el siete raíces, el masato y muchísimos màs.



La lluvia no siempre cae donde amenaza el cielo




Y además, si quiere introducirse en sueños esotéricos, nada más fácil que medio vaso de ayahuasca, eso sí, asistido por un maestro o brujo shipibo que en determinado momento lo arranque de su sueño alucinógeno y lo devuelva a la cruda realidad de una resaca como jamás existió.
En fin, Pucallpa es aún la tierra de las casas sin paredes en los sectores periféricos y las comunidades nativas, es la tierra abierta a la amistad, la comida y las bebidas exóticas y es también la landa misteriosa que oculta mucho de lo que los naturales nos pueden enseñar.

miércoles, 4 de junio de 2008

Cuatro frescas (VI)

“Maté al perrito Matías porque creí que era el perro del hortelano” (Congresista Miró Ruiz).

“El que mató a balazos al perrito Matías es un congresista con.. . chalina” (Ciudadano Cain).

“Le dije que no se mordiera la lengua porque podía morir envenenado” (Naca Siqui).

“He traído aquí a la fábrica del mejor papel del mundo para que fabrique papel higiénico” (El hablador).