El teatro recrea la huelga
del
colegio Independencia que originó
la gran rebelión de Arequipa
de 1950
Una pieza teatral
inspirada
en el libro
Cuatro días de junio
Por Luis Eduardo Podestá
Un día como hoy, hace
73 años, el 12 de junio de 1950, estudiantes del cuarto año de secundaria del
Colegio Nacional de la Independencia Americana de Arequipa, iniciaron una
huelga que las autoridades del dictador Manuel A. Odría trataron de reprimir a balazos,
lo que derivó en una protesta popular y una rebelión que solo pudo ser sofocada
por el ejército tras una semana de combates en las calles.
La huelga, recordada en una pieza teatral del abogado y dramaturgo Sergio Podestá Gutarra que se exhibe en el teatro Arequepay de la Municipalidad de Arequipa y en otros escenarios, revive la gesta protagonizada por los estudiantes de la “I” hace 73 años.
Fue un lunes como hoy, cuando alumnos de varias secciones del Cuarto Año, iniciaron el movimiento a las ocho de la mañana, en cuanto terminaron los honores a la bandera con que tradicionalmente se iniciaban las semanas estudiantiles.
Dos explosiones de dinamita marcaron el comienzo de la ocupación del plantel y el retiro de los docentes encabezados por el director Juan Zela Koort, quien declaró, desde la vereda frente a la puerta principal del plantel, que “el colegio queda clausurado y sus alumnos expulsados”.
El pliego de reclamos
Los estudiantes planteaban un pliego de reclamos que incluía la eliminación de un sistema disciplinario de puntaje, según el cual se quitaban puntos a los infractores no solo por acciones dentro del plantel sino fuera de él, lo que puso a numerosos alumnos al borde de la expulsión, en algunos casos, al cumplirse la mitad del año.
También reclamaba la expulsión
de un profesor que agredía a los estudiantes y de otros que concurrían ebrios a
sus clases, la restauración de la asociación de alumnos, mediante la cual, se
encaminaran los reclamos estudiantiles ante las autoridades del plantel y la
rendición de cuentas de fondos aportados por los padres de familia al momento
de las matrículas.
Hasta el año anterior, cuando el plantel era dirigido por el profesor Horacio Morales, quien era más conocido como el “Zambote Morales”, la Asociación de Estudiantes del Colegio Independencia, estaba integrada por delegados de todas las secciones elegidos anualmente, y constituía la vía de los reclamos o sugerencias ante la dirección del plantel. A su llegada, el director Zela anuló la existencia de la Asociación.
Las autoridades de la dictadura calificaron de política a la huelga, pero años más tarde, en junio de 2000, durante un foro desarrollado en la Universidad Nacional de San Agustíin (UNSA), se confirmó el carácter absolutamente estudiantil de la huelga, lo que fue corroborado más tarde por el historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán, que estudió los hechos más destacados de la historia de Arequipa.
El teatro como recordatorio de la historia
El grupo de artistas Teatro de Octubre dirigido por Mauricio Rodríguez Camargo, que lleva en la asistencia de la dirección a Débora Rodríguez, puso en escena desde el 1 de este mes una pieza teatral que recuerda la huelga de la I.
Renzo Quintanilla, “Lucho”,
representa a Luis Eduardo Podestá Núñez, Damodar Miranda, al “Turco Adaui”
Alberto Salvador Adaui Jaguandi, y Frank
Chávez al “Cholo Álvarez”, Felipe Álvarez Pacheco, dirigentes de la huelga.
Otros personajes son representados por los actores John Moscoso (“Ocho”), Althair Valladolid (“Panchito Tapia”), Gabriel Rodríguez (“Chema”), Andrés Alarcón (en triple papel de “Director Zela”, “Detective” y “Prefecto Meza Cuadra”), y Juan Carlos Zevallos, también en triple papel (“Chicata”, obrero muerto de un balazo durante la incursión policial del martes 13 de junio, “Profesor de Historia” y “Profesor de Religión”).
“La pieza”, dijo Sergio Podestá, “es un recuerdo de lo ocurrido en el colegio Independencia en 1950 y contiene datos históricos en notable porcentaje recogidos del libro Cuatro días de junio, de Luis Eduardo Podestá, mi abuelo”.
El grupo Teatro de
Octubre hoy se presentará en la sede de la Asociación de Exalumnos del Colegio
Nacional de la Independencia Americana.
Los actores se mueven en un cambiante escenario cuyas luces marcan el tiempo del relato y solo un juego de sillas movidas en momentos determinados destacan el relato, “mitad histórico y mitad ficción”, según su autor.
Tanto el autor como el director me dieron la ocasión de presenciar la puesta en escena que es pródiga en situaciones conmovedoras, que golpean el sentimiento de los asistentes.
Tuve el honor de estar presente en el estreno y durante una presentación de la obra y comprobé la fidelidad y respeto a la verdad histórica, combinada magníficamente con la ficción introducida por el autor.
(Imágenes de Álvaro y
Pavel Podestá Cuadros)