Ahora ocupa un lugar
en el
equipo médico que combate
al coronavirus en el
Perú
Mientras Felimar
Luque, médica venezolana ginecóloga, preparaba arepas para venderlas en un
mercado de Lima, pensaba que quizá no volvería a ponerse la bata que abandono
cuando decidió viajar al Perú en busca de un mejor destino.
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Volvió a vestir la bata médica |
Hoy luce
la bata médica, no necesariamente para atender los partos, especialidad que ella
escogió porque la llegada al mundo de un nuevo ser trae la felicidad a las
familias, sino en el combate sacrificado contra el coronavirus, que la amenaza
tanto a ella como a los pacientes que atiende.
El
conmovedor relato de cómo esta profesional vino al Perú y sus esfuerzos para
vivir, mientras gestionaba la convalidación de su título en el Colegio Médico
del Perú, fue difundido por la agencia del Reino Unido BBC Mundo, cuya
redactora, Stefania Gozzer, recibió la narración de la protagonista de esta
historia.
Ingreso tres veces
superior
“Felimar
Luque era especialista adjunta del servicio de ginecología de un hospital del
mayor nivel en Caracas, Venezuela”, relata Gozzer, quien destaca que la médica
preparaba arepas diariamente en la habitación que compartía con su hermana, en
Lima.
Luego salía
a venderlas en un mercado de la capital peruana.
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La ginecología es su especialidad |
"Vendíamos
unas 30 o 35… No eran muy grandes porque la harina P.A.N. es importada y
costosa y queríamos obtener un poquito de ganancia", le dijo a BBC Mundo
por teléfono en un descanso de su turno en el hospital.
Gozzer escribió
que “a dos soles cada arepa (US$0,6), ganaban entre US$18 y US$21 cada día”, lo
que significaba “tres veces más que su sueldo mensual en el Hospital Militar
Dr. Carlos Arvelo (de Caracas), conocido porque allí murió en 2013 el
exmandatario venezolano, Hugo Chávez”.
Añade que
ese dinero “era insuficiente para vivir cómodamente en Perú. Así que, recién
llegadas a Lima, las hermanas vendían las arepas por las mañanas y dedicaban el
resto del día a buscar trabajo”.
"El
choque emocional era demasiado", cuenta Luque. "Aparte, jamás había
vendido nada".
Volver a ejercer su
profesión
“Hoy,
tras un año en el que vendió arepas en un mercado y medicamentos en una
farmacia, vuelve a ejercer la medicina en un hospital. Una oportunidad que
ansió durante meses y que no le llegó hasta que ocurrió una tragedia: la
pandemia de covid-19”, refiere el informe.
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La crisis hospitalaria los obligó a irse |
"La
esperanza era bastante lejana por el tema económico", cuenta esta
ginecóloga de 34 años, a quien se le hacía imposible asumir el costo de
homologar su título cuando llegó a Perú el año pasado.
Pero ahora,
“ante la falta de profesionales de la salud para atender los casos de
coronavirus que hay a nivel nacional, Luque ha sido contratada para trabajar en
el Hospital Edgardo Rebagliati Martins, el complejo hospitalario más importante
de la seguridad social peruana”, dijo la BBC.
Precisa
que en su puesto, Felimar “se encarga de evaluar cómo evolucionan cerca de 200
afectados por covid-19”.
Empezar de cero
“Como a muchos de los 900.000 venezolanos que emigraron al Perú en los últimos
años, a ella, le había tocado empezar desde cero en su nuevo destino”.
“Es
decir: dejar atrás 11 años de estudios universitarios y cuatro de experiencia
laboral, para, en cambio, comenzar los días levantándose a las cinco de la
mañana para amasar agua y harina P.A.N”, anota Gozzer.
“Poco a
poco, fue reuniendo y validando los papeles que necesitaba para homologar su
título de médica general”, prosigue.
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No le fue fácil volver a su profesión |
"Registré
mi título… pero hubo un freno porque me exigían estudiar un año más",
cuenta. No podía permitírselo: su hermana tenía problemas para encontrar empleo
y de su salario salían la manutención de las dos y el dinero que enviaba a sus
padres, en Venezuela”.
"Decidimos
oye, nada, a reunir plata. A ver si se puede lograr de alguna forma en algunos
meses".
Un anuncio
providencial
El informe
relata que “casi a finales de 2019, vio un anuncio en Instagram: la ONG Unión
Venezolana en Perú estaba ayudando a médicos venezolanos a convalidar sus
títulos. La organización ha reunido en los últimos dos años un listado de
39.000 inmigrantes venezolanos con estudios, cuyos datos se los ofrece al
gobierno peruano para ayudar a cubrir vacantes difíciles de llenar”.
Luque
refirió que “recibió la ayuda de la ONG y de la Agencia de la ONU para los
Refugiados (Acnur) para poder colegiarse en Perú”.
Prosigue:
"Conseguí un puesto de asistente de cirugía plástica. Realmente, no es mi
área, solo llenaba historias de los pacientes y hacía las tareas de las
enfermeras".
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La pandemia fue una oportunidad |
Pero con
la pandemia, la clínica cerró: "Lo que más me angustiaba era que yo tengo
que enviar dinero a Venezuela porque mis papás lo necesitan… Era estresante:
quedarte sin dinero en un país donde no tienes nada".
Por suerte,
“un colega le avisó de que la seguridad social peruana, EsSalud, estaba
contratando médicos para afrontar la pandemia de covid-19.
Hacen falta médicos
El informe
de BBC comenta que “como muchos países de la región, Perú cuenta con menos
médicos de los que necesita, según refleja un informe del Ministerio de Salud
de 2018: apenas 13,6 médicos por cada 10.000 habitantes en vez de los 23 que
recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
“A esto
se suma el hecho de que muchos se han dado de baja porque su edad o historial
médico los hace especialmente vulnerables al nuevo coronavirus”, subraya.
“Por
ejemplo, en Lambayeque, una de las regiones más afectadas por la pandemia y en
la que se han tenido que construir cementerios temporales para enterrar a los
muertos por coronavirus, el director del Hospital Regional explicaba a
principios de mes que, pese a tener 60 camas libres con punto de oxígeno, no
las podía usar”, informa.
"¡No
tenemos gente! ¡No tenemos gente! ¡No tenemos gente!", gritaba con
desesperación el alto funcionario del sistema de salud peruano en una radioemisora.
Ganar ocho veces más
"Me
siento bien, a pesar de la pandemia, haciendo lo que más me gusta", dice
Felimar. Ahora gana ocho veces más de lo que recibía en la farmacia (en que
trabajó un tiempo). Su hermana, abogada, ha tenido menos suerte y ahora trabaja
cuidando a una mujer mayor en una provincia al norte de Lima.
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Ahora forma parte del personal del más grande hospital |
Luque
tiene un contrato de solo tres meses, prorrogable por otros tres meses más si
la pandemia se extiende. Aunque, así como cuando soñaba con volver a ponerse la
bata mientras preparaba arepas, le sobran esperanzas.
"Aunque
el contrato dice 'solo pandemia', yo confío, Dios quiera, que nos dejen
trabajando como tal. Ya ellos saben que soy especialista, que estoy en proceso
de mi registro nacional de especialista acá en Perú. Y si no, bueno, como
médico general, que ya tengo todo legal".
"Si
la posibilidad está, sería genial quedarnos acá trabajando", añade confiada.
(Imágenes
de Felimar Luque, GettyImages, difundidas por BBC Mundo y Andina)