Portal
Sucesos denuncia la
esclavitud
de unas 300
personas
en campos terroristas
Nota del
editor – El siguiente informe fue difundido ayer lunes (25-3-2019) por el
portal Sucesos y su publicación en esta página fue autorizada por ejecutivos del sitio.
El informe, anticipo de un libro en prensa, denuncia la existencia de
campamentos de esclavos formados por los remanentes del grupo terrorista Sendero Luminoso en la selva del VRAEM. Allí viven esclavizados, sujetos a torturas y abusos de la máxima crueldad, niños,
mujeres y ancianos. Al respecto, debe recordarse que la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) formuló en febrero de 2015, urgentes llamados a los grupos armados de diversos
países, para que pongan fin al “reclutamiento de menores”, pero fue desoída por el grupo maoísta. En una imagen
aportada por Sucesos se observa con claridad la presencia de niños. Otras
fuentes, entre ellas los portales Info7 y Posta, también difunden imágenes de
niños reclutados por el grupo maoísta.
por Sucesos
Más de
tres centenares de personas, entre nativos y colonos, niños, mujeres y
ancianos, permanecen esclavizadas por Sendero Luminoso en las profundidades de
la selva del VRAEM, según el testimonio de un grupo de cautivos que lograron
escapar de las garras del grupo maoísta.
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Uno de los campamentos |
Dionisia
es una campesina que estuvo esclavizada por Sendero Luminoso durante 22 años
junto con sus cinco hijos, cumplió trabajos forzados, pasó hambre, sufrió
enfermedades y fue testigos de excepción del asesinato de decenas de personas,
cautivas como ella en la selva del VRAEM.
Durante
todo ese tiempo sobrevivió en diferentes campos de concentración que lo
senderistas llaman eufemísticamente como campamento, conformados por casuchas o
carpas precarias, donde apenas pueden guarecerse de las lluvias torrenciales.
Secuestrada el Día de la Madre
Ella fue
secuestrada el Día de la Madre de 1990 en Cutivireni, un poblado de Satipo,
habitado en su mayoría por colonos provenientes de la sierra de Ayacucho.
Sendero Luminoso llevó, bajo amenazas, a todas las familias de esa localidad y
los internó en el bosque por más de dos décadas.
Los
asesinatos y abusos que presenció Dionisia a lo largo de más de dos décadas de
cautiverio son indescriptibles. Su espeluznante testimonio estremece a
cualquier ser humano.
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Niños reclutados |
“He visto
morir a muchas personas, no sé cuántos… más de cien, tal vez doscientos”, dice
ahora, ya en libertad porque fue liberada el año 2012 en una operación de las
fuerzas combinadas de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
En varias
ocasiones logró escapar de la muerte, pero presenció el asesinato de sus compañeros
de cautiverio cuyos restos quedaron desperdigados entre la espesura de la
selva.
Durante
los 22 años de esclavitud, trabajó de sol a sol en las chacras destinadas a la
alimentación de la cúpula senderista, formó parte de la servidumbre y cuidó
niños arrebatados del seno de sus madres.
Toda la familia
La hija y
la nuera de Dionisia, una nieta, varios de sus conocidos, y más de tres
centenares de personas, permanecen secuestradas por Sendero en las
profundidades de la selva del VRAEM hasta estos días.
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Convertidos en soldados |
Desde la
década de los 80 y hasta estos días, los senderistas asesinaron a decenas
niños, mujeres y ancianos golpeándolos sin razón aparente. Los mataban a
machetazos y palazos o los ahorcaban con sogas y dejaban los cadáveres
amontonados entre las malezas, según la narración de esta sobreviviente de 64
años.
Estos
casos nunca han sido judicializados porque permanecieron ocultos por décadas.
De acuerdo a los testigos, hay innumerables lugares escondidos entre la
vegetación donde pueden encontrarse los restos de cientos de víctimas de las
masacres senderistas a lo largo de más de dos décadas.
Pancho es
otro testigo de las masacres de Sendero desde los años 90 y vio, incluso,
algunos casos de antropofagia para utilizar la grasa humana como lubricante de
las armas senderistas.
“Los
senderistas mataron a machetazos a una mujer que estaba enferma. Luego usaron
su grasa para mantenimiento de las armas y cocinaron parte de ella para que
comieran los que quieran probar”, relata este hombre que permaneció esclavizado
por más de quince años.
Embarazadas a la fuerza
Desde los
años 80, Sendero Luminoso arrastró a la fuerza a pueblos completos de colonos y
comunidades nativas de la etnia asháninka hacia la selva inhóspita donde
establecieron crueles campos de concentración.
Allí,
cientos de personas vivieron cautivos por años, soportando hambre, torturas y
violaciones sexuales como ocurrió en Camboya, durante la tiranía de Pol Pot.
Muchas
mujeres jóvenes fueron embarazadas a la fuerza por los jefes de Sendero
Luminoso para alumbrar niños que, con los años, conforman los destacamentos
armados. Estos pequeños, hasta estos días, son entrenados militarmente para
atacar convoyes militares y matar sin miramientos.
Este
testimonio y otros similares forman parte del libro “El Valle de la muerte, las
masacres ocultas de Sendero Luminoso”, que saldrá a circulación el próximo mes
de abril y relata la manera en que Sendero asesinó a niños, mujeres y ancianos
enfermos a causa de la desnutrición y aniquilaron a los familiares de quienes
lograron escapar de los infernales campamentos.
Varios
grupos de cautivos lograron escapar en los últimos años, otros fueron
rescatados por las fuerzas del orden, pero cerca de trescientas personas, entre
nativos asháninkas y colonos permanecen esclavizados en el monte.
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Anuncio de un libro en prensa |
Los
autores del libro son los periodistas José Arrieta Matos y Víctor Tipe Sánchez
quienes recogieron los testimonios de los excautivos en el propio lugar de los
hechos, en los pueblitos selvático donde esta gente sigue su vida en medio de
la pobreza extrema y en los asentamientos humanos de Lima donde se han
refugiado.
(Imágenes
de Sucesos, Info7 y Posta)
www.podestaprensa.com