La prenda pesa tres kilos y cuesta
un cuarto de millón de dólares
En India, uno de los países que muestra los contrastes más
dramáticos entre pobreza, intolerancia y atraso frente a un desarrollo extraordinario,
hay un hombre que se pasea con una camisa de oro, lo cual lo obliga como es
natural, a mantener cerca una guardia personal de 30 personas.
Todo para conquistar mujeres |
Por de pronto hay que decir que el peso de esa prenda es
de 3,3 kg, en su confección trabajaron 16 personas durante 15 días a un ritmo
de 18 horas diarias y que el hombre que la usa es Datta Phuge, un empresario de
fondos de inversión, a quien sus paisanos llaman simplemente prestamista, cuyo capricho es tener cualquier
cantidad de oro encima del cuerpo.
Phuge Datta, de Pimpri, India, se llama a sí mismo “el hombre
de oro de Pimpri” y con el fin de vivir de acuerdo con su apodo y tener mayores
posibilidades de conquistas femeninas, encargó por casi 250 mil dólares una
camisa de oro de 22 quilates, que está dejando a algunos raperos occidentales
verdes de la envidia, según la información del diario India Today,
que dio cuenta del singular acontecimiento.
Fue su sueño de juventd |
Phuge asegura que con su camisa de oro se siente bien y
le da la categoría que soñaba desde adolescente.
"Cuando iba a la universidad, la gente me decía que
si era de una familia rica tenía que vestir oro. Así que desde que tengo 20
años visto oro. Comencé con pequeñas cantidades, como diez o 15 kilos",
dice con la mayor naturalidad.
La camisa incluye 14,000 piezas del dorado metal entrelazadas
como lentejuelas, que fueron montadas sobre una base de tela de terciopelo
blanco importado, seis botones de
cristales Swarovski y un cinturón de intrincado diseño también de oro.
“Una camisa de oro siempre fue uno de mis sueños“, dijo Phuge
a la prensa, “va a ser un adorno para mi reputación como el ‘Hombre de Oro de
Pimpri’“.
Pero una camisa de oro necesita también de un
acompañamiento adecuado y Phuge usa, además,
unas de diez libras de oro en accesorios: un conjunto de diez cadenas de oro,
seis pulseras y 25 anillos. Y no tiene que preocuparse por el asunto de la
seguridad.
“Tengo mi propio sistema de seguridad”, afirma, “adonde
quiera que vaya me acompañan mis guardaespaldas”, tres decenas de personas que
lo siguen cuando tiene deseos de lucir su camisa en público.
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