martes, 14 de agosto de 2018

Arequipa en busca de los platos perdidos


Cada fiesta “nacional” recuerda
que hay potajes perdidos por
el tiempo y la falta de insumos

Cada 15 de agosto, cuando la respetable ciudad de Arequipa celebra su “fiesta nacional”, se actualiza la reminiscencia de platos perdidos o en estado de extinción y se anima el propósito de recuperarlos para que las modernas generaciones los disfruten.

No debe perderse
Ahora que la Ciudad Blanca cumple sus primeros 478 años de existencia, a partir de su fundación española, ha vuelto a levantarse ese espíritu de conservación de su comida y de llamados “platos perdidos” o en trance de extinción.

Alguna vez escribí con mucha nostalgia sobre los “loritos” con ocopa acompañados por el caucau arequipeño, de los “niños envueltos” y de los barquillos con ocopa y antes de que se pase la oportunidad, creo que es bueno recordarlos y actualizarlos. A ver si resucitan.

En octubre, por ejemplo, hubo un cónclave durante el cual la especialista Irma Zúñiga, señaló sin contemplaciones que “en los últimos años la comida tradicional de Arequipa está desapareciendo”.

Por eso, según informaba el diario La República, “se necesita promover más el legado gastronómico de la ciudad a través de eventos como ferias y congresos”

Platos conocidos en San Camilo

Los trabajadores del mercado San Camilo organizaron el Segundo Concurso Gastronómico de Comidas Arequipeñas y Peruanas, y participaron 35 comerciantes, no solo del área de comidas, dice La República, que pusieron en la mesa rocoto relleno, pastel de papa y cuy chactado, cancacho, el cebiche y el arroz con pato.

Nada nuevo en San Camilo
Como se ve, nada nuevo bajo el techo, salvo para algunos visitantes y consumidores con memoria, el cancacho

Pero hay que preguntarse, por ejemplo, qué fue de los loritos, de los niños envueltos, de los barquillos con ocopa,

Creo que los "loritos" están en riesgo de extinción y pasarán a la categoría de de plato olvidado si no se descubre la forma de rehabilitarlos.

En mis tiempos juveniles, las amas de casa, entre ellas mi madre, apretaban con la mano la “liccha” sancochada, aderezada y batida, para extraerle el agua y a fuerza de apretarla con una mano, darle esa forma especial de donde le viene el nombre de "lorito".

Luego lo servían acompañado con “caucau” que no es otra cosa que la huevera sancochada, ocopa y una papa también sancochada.

Y ¡a comerrr! ese manjar que ya no se sirve en los restaurantes ni picanterías. Salvo error u omisión.

Camarones... algo más que el chupe
Hay que explicar que los loritos se preparan con las hojas de la planta de la quinua, llamada por los campesinos y comensales “liccha” y que por razones inexplicables ya no se usa en la gastronomía mistiana

Cuando se habla de huevera sancochada, no debe confundirse con la huevera limeña. Se trata de los huevos de pescado secos, adquiridos en planchas del tamaño de una media hoja de papel A4 -para los entendidos-, remojados y sancochados en agua.

Los desaparecidos “niños envueltos”

Otro potaje ya casi perdido son los "niños envueltos". Consiste en una plancha de carne asada –de tamaño mitad A4– que se enrolla como un tubo en cuyo interior se coloca un guiso de papas cuadraditas, arvejas y lo que su sabor e imaginación manden.

Para que el "niño" no se desenvuelva y suelte el relleno, se le ata con una pita y se sirve con arroz. Recomendación: la pita no se come.

Los barquillos con ocopa son otro plato olvidados y merece que se rehabilite porque es un manjar entre los manjares.

Los barquiillos están en Mollendo
Los barquillos son mariscos alargados en forma de espiral que se capturaban en las peñas de Mollendo y supongo existen en toda la costa peruana.

Al sancocharse tomaba un color rojo. Eran un bocado que ya lo quisieran los cardenales para un día de fiesta. Se servían con ocopa y papas sancochadas. No los veo hace años.

¿Y el sivinche de camarones?

Otro plato cuya inexistencia duele es el “sivinche” de camarones. No confundir con el cebiche que todos conocemos.

Para degustarlos uno debe resignarse a unos pocos bocados, porque si bien se considera una “entrada”, cualquier cantidad de camarones que se emplee siempre quedará chica.

Vamos al grano: El “sivinche” es el camarón entero, crudo, en su color natural verde oscuro como lo sacan del río.

Las amas de casa lo limpian para sacarle el saquito de hiel, y muelen todo el resto, completo, a batán de piedra -ahora lo podrían hacer en licuadora: Su cáscara, sus tenazas, hasta cuando adquiera el aspecto de una masa oscura y los trozos de cáscara y tenazas reducidos casi a polvo.

Se mezcla su masa con cebolla picadita en cuadritos, un poco de perejil, ajo molido, sal al gusto, aceite y limón.

Se sirve en plato chico, dos o tres cucharadas de ese manjar de dioses, acompañado por una papa sancochada y… nada más.

Entra todo para el sivinche todo menos la hiel
¿Difícil? De ninguna manera. Es inexplicable que se haya perdido. Los especialistas en platos de camarón debieran saberlo y no haber dejado que es “sivinche” se encuentre en riesgo de extinción.

Hay otros platos que se han perdido porque muchas picanterías se han convertido en restaurantes y les duele y repugna que el filo del plato venga con la huella de un dedo tiznado en hollín de olla de barro.

Bien. Otro día recordaremos los “rostros al horno” de la Josefa y algunos otros que no se encuentran en la ya larga lista de potajes arequipeños.

Con un buen “sivinche”, ¡Feliz 478° aniversario!

(Imágenes El País, Fullritmo, Charle´s Catarindo y archivo)

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