miércoles, 20 de marzo de 2013

Exsicario de Escobar se confiesa

Exjefe de sicarios de
Pablo Escobar declara
a periódico español

Nota – En estas noches la televisión peruana transmite episodios de la vida del más grande narcotraficante del mundo, el colombiano Pablo Emilio Escobar Gaviria, cuyas órdenes causaron ríos de sangre de políticos, policías, militares y  gente inocente en la Colombia de finales del siglo pasado. John Jairo Velásquez, de la banda de sicarios de Escobar, fue entrevistado por la periodista Salud Hernández-Mora del diario ElMundo de España en la cárcel de seguridad de Cómbita, Colombia. El texto que se reproduce tiene entre sus fines informar sobre un acontecimiento público de un país vecino, entregar el estado actual de un “reinsertado” miembro del Cartel de Medellín y poner en evidencia el fin previsible de personajes como Escobar, muerto cuando huía de las fuerzas policiales. La serie televisiva que ve el público latino fue realizada por Caracol (Cadena de Radio de Colombia) y su mérito indudable es presentar un Escobar que capítulo tras capítulo se hace cada vez más antipático y odioso, un antihéroe que difícilmente podrá alcanzar la aureola de un Robin Hood. (Luis Eduardo Podestá).

 
Por Salud Hernández-Mora
 

El preso 007 lleva 21 años tras las rejas, los últimos diez en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, a unas tres horas de Bogotá. "Aquí no lo pueden matar a uno, estoy bien cuidado. Fuera soy otro gallo". Si nada se cruza en su camino, en junio o julio, John Jairo Velásquez, quien fuera el jefe de sicarios de Pablo Escobar, autor de centenares de homicidios, volverá a pisar la calle.

"Yo me sometí a la justicia"
"Soy sobreviviente de muchas guerras, sobreviví a Leónidas Vargas (capo mafioso), un perro miserable, que murió en un hospital de Madrid, gloria a Dios. A la guerra de La Modelo (penal de Bogotá), en donde hubo 300 muertos y 100 desaparecidos (a finales de los 90, principios del siglo XXI), así que me sé cuidar. Para matarme a mí tienen que tenerlas bien puestas".

Pregunta: Le faltan vidas para pagar lo que ha hecho, en Estados Unidos estaría en el pabellón de la muerte.

Respuesta: Colombia es una república bananera, aunque hay que tener en cuenta que yo me sometí a la Justicia (y obtuve rebajas). Pero si mato a 540 policías en Miami o al que va a ser candidato a la presidencia (de EEUU) no hay arreglo. (Pablo Escobar y su gente asesinaron a candidatos presidenciales colombianos)

P.: ¿La cárcel es el doctorado del criminal o puede reinsertarse?

R.: Aquí hay unos planes del Inpec (Instituto Penitenciario), he hecho unos diplomados. Tengo 50 años, estoy preparado para ser el bandido más grande de Colombia y darle un vuelco a la mafia para regresar a los tiempos de antes, y si usted me falló, mato a toda la familia. Pablo Escobar decía: "Un bandido que quiera ser un bandido completo tiene que hacer un año de cárcel cada diez años". Yo llevo Magister. Pero tomé la decisión, me dieron la oportunidad (de reinsertarme), les dije a unos niños que vinieron a Cómbita que no es bueno matar. Estudien, consigan un empleo bueno y van a disfrutar su casita así sea humilde.

Cárcel de máxima seguridad de Cómbita
 
P.: Ningún mafioso que sale de la cárcel vive mucho.

R.: Hay una cosa muy clara, estoy retirado del crimen, pero si yo veo que vienen tres tipos a matarme, les doy más plomo que mi Dios paciencia. Tampoco me voy a esconder como una rata, yo salgo a la calle y me como mi helado, mi cerveza fría cuando pase la condicional... Me sé cuidar. Y yo a la muerte no le tengo demasiado miedo, prefiero morir en una lluvia de balas que enfermo, tirado en una cama, porque yo realmente estoy solo.

P.: ¿No tiene contacto con su familia?

R.: No, yo no hablo con mis hermanos, están desconectados conmigo, son profesionales, llevan sus vidas. Mi papá murió hace un año, lo mató un carro; mi mamá tiene Alzheimer. Y mi hijo tiene 18 años y vive en Estados Unidos.

P.: Vuelvo a lo de antes, tarde o temprano a los que salen de la cárcel los matan.

R.: Ningún otro bandido en el mundo fue capaz de enfrentar al Estado como Pablo Escobar, pero no lo enfrentó solo, los que salíamos a matar éramos nosotros. Teníamos encima a los Pepes (perseguidos de Pablo Escobar, otros matones aliados con autoridades), la Infantería de Marina, los ingleses, a los israelíes, a los americanos... Todo el mundo dice que son bobos, ¡las huevas! Esa gente es jodida. Si fui capaz de defenderme en esa época, puedo defenderme ahora. Yo no tengo lastre, no tengo mujer, no porque sea homosexual, como dijo Santofimio (político colombiano, asesor de Pablo Escobar), le dije, présteme su mujer y verá.



"Yo realmente estoy solo"


P.: ¿Dónde residirá? Nadie querrá ser su vecino y todos lo conocen.

R.: La gente me saca muy fácil aquí en Cómbita, pero mucha gente del común no ve ni televisión ni lee periódicos. Y si estoy en la calle y me dicen 'Popeye', yo le digo: "ese no soy yo".

El vecino bueno

P.: En 21 años de cárcel, ¿cuál fue su peor compañero?

R.: Yo he conocido porquerías, pero el peor fue Rodrigo Granda, mal compañero, mal elemento, un miserable. Granda (comandante de las FARC) me odiaba porque yo soy testigo del tráfico de drogas de Pablo con Raúl y Fidel Castro. ¿Sabe por qué lo odio yo? Un día, una guerrillera mandó una carta de Valledupar, 'camarada, no tengo ni para las toallas higiénicas (compresas)'. Averiguó quien tenías toallas en el pabellón (los presos guardan cosas femeninas para las visitas conyugales) y se las mandó en un sobre. Ella esperaba que le pusiera sus 500.000 pesitos (unos 200 euros), como nosotros en la mafia. Yo a esta tetrahijodeputa guerrilla no le jalo.

El diario El Mundo de España lo difundió
P.: ¿Qué crimen le dio vergüenza confesar? ¿Quizá uno dónde muriera una niña?

R.: No, realmente yo nunca he tenido recato. A mí me apenan los delitos sexuales y no tengo.

P.: ¿Era un trabajo y punto?

R.: Era un trabajo. Me mandaban matar a una señora y estaba embarazada, hubo que matarla porque esa señora estaba entregando a Pablo Escobar, iba contra mi líder. Yo no estaba mirando el embarazo si no que quedó muerta.

P.: ¿Usted sólo veía un sapo (soplón)?

R.: Sí, veía un sapo. Pero que diga el patrón: vaya a matar a ese niño y yo mirarle a los ojos e ir a dispararle a la cabeza, no, de eso no soy capaz yo. Tampoco de matar un sacerdote. Una vez íbamos a matar al obispo de Medellín, que estaba a favor de la extradición, y el patrón me llamó a mí y le dije: "Naranjas, a mí esa sangre de cura no me gusta, yo soy muy rezandero".

P.: En la Comuna 13 de Medellín da una patada y sale una ONG, pero da otra y sale un niño que quiere ser sicario.

R.: La violencia intrafamiliar es la escuela de sicarios, la madre de toda la violencia en Medellín. Tienen que trabajarla y gastar en educación o a los ricos de Medellín los van a colgar en los semáforos.

Un danés que consumía coca

P.: Usted achaca responsabilidad a los consumidores de drogas.

R.: Le dije a un danés que me entrevistó y consumía coca: "Usted es un asesino porque compraba el gramo a 100 euros para que yo matara aquí. Los dos somos asesinos, papito ¿oyó? Estoy encanado (preso), usted está libre pero está sucio. Si no compra, no hay nada, si a mí no me pagan, no mato".

P.: ¿Sabe? Yo escribiré su obituario.

R.: (Risas) Está bien, pero yo muero con valor, no soy un cobarde, yo peleo.

(Imágenes captadas del video de la periodista Salud Hernández-Moro de El Mundo.es).


 

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