miércoles, 6 de marzo de 2013

El Muro de Berlín que conocí (II)

Remataron trozos y
paños  completos del
muro al mejor postor

Nota - Este es el segundo de tres artículos sobre la parte del Muro de Berlín que conocí durante una visita que hice a Europa en 2003 y que cobra actualidad ante la perspectiva de que una parte importante de aquella pared, la llamada East Side Gallery, una exposición de arte al aire libre, quede destruida para dar paso al desarrollo urbano de Berlín.


Los historiadores, entre ellos Thomas Flemming, autor del libro El muro de Berlín, distinguen tres etapas en la construcción del muro: la primera entre 1961 y 1968, la segunda de 1968-69 a 1980 y la tercera de 1981 a 1990.

Alambrada convertida luego en instalación militar
Cada vez se iban haciendo construcciones más sofisticadas y lo que comenzó con alambrada de púas el 13 de agosto de 1961 se convirtió luego en una frontera, con espacios abiertos, grandes bloques de concreto armado, paredes de ladrillo de diferente grosor, torreones de vigilancia desde donde los guardias disparaban sobre quienes intentaran atravesarlo.

Para lograr la construcción, fueron demolidas casas, fábricas, negocios, y hasta tapiadas y bloqueadas entradas y salidas en estaciones del tren subterráneo. Los transeúntes sólo podían atravesar el muro en los puntos establecidos por la autoridad soviética mediante la presentación de documentos personales que quedaban en manos de los guardias y les eran devueltos cuando regresaban.

El muro nunca fue igual en sus diferentes sectores. En 1975 se comenzó a tender un cerco de 45 mil bloquetas de hormigón, cuyo valor según informes oficiales de entonces ascendió a 359 mil marcos de la comunista RDA (República Democrática de Alemania).

Berlín dividido en dos bloques: oriente y occidente
Para 1981 la construcción consistía en el llamado muro fronterizo 75 de 20.1 kilómetros, el muro fronterizo de placas de hormigón a lo largo de seis kilómetros, vallas fronterizas en 10.4 kilómetros, vallas de señalización sobre 33.3 kilómetros, 22.5 kilómetros de zanjas contra el paso de vehículos, 18 mil bloqueos de superficie con alambradas metálicas y clavos verticales plantados de cabeza en el suelo, muro de ladrillos y concreto en el espacio posterior de 27.2 kilómetros y, finalmente, vallas en el mismo espacio sobre 82.8 kilómetros.

El muro separó a las familias 
En una extensión de 130 kilómetros, se instalaron 165 torres de observación, la mayor de ellas de madera y 232 búnkers o lugares de instalación de las tropas vigilantes, dice Fleming.

La repartición del Muro

Después de su caída comenzaron a repartirse los trozos del muro por distintas partes del mundo en enero de 1990.

El acto más significativo sobre la suerte que debía correr el muro fue la subasta que tuvo lugar en Montecarlo, Mónaco, en un elegante salón del hotel Metropole Palace, donde se reunieron magnates de diversos países atraídos por una convocatoria ineludible: Se remataba en trozos el muro de Berlín.

Esa soleada tarde de junio, entre bromas, sonrisas y propuestas se remataron al mejor postor 81 trozos del muro de diversos tamaños correspondientes a los más variados sectores. El rematador puso una suma base de 50 mil francos.

Quizá el mayor precio por un segmento del muro fue pagado por Jaguba Rizolli, millonaria esposa de un editor italiano, quien entregó 27 mil dólares por una parte de la pared cuyo costo original fue de 359 marcos (unos 170 euros de hoy) y que iría a adornar un jardín de su casa.

En la misma cita, un empresario de Zurich adquirió once trozos del muro por un millón de francos.


Corazón del Muro, el subsuelo de la Wilhemstrasse
En total se vendieron pedazos del muro por 1.8 millones de marcos, unos 900 mil euros de la actualidad, que iban a ser empleados, de acuerdo con la empresa Lelé Berlín Wall Verkaufs GMBH, en reforzar la seguridad social de la gente de la antigua RDA.

Los historiadores, Flemming entre ellos, consideran que se pagaron muy buenos precios ya que el muro, después de todo, sólo era una pared pintada, vallas y restos de torres de vigilancia, que para su exportación tenían solo la clasificación de "escombros".


 

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