martes, 11 de octubre de 2016

El exceso de trabajo puede matar

El “karoshi” o muerte por
exceso de trabajo es problema
de salud pública en Japón

“Si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos”, dice un viejo, irónico y cínico adagio criollo, pero bromas aparte el trabajo en exceso se ha convertido en Japón en una epidemia que mató a 2.310 personas en 2015, y ha obligado a las autoridades a declarar que las muertes por trabajo excesivo son un problema de salud pública.

Japón: el trabajo en exceso suele matar
La periodista Zaria Gorvett, de la BBC Mundo, informa en un reciente despacho que el “karoshi”, que “en español significa muerte por exceso de trabajo, y aunque parezca una leyenda urbana, es un fenómeno social reconocido en Japón desde 1987, cuando el ministerio de Salud empezó a recopilar estadísticas”.

El asunto es tan serio y tan extendido que “si un juez determina que alguien murió por karoshi, su familia recibe una compensación de unos US$20.000 por parte del gobierno y pagos de hasta US$1,6 millones por parte de la compañía”, dice Gorvett.

Ella apunta que “al principio, las cifras oficiales reportaban un par de cientos de casos cada año, pero ya en 2015 el número de víctimas alcanzaba las 2.310, según el Ministerio del Trabajo en Japón”.

Otros dicen que las víctimas son 10 mil

Pero según el Consejo Nacional en Defensa de las Victimas de Karoshi, “la verdadera cifra puede llegar a las 10.000 víctimas anuales, más o menos el número de personas que mueren cada año en accidentes de tránsito”, añade la BBC.

En Japón dicen que las víctimas pueden ser 10 mil
Ahora bien, Gorvett se pregunta si “realmente puede uno morirse por exceso de trabajo”, o solo se trata de “una combinación de enfermedades mal diagnosticadas y la edad del individuo” y si “es posible que haya casos de karoshi en otros sitios, sin que el fenómeno haya sido reconocido”.

La periodista refiere el caso de Kenji Hamada –en el Perú hay otro Kenji que no trabaja–, empleado de una compañía de seguridad en Tokio, casado, quien “exhibía una ética de trabajo impresionante”.

15 horas de trabajo y 4 en el transporte

Anota que la rutina del Kenji trabajador, “incluía una jornada de 15 horas diarias de trabajo y 4 extenuantes horas de traslados entre su casa y la oficina”.

“Un día lo encontraron desplomado sobre su escritorio. Sus colegas asumieron que estaba dormido, pero cuando transcurrieron varias horas y no se había movido, se dieron cuenta de que estaba muerto”.

La falta de sueño atrae las enfermedades
Lo había matado un “un fulminante ataque cardíaco a la edad de 42 años”.

Kenji Hamada murió en el 2009, dice la BBC, pero “el karoshi viene cobrando víctimas desde hace 40 años, cuando un saludable hombre de 29 años sufrió una apoplejía —la suspensión súbita de algunas funciones cerebrales, debida a hemorragia, obstrucción o compresión de una arteria del cerebro— luego de acumular turnos de trabajo en el departamento de distribución de uno de los periódicos más grandes del país”.

Todo comenzó después de la guerra

Recuerda que "después de la Segunda Guerra Mundial los japoneses eran los que tenían las jornadas de trabajo más largas del mundo. Eran unos adictos al trabajo de marca mayor", comenta Cary Cooper, experto en manejo del estrés, de la Universidad de Lancaster, Reino Unido.

Prosperidad económica basada en el trabajo excesivo 
Así se hizo el Japón moderno, pero, analiza Gorvett, “en el punto más alto de esta burbuja de prosperidad, cerca de siete millones de personas (alrededor de 5% de la población del país) mantenía una agobiante carga de 60 horas semanales de trabajo, mientras que en países como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido los empleados tenían un horario de 9 de la mañana a 5 de la tarde”.

La BBC recogió la declaración de Richard Wokutch, profesor de gerencia de la Universidad Tecnológica de Virginia quien advirtió que "India, Corea del Sur, Taiwán y China —las nuevas generaciones de economías emergentes— están siguiendo los pasos que dio Japón en la posguerra hacia trabajar largas jornadas".

Exceso de trabajo y falta de sueño: fatal combinación
Gorvett comenta, finalmente, que “en muchos países, parte del problema no es la cultura de trabajar duro, sino la necesidad de aparentar que lo estás haciendo” y precisa que “en Japón muchos empleados jóvenes se sienten incómodos si se van de la oficina antes que sus jefes”.

Los choferes que se duermen en el Perú

Nada que ver con el Perú –¿o sí? –, donde solo el trabajador independiente trabaja más horas de las ocho que manda la ley, como lo demuestran algunos taxistas a quienes pregunté cuántas horas diarias trabajaban. La respuesta era 16 en algunos casos, y en general, doce o trece horas.

En ese problema, están también los choferes dependientes de las empresas de transporte que llenan dos o tres turnos a costa de su sueño y cuando despiertan están en el fondo de un abismo, por haber dado “una pestañada”.

La periodista de Zaria Gorvett tuvo la generosidad de lanzarnos un consejo: “Así que la próxima vez que te quedes al final del día en la oficina, actualizando tu perfil en redes sociales o explorando en internet, solo para hacer creer que tu jornada es más larga, recuerda que esto puede incrementar el riesgo de que tu expediente laboral termine con una palabra en japonés”.

(Fotos de Getty Images, Thinsthock e Instock difundidas por BBC Mundo)

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