viernes, 11 de septiembre de 2015

“¡Bienvenida, colega Susy Díaz!”

Una vedette con carnet
de periodista merced a la
benevolencia de su canal

Nota del editor – Ante el asombro de propios y extraños al periodismo, la vedette Susana Díaz, más conocida como Susy Díaz, excongresista de la República, cargo al que llegó merced a un campaña publicitaria en que mostraba el número 13, número de su candidatura, en una nalga, se “tituló” de periodista vía una credencial que le proporcionó graciosamente, el Canal 2 de TV, cuyo director periodístico es Augusto Álvarez Rodrich, economista también convertido en periodista por la costumbre de escribir. Le doy la bienvenida al periodista –él sí– Edwin Sarmiento Olaechea, quien, en la colaboración que se publica seguidamente, pone los puntos sobre las íes en una cuestión harto embarazosa que surgió en la dictadura de Arberto Fujimori y que la ceguera legislativa mantiene hasta hoy. Gracias, Edwin por tu colaboración.

Por Edwin Sarmiento Olaechea

Edwin Sarmiento, el autor
A no ser por las redes sociales, no me habría enterado que hoy el diario La República había publicado una columna escrita por el economista Augusto Álvarez Rodrich en la que él sustenta su peculiar punto de vista sobre cómo ve el periodismo y qué se requiere para ser periodista. En verdad, no le podemos exigir mucho, porque él, para decirlo en su propia expresión, no es del oficio. No es periodista. No se ha formado para serlo, tampoco se ha forjado, en la práctica, como tal. Podrá ser un buen comentarista de hechos políticos, quizás un agudo analista de temas económicos, o ser un líder de opinión, como se acostumbra decir en estos tiempos de globalización. Pero, periodista, en su connotación más plena, no lo es. Veamos.

Si a Álvarez Rodrich lo contratasen como reportero, que es donde se ve, en los hechos, el perfil del verdadero periodista y lo incluyeran en un cuadro de comisiones para ir a buscar la noticia, acudir a la fuente, tomar nota al paso, consultar otras fuentes para cruzar su información, ordenar su material periodístico, retornar a su medio y escribir lo solicitado, yo dudaría de su trabajo. No porque escriba mal, no porque no le ponga empeño, sino porque no lo veo preparado para ser reportero; es decir, para ‘olfatear’ por dónde está la noticia y ‘levantarla’, como debe ser, además con la presión del tiempo que siempre está en contra. Quizás él piense que sí lo puede hacer, como está convencido que Susy Díaz, también lo puede hacer, puesto que él considera que el oficio de periodista solo depende de lo que decida el medio que lo contrata. Nada más.

El ilustre economista cree que todo es sencillo, porque él, seguramente, no advierte que hay diversos géneros en el periodismo, cada uno de ellos con sus particularidades, y que no solo se trata de saber escribir un editorial o una columna periodística, en los cuales él se desarrolla más o menos bien. Y digo esto de ‘más o menos’ porque, por suerte, provengo de ese periodismo de hace cuatro décadas, acostumbrado a leer a columnistas de la talla de Manuel d’Ornellas, Paco Moncloa, Hernán Aguirre Gamio, Enrique Chirinos Soto, Paco Igartua y un largo etcétera.

Postuló con éxito al Congreso
Como Álvarez Rodrich no se ha formado, profesionalmente, para periodista, le será difícil entender que la bailarina Susy Díaz no está preparada para ejercer el oficio de periodista. Podrá tener otras cualidades, pero no la de reportera, porque no se preparó para ello. Y se equivoca el economista cuando considera que para ser periodista solo basta con la decisión autónoma de la empresa que desee contratar a quien le plazca, para ejercer este oficio. Entonces, si esto es así, cerremos todas las Facultades de Ciencias de la Comunicación o de Periodismo de las universidades del país. Expulsemos a sus profesores de las aulas universitarias, para dar paso a la voluntad libérrima de los empresarios, dueños de empresas periodísticas, que sí pueden definir quiénes pueden ser o no periodistas.

Quizás, ahora, estemos en mejores condiciones de entender mejor por qué él avaló la entrega de un carné de periodista a la vedette, en su condición de director periodístico de Frecuencia Latina, canal 2, para la que trabaja.

Cree que el carnet hace al periodista
Y como él cree que cada medio puede contratar, por ejemplo, para temas de farándula a una vedette o para que comente fútbol a un futbolista, siguiendo su lógica, no sería extraño que para temas policiales pueda él contratar al policía que, en sus momentos libres, se dedica a cuidar bancos; para casos de salud, a médicos que estén dispuestos a dedicarle un tiempo al oficio; para la sección judicial, a jueces jubilados o en vías de serlo; o en la sección política del medio donde trabaja, puedan, algún día, incorporar como redactores a los congresistas Josué Gutiérrez, Jorge Rimanachín, Martín Rivas, entre algunos, cuando estos dejen el Parlamento. Los colegas de La República están advertidos.

La "periodista" y la protesta del Colegio de Periodistas
No es, pues, serio ni responsable justificar la osadía de convertir a la señora Díaz en periodista de la noche a la mañana, sin entender que, en las condiciones actuales, es una broma de humor negro contra el periodismo. Hasta resulta ofensivo, por su ligereza. No me imagino cómo reaccionaría el Colegio de Economistas, si a algún empresario se le ocurriera contratar a la señora Díaz para funciones propias de un economista, solo porque ella dice saber cómo se maneja la economía de su hogar, o al empresario, estar en su derecho libérrimo de contratarla. Seguramente, en este caso, el señor Álvarez Rodrich protestaría de inmediato y con justa razón. ¿O no?
(Edwin Sarmiento Olaechea).

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