viernes, 25 de septiembre de 2015

Balcón de una Julieta que quizá no existió

Miles de personas visitan el
lugar en que un presunto amor
medieval terminó en tragedia

Uno de los tres sitios de Verona, Italia, más visitados por miles de turistas es el balcón de Julieta, la supuesta amada de un Romeo que quizá no existió, pues investigaciones posteriores han corroborado que William Shakespeare, autor de la tragedia “Romeo y Julieta” se inspiró en una leyenda veronesa y quizá por un relato mucho más antiguo.

En el viejo patio de los Capuletto
Miles de turistas llegan diariamente a esa casa que no tiene nada especial que la distinga de las otras, en la vía Capello número 23, adonde se ingresa por un amplio zaguán con banca adosada a ambos lados.

Nosotros, mi hija Beatriz, mis nietas Ana Gabriela y Alejandra Michelle y yo, estuvimos allí, la tarde del 11 de junio y vimos el patio de la casa de Julieta, confundidos en una masa de visitantes que iba y venía, preguntaba, escribía tarjetas que pegaba en un panel o escribía con plumón en el zaguán de las promesas.

Los asientos sirven para que los visitantes tomen un descanso y vean los muros laterales completamente cubiertos por las firmas y promesas de amor, tantas que se sobreponen y es imposible leerlas porque, además, están escritas en cientos de idiomas del mundo y con tintas de todos los colores.

Muro de las promesas donde no cabe una letra más
El zaguán conduce al visitante hasta un patio cuadrado empedrado, en una de cuyas esquinas destaca la dorada presencia de “Julieta” la heroína de cientos de versiones de su trágico amor, que ofrece uno de sus senos para que las visitantes lo acaricien, porque, dice una leyenda, “si lo haces regresarás a Verona o encontrarás el verdadero amor”.

La casa de Julieta, que todo turista debe visitar porque si no lo hace es como si no hubiera estado en Verona, fue en su tiempo un palacio del siglo XII, dice conociendoitalia.com, y de ello da fe una insignia en la fachada  donde se lee “Dal Capelo”.

Esto probablemente sirvió para que William Shakespeare escogiera el nombre de “Capuletti” o “Capeletto”, para construir el argumento de su obra “Romeo y Julieta”.

Buscando la ocasión de volver 
Con decepcionante sinceridad la guía turística citada dice que “de hecho, la ventana gótica y el balcón que tanto identifican la historia de Romeo y Julieta fueron creados solamente a inicios del siglo XX, para acrecentar aún más la leyenda” y el autor confiesa a continuación entre paréntesis: “(espero con esto no haber roto el corazón a más de uno al saber que realmente no hay fuentes que aseveren la pertenencia de esta casa a los amantes de Verona)”.

El argumento de Romeo y Julieta es harto conocido. Dos jóvenes pertenecientes a familias enemigas se enamoran y, contra viento y marea, deciden unirse en matrimonio.

Lo hacen con la complicidad de un fraile, pero para poder vivir juntos, aconsejados por el cura, uno debe fingir que muere y escoge un “veneno” cuyos efectos se disipan después de algunas horas. Julieta lo hace y es “enterrada” en el mausoleo de los Capuletto.

El castillo feudal, atracción veronesa
Pero el diablo mete la mano y cuando Romeo se entera de la “muerte” no quiere vivir más, consigue un veneno, esta vez muy real, lo bebe y muere junto a la tumba de su amada, precisamente cuando los efectos de la bebida de Julieta se disipan y esta despierta. Al ver a Romeo muerto se clava un puñal.

El fraile que los casó debe confesar todo lo ocurrido y las dos familias, arrepentidas, optan por reconciliarse. Lo que no pudo conseguir el amor de los dos jóvenes, lo consiguió la tragedia de su muerte.

La tragedia de Shakespeare se titula Romeo and Juliet o The Most Excellent and Lamentable Tragedie of Romeo and Juliet, 1597, pero puede haber comenzado a escribirla en 1591, según sus biógrafos.

Pero mucho antes, refiere el portal escuelapedia, “en el siglo II, el escritor griego Xenofonte escribió en Éfeso, una de las ciudades jónicas a orillas del mar Egeo, la obra ‘Anthia e Abrocomas’, que tiene muchas similitudes con la historia de los amantes italianos”.

La misma fuente añade: “Un italiano llamado Giralomo della Corte, que vivió al mismo tiempo que Shakespeare, dijo que la ciudad de Verona había experimentado este amor en el año 1303”.

Coliseo no tan espectacular como el de Roma
Como se ve, hay numerosas versiones acerca de lo trágico del amor de Romeo y Julieta, que por lo demás, es un drama que el mundo ha vivido en todas sus épocas y si no, hay que leer las páginas de los diarios y ver los espacios  televisión de última actualidad.

Lo único que puede darse como real es que las familias Montecchi y Capelletti sí fueron reales y el propio Dante Alighieri, en su Divina Comedia, las menciona, “como ejemplo de disputas comerciales y políticas de Italia”.

Pero ni aun esta posibilidad convence totalmente, pues para el historiador Olin Moore, el nombre de las familias rivales no sería más que la denominación popular de los dos principales partidos italianos políticos rivales: los güelfos y los gibelinos.

Pero vaya a Verona, entre al patio de los Capuletto y hágase la ilusión de ingresar a otro tiempo, cuando los hijos acataban el mandato de los padres, salvo se tratara de rebeldes como Romeo y Julieta, acaricie el seno de la bella estatua dorada y formule la promesa de volver. Quizá sea cierto.


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