lunes, 21 de enero de 2013

¿Ya no se invierte la pirámide?

Dicen que diez de cada diez
periodistas la usan pero
está con los días contados

Nota - Este artículo es solo para periodistas y usted, amable lector, podría perder su tiempo porque no le sacará ningún provecho práctico ni informativo, pero allá usted si lo lee. No está prohibido.


El periodista y profesor brasileño Carlos Castilho acaba de anunciar que “la técnica de la pirámide invertida, usada por diez de cada diez periodistas, está con sus días contados como recurso principal para organizar las informaciones de una noticia o reportaje”.

Le da poco tiempo a la pirámide periodística

La afirmación seguramente no causará mayor sorpresa entre los periodistas peruanos, muy pocos –se diría poquísimos– que usan hoy la técnica de la pirámide invertida que era dogma por lo menos durante las cinco décadas finales del siglo pasado en el Perú pero que fue usada desde el siglo anterior en la redacción de las noticias en los Estados Unidos.

Es posible que la mayoría de lectores no haya oído hablar o leído sobre la pirámide que nos ocupa que pasará –si se cumple lo que Castilho dice– al grupo de reliquias histórica como las construcciones de Egipto.

Castilho dice en un reciente artículo que “la expansión de la internet ha causado un cambio en los hábitos de consumo de información y en la forma como la gente organiza las preocupaciones suscitadas por la lectura de noticias y reportajes”.
Uno de los objetivos de la pirámide invertida era ahorrarle tiempo al lector, porque lo más sustancioso e importante estaba –o debía estar– en el primer párrafo.

De esta manera el lector de un diario podía leer el titular habitualmente generado por el primer párrafo, leer este y desentenderse de los demás, del resto de la pirámide que solo leía si la noticia realmente le tocaba el interés o, si simplemente deseaba matar el tiempo.

Castilho recuerda que “el origen remoto de esa técnica proviene de la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), cuando la precariedad de las líneas telegráficas causaba frecuentes interrupciones en la transmisión de textos. Pero fue solo a fines de ese siglo que este recurso se convirtió en una técnica redaccional, porque los periódicos tenían mucho material y poco espacio en papel”.

Los diarios del mundo la usan aún

El autor del artículo (publicado en elcastellano.org el 17 de este mes) postula que “con la llegada de la internet se está desvaneciendo la hegemonía de la pirámide como técnica de redacción, porque las preocupaciones ahora son otras. Ya no se trata de ir de lo más a lo menos importante, sino ofrecer el contexto más amplio para un hecho, un dato o un evento que se hizo noticia. Es el proceso de contextualización, sin el cual es imposible determinar la relevancia, la credibilidad, la exactitud y la pertinencia de un dato, hecho o evento”.

Mi ya antiguo libro Algo que llamamos periodismo (enero de 2002, Venpress, Lima), contiene una descripción de los varios tipos de entradas o primeros párrafos y una ilustración de la pirámide invertida pero ya entonces se pone énfasis en que si bien “el primer párrafo debe ser un sumario de la noticia, identificar a las personas y los lugares de que se trate, presentar la característica especial, los últimos datos disponibles, y si es posible, aplicarle un estímulo o anzuelo para que el lector prosiga la lectura hasta el final”, ello no es una profesión de fe.

Menciono seguidamente a Rudolph Flesch, ex consultor de la agencia de noticias The Associated Press, autor de El arte de planificar una conversación, “quien insiste en que los quién, qué, dónde, cómo y por qué, ya son anticuados” y mis colegas periodistas deben recordar que esos eran los factores que había que tener en cuenta sagrada al momento de redactar el primer párrafo.

Las filmaciones no tienen necesidad de la pirámide

Ahora bien, nuestro invitado Castilho dice que “la pirámide, que seguirá siendo usada por la prensa convencional, está muy vinculada a la preocupación por lo inédito de una noticia. Pero en la internet la noticia está por todas partes, lo que hace irrelevante la preocupación por la ‘primicia’. Es mucho más importante saber cuáles son las causas, las consecuencias y los actores involucrados en un hecho noticioso”.

Creo que hoy, siglo XXI, y abrumados por la cantidad de información del Internet (Castillo dice la Internet y él sabrá porqué) la técnica de comunicar debe ser necesariamente diferente a lo que practicábamos en los años 60 pero aquellos periodistas querendones de la tradición no dejarán de sentir cierta nostalgia por la ausencia de la pirámide en cuanto leen y escuchan hoy en periódicos, radio y televisión y deben leer o escuchar hasta el final para enterarse de la noticia real.

Luis Eduardo Podestá

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