jueves, 31 de enero de 2013

Entre la gratitud y la mezquinad

Trabajadores de Correo
evocaron su fundación
hace 50 años en Arequipa

El artículo que sigue es obra de Heriberto Luza Gironzoni (foto, abajo, izquierda), pñrofesor de periodismo de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa. También, como el editor de esta página, perteneció a las filas periodística del diario Correo que cumplió medio siglo de existencia el pasado 28 de enero.

Por Heriberto Luza Gironzoni

A José González Málaga, los periodistas que hoy superan fácilmente el medio siglo de edad, no lo pueden olvidar, menos quienes fundaron el diario Correo de Arequipa, hace 50 años, un 28 de enero de 1963, o trabajaron en ese diario, de ese tiempo hasta hace algunos años.
Pepe Gonzales, como le decíamos, era el “Pepe Grillo” que creó “Siete Días”, ese estupendo suplemento dominical del desaparecido diario “La Prensa”, que marcó un hito en el periodismo peruano.

Todos recordaron a Pepe como el primer director y fundador del diario Correo de Arequipa, quien junto a otros grandes del periodismo nacional como Raúl Villarán o Luis Eduardo Podestá, cristalizaron el sueño del magnate de la pesca nacional Luis Banchero Rossi.de tener una cadena de diarios en diversas ciudades fuera de Lima. Arequipa era una de ellas.

Era la memoria del corazón la que afloró el pasado lunes 28, cuando un grupo de extrabajadores de Correo, se reunieron para recordar y celebrar, lejos del local de esa casa periodística –hoy ajena e ingrata– los 50 años de ese diario en las calles de Arequipa y el sur.

Fue la tumba de Pepe González en el Cementerio General de la Apacheta de Arequipa, el lugar del reencuentro y allí, el periodista Carlos Meneses Cornejo, quien también dirigió el diario y hoy tiene la batuta del diario “El Pueblo”, recordó los años del nacimiento de Correo y aquellos, de lucha, en pleno gobierno militar, en defensa del periodismo peruano cuando se expropiaron los diarios de circulación nacional.

Cita filial en el cementerio de Arequipa

Trajo a la memoria que los trabajadores de Correo defendieron los intereses de los dueños al impedir que tropas del Ejército tomara el diario, y cuando impidieron que se llevaran presos a Horacio Zeballos Gámez, dirigente del SUTEP y Elmer Córdova, del APRA, quienes se refugiaron en el local de Bolívar de esa casa periodística, que él dirigía.

El emotivo reencuentro congregó a redactores, reporteros gráficos, linotipistas, publicistas que laboraron en la empresa editora, quienes luego de la romería a la tumba de Pepe González, donde se depositaron ofrendas florales, se dirigieron a compartir un almuerzo de confraternidad.

En ambas actividades estuvieron presentes los nombres de colegas y compañeros de trabajo que ya son polvo en viaje a las estrellas, así como el recuerdo de hechos noticiosos cubiertos por Correo, y sobre todo anécdotas de trabajo que hicieron del Diario Correo una gran familia.

Un responso por los que ya no están

Se recordó la identificación que quienes trabajamos allí teníamos por Correo, las grandes primicias, las campañas, la contribución a un periodismo comprometido con la verdad, las necesidades de la región, la justicia y la libertad de expresión.

Fue un día de recuerdos, de gratitud y de nostalgia.

El nombre de quienes escribieron la historia de Correo en sus años aurorales de los 60, su permanente lucha por mantener la vigencia del diario en los aciagos días del Gobierno Militar y su repunte y consolidación con el retorno de los diarios a sus propietarios en los 80 y 90.estuvo presente.

Reunidos ante una mesa fraternal

Esos trabajadores que se enfrentaron a los golpistas, que soportaron las imposiciones de la OCI y los magros sueldos de entonces, y que cuando Fernando Belaunde devolvió el diario a sus antiguos propietarios, se alegraron como si recibieran algo suyo, exteriorizaron en la reunión, la gratitud que mantienen hacia su excentro de trabajo a pesar de los años transcurridos.

Aún la edición de ese día dejó mucho que desear. Si los periodistas pierden valores éticos tan significativos como la gratitud, no esperen que la población se identifique con ellos o con el diario que dirigen o donde trabajan.

No se puede cosechar lo que no se cultiva. Para los extrabajadores de Correo, el 28 fue un día entre la Gratitud y la Mezquindad. Ganó, felizmente La Gratitud.

Nota – Un agradecimiento especial para el periodista Carlos Torres Enríquez, director de la publicación especializada Todo Minería, en cuya edición de la próxima semana será publicada la nota que antecede.

Luis Eduardo Podestá

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