martes, 13 de diciembre de 2016

Otorongo con su canasta bajo el brazo

Cada canasta de congresista
hubiera servido para dar una
de 80 soles a 11 pensionistas

Entre canasta y muertos y heridos, cada otorongo
se llevará más de 32 mil soles a su pesebre

La canasta del otorongo se defiende, parecieron decir ayer, ante multitudinario cuestionamiento, varios respetables padres de la patria, a cuya paternidad muchos quisiéramos renunciar.

Cecilia Valenzuela abrió la canasta de pandora 
Parecía que todo iba a quedar entre gallos y medianoche como algunas leyes que se dan mientras el pueblo duerme, pero el programa de televisión Mira quién habla, de Cecilia Valenzuela, destapó la olla, es decir la canasta.

Divulgó que cada canasta con que el Niño Jesús, nacido en un pesebre, alegraría la navidad de los congresistas peruanos, debía contener productos del más alto lujo, como corresponde a su alta embestidura (vale).

Dijo el diario La República que “en el Congreso, el destape del programa de TV “Mira quién habla” ha caído como un balde con agua helada a los 'padres de la patria'”.

Rosa Bartra, brazo derecho de la Luz que no ilumina el hemiciclo, salió a defender el premio navideño. En una fiesta santa como la navidad, “no se debe satanizar” la canasta bendita, dijo.

Canasta de altralujo de 920 soles
Para ella la canasta de 920 soles, era un estímulo por el arduo trabajo de otorongo (ver más abajo elogio del otorongio de Alejandra Cruz), por escuchar las barbaridades matonescas que se escuchan cuando se trata de imponer algo por la fuerza.

Becerril, cuándo no, denunciado por ajustar el puño cuando le pedían un aumento para la pensión de su hijo, dijo que recibirá su canasta, “si está en el marco de la ley”.

Gorgojo, expresó su pensamiento y la barajó al estilo de Alan García, cuando le pidieron una palabra sobre la canasta, es decir sí cuando se quiere decir quizá o quizá cuando se debe decir no..

“Es una anécdota”, dijo y prosiguió con seriedad “yo hablo de política”. Le faltó decir que la canasta no es política, dejen la canasta donde está.

Odiosa comparación entre canastón y canastita
Yonhy Lescano también comentó: “Las canastas pueden estar sobrevaloradas” y anunció, cual Condorito, que exigirá un explicación, pues no se justifica comprar una canasta a tan alto precio.

Alberto de Belaunde, del oficial partido Peruanos Por el Kambio, y las legisladores del izquierdista Frente Amplio, Marisa Glave e Indira Huilca anunciaron que no recibirán la canasta navideña. Intentan salvar la cara del nido de otorongos.

¿Dónde está ese Barrón para que nombre una vez a los pobres viejitos? Les hace mucha falta por lo menos para  decir que una canasta de congresista 2016, de 920 soles, serviría dividirla en canastitas de 80 soles, o de 50 para no pegarla de angurrientos, para alegrar por lo menos a 18 jubilados-pensionistas cuya pensión está congelada desde hace años y fija en promedio de 400 soles.

PosData – Permítame incluir algunas frases de algo que acabo de leer en la Contra de La República, bajo la firma de Alejandra Cruz, que describe por qué un congresista debe disfrutar de lo que disfruta gracias a los votos de todos los peruanos.

Pobres congresistas...
Alejandra Cruz escribe: “Érase un Congresista sin nadita que comer sino una canasta navideña de casi mil soles con papa, arroz, aceitunas, cóctel de frutas, dulces, duraznos y panetón. Bebía vino tinto, champagne y whisky 12 años y el pobre no encontraban qué comer ni qué beber.

“Y ese Congresista no tenía ni un ranchito en dónde vivir, fuera de un despacho y una casa grande con su jardín. Nadie, nadie lo ayudaba sino dos asesores, un técnico, un asistente, un auxiliar y un coordinador.

“Nunca tuvo en qué sentarse, solo una curul más dorada que un altar con mucha seda y mucho olán por la que recibía una remuneración mensual de S/ 15,600 y dos gratificaciones. Y el pobre nunca tuvo una cama en qué dormir, solo la que compró con la asignación por desempeño de S/ 7,614.

“El pobre tampoco nunca viajó, solo conoció del Perú lo que le alcanzó con los S/ 15,600 por gastos de instalación. Y del país tampoco salió, apenas a los destinos que a él y a sus amigos legisladores visitaron gastando S/ 3'061,200.

“Se murió del mal de arrugas, ya encorvado como un tres de tanto adaptarse para encajar por cuanto partido político tuvo que pasar. Y este pobre Congresista al morir no dejó ni una reforma o ley que hubiese aportado de verdad, pero en su testamento constaban onzas, joyas, tierras, casas, ocho gatos y un turpial.

“Duerma en paz y Dios permita que logremos disfrutar las pobrezas de ese pobre congresista y morir del mismo mal.

Gracias, Alejandra.

(Imágenes de La República, Mira quién habla de WilaxTV)

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