Muchos murieron al tratar
de pasar al otro lado pero
otros muchos lo lograron
Fuimos los
primeros y únicos visitantes aquel día de agosto, en ese trozo del Muro de Berlín, cuya destrucción se evoca hoy, que estaba ubicado en el crucero de
Wilhemstrasse y Niederkirscherstrasse.
El Muro, detrás de la fachada de Wilhemstrasse |
Entramos por una
abertura que mostraba aún los restos de concreto armado en el suelo y seguimos
por el camino de tierra suelta que se convertía en polvo cada vez que la brisa lo
agitaba.
Pasamos al lado
de una pared que exhibía granes fotografías de episodios de la construcción del
Muro y de los momentos y sucesos más intensos de la lucha de ciudadanos por
escapar al lado occidental a pesar de la actividad de la Gestapo por impedirlo
y recordamos que aquella pared que dividió Berlín durante 28 años, cobró en
diferentes lugares la cifra que varía entre 86 y 238 muertos, según diversas
fuentes.
Convertido en galería fotográfica |
En un talud
donde se plantaron césped y flores para establecer contraste con las alambradas
de púas y los gruesos muros de ladrillo, hay una pequeña escalinata que nos lleva,
a mi hija Beatriz y a mí, hacia lo que fue el muro por dentro.
Vemos enormes
bloques de ladrillo y hormigón en ruinas y más fotografías que cubren las
paredes de la construcción en una suerte de extenso sótano.
No era solo una
pared
Porque el Muro
no era solo una pared. Tenía instalaciones interiores para el alojamiento y
vigilancia de los guardias. En esta zona que es la única que quedará en pie
para recuerdo de lo que fue, según averiguamos, entramos en lo que parece haber
sido un alojamiento de los guardias fronterizos. Ahora solo hay grandes trozos de pared de
concreto.
Salimos por el
lado opuesto hacia una estrecha placita donde se ubican vendedores de recuerdos.
En una vitrina portátil, un hombre tocado por un gorro de piel ruso, a pesar
del calor, vende trozos del muro, de unos cuatro o cinco centímetros de largo.
Otros vendedores
ofrecen banderitas, medallas, monedas y una infinita cantidad de objetos que
alguna vez pertenecieron a los guardias o a las víctimas que cayeron en
intentos de cruzar el muro.
El muro cayó
para siempre el 9 de noviembre de 1989, en medio de la algarabía solidaria del
mundo, tras haber separado durante casi tres décadas a familias, amigos,
empresas, barrios, avenidas, calles y hasta hogares cortados por la mitad de
una ciudad ocupada.
Beatriz, dentro del Muro, entre bloques de hormigón |
Thomas Flemming,
autor de El muro de Berlín, distingue tres etapas en la construcción del muro:
la primera entre 1961 y 1968, la segunda de 1968-69 a 1980 y la tercera de 1981
a 1990. Con cada una de ellas se hicieron construcciones más sofisticadas y lo
que comenzó con alambrada de púas el 13 de agosto de 1961 se convirtió en una
frontera, con espacios abiertos, grandes bloques de concreto armado, paredes de
ladrillo de diferente grosor, torreones de vigilancia desde donde los guardias
disparaban sobre quienes intentaran atravesarlo.
Para desarrollar
la construcción, se demolieron casas, fábricas, negocios, y hasta se tapiaron y
bloquearon entradas y salidas en estaciones del tren subterráneo. Los
transeúntes solo podían atravesar el muro en los puntos establecidos por la
autoridad soviética previa presentación de documentos que quedaban en manos de
los guardias y les eran devueltos cuando regresaban.
El muro nunca
fue igual en sus diferentes sectores. En 1975 se comenzó a tender un cerco de
45 mil bloquetas de hormigón, cuyo valor según informes oficiales de entonces
ascendió a 359 mil marcos de la RDA.
Para 1981 la
construcción consistió en el llamado muro fronterizo 75 que tenía 20.1
kilómetros, el muro fronterizo de placas de hormigón a lo largo de seis
kilómetros, vallas en 10.4 kilómetros, vallas de señales sobre 33.3
kilómetros, 22.5 kilómetros de zanjas contra el paso de vehículos, 18 mil
bloqueos de superficie con alambradas metálicas y clavos plantados de cabeza en
el suelo, muro de ladrillos y concreto en el espacio posterior de 27.2
kilómetros y, finalmente, vallas sobre 82.8 kilómetros.
El Muro en el pasado trágico |
En una extensión
de 130 kilómetros, se instalaron 165 torres de observación, la mayor de ellas
de madera y 232 búnkeres o lugares de instalación de las tropas fronterizas y
policiales.
Escapes a través del Muro
El17 de agosto
de 1962, el mundo presenció horrorizado a través de la televisión, la agonía de
Peter Fechter, joven aprendiz de albañil, quien junto a su compañero de
trabajo, Helmut Kulbeik, trató de cruzar la línea. Saltaron la primera barrera
pero fueron descubiertos y los guardias hicieron disparos de advertencia, pero
ellos siguieron corriendo y los disparos fueron entonces contra el cuerpo.
Kulbeik pudo
llegar al oeste luego de saltar las barreras, pero Peter recibió balazos en la
espalda y el vientre y quedó tirado en el borde de la zona occidental. Los
policías norteamericanos no se atrevieron a dar los pasos necesarios para
rescatar al herido. Tampoco los guardias de la RDA.
El soldado Conrad Schuman pasa al Oeste |
Unos transeúntes
arrojaron elementos de primeros auxilios a fin de que Peter Fechter se
atendiera a sí mismo, pero al parecer se hallaba demasiado débil por la pérdida
de sangre y no pudo hacerlo. Allí frente al muro murió ante la mirada de gente
que protestaba en la impotencia y ante cámaras de televisión que transmitieron
al mundo el trágico episodio.
Otro dramático
episodio ocurrió el 15 de agosto de 1961. Como quien cumple su tarea, el
guardia Conrad Schuman, de 19 años, se acercó repetidas veces a la cerca de
púas, la tocó primero con la mano y luego con el pie, como para dar la
impresión de estar comprobando su seguridad.
De pronto se
lanzó a la carrera hacia la valla, saltó sobre ella, su pistola cayó pero él
siguió corriendo hasta alcanzar la protección de unos camiones de la policía de
Berlín Occidental. Toda la escena fue captada en fotos del periodista Peter
Leibning, que la distribuyó a publicaciones del mundo entero. (Luis Eduardo Podestá).
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