martes, 1 de abril de 2014

Niña rusa inventa veloz nave espacial

Podría llegar a Alfa Centauro
en 42 años adonde naves de
hoy llegarían en 50 mil años

Preocupada porque la Tierra como planeta habitable tiene “sus días contados”, Ekaterina Trúsheva, niña rusa de 13 años, decidió inventar una nave para explorar el espacio y otros planetas adonde pudiera emigrar la humanidad en menor tiempo del que necesita cualquier nave espacial del presente. Y lo logró, según informó el diario ABC de Madrid en su sección de Ciencias.

Ekaterina y su proyecto de veloz nave espacial
“La nave, a la que Trúsheva ha bautizado como ‘Tierra’, tendría una capacidad para 500 personas, los alimentos serían sintetizados o cultivados a bordo y no le haría falta incluir ninguna fuente de energía, ya que captaría mediante un embudo magnético el hidrógeno que se encuentra en el ambiente interestelar. De esta manera, se reduce la masa y se aumenta la velocidad del vehículo”, publicó el diario.

El invento de Trúsheva es capaz de hacer un viaje hacia el sistema estelar Alfa Centauro, el más cercano a la Tierra dentro de nuestra galaxia, en “tan solo 42 años”, una notable diferencia si se considera que las naves estelares de la actualidad necesitan por lo menos 50.000 años para arribar al mismo destino. 

Alfa Centauro a solo 4.37 años luz de distancia
La estrella Alfa Centauro A se encuentra a unos 4,37 años luz (41,3 billones de kilómetros) de distancia y desde la antigüedad ha sido considerada con gran importancia mitológica, por ser la más brillante de la constelación del Centauro, lo que posibilita su observación sin telescopio. Los astrónomos consideran que es, en realidad, la superposición de dos estrellas brillantes de un posible sistema de tres.

La Agencia Espacial Europea (ESA) informó hace poco que la estrella Alpha Centauri A de la Constelación Centaurus, “se está haciendo muy popular por tener las mismas características de temperatura y masa de nuestro Sol”.

Proyecto de Ekaterina interesa a la NASA
El proyecto de la niña rusa fue elegido por el director del Instituto Internacional de Educación Espacial de Alemania, Ralf Heckel, para participar con su equipo en la competición de construcción de astromóviles destinados para la exploración humana de la agencia norteamericana NASA, y si es aprobado sería construido en la órbita terrestre.

La nave de Ekaterina Trúsheva ofrece la ventaja de que podría usar como combustible el hidrógeno del espacio que sería comprimido y calentado por reacción termonuclear, lo que unido a otros mecanismos conseguirían la propulsión y velocidad necesaria.

Además, defiende Ekaterina, su construcción no sería demasiado costosa y se podía incluso financiar gracias a los turistas que quisieran viajar a bordo de su nave. 

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