lunes, 3 de junio de 2013

Un artillero escribe su recuerdo (II)

Exalumnos de la “I” fueron
vetados en escuelas militares

Nota del editor - Esta es la segunda entrega de la “Semblanza de un ‘alfeñique’”, enviada por el comandante de Artillería en situación de retiro, Leonidas Gutiérrez López, quien refiere con lujo de detalles –usted lo verá por sí mismo en esta y siguientes notas cómo la providencia le jugó una pasada y lo privó del grado de coronel que le correspondía. Leonidas, es exalumno del centenario Colegio Nacional de la Independencia Americana y miembro de la histórica promoción de 1951 que llevó adelante una huelga que el coronel Daniel Meza Cuadra, prefecto de Arequipa en 1950 intentó ahogar en sangre y fuego, lo que originó la protesta y solidaridad del pueblo arequipeño que protagonizó cuatro días de rebelión en una heroica acción que ha sido llamada impropiamente la “Revolución del 50”. 
La semblanza que escribe Gutiérrez, condiscípulo del director de esta página –ambos estuvimos en el Cuarto Año B que llevó la voz cantante de la huelga estudiantil– ha sido editada respetuosamente y dividida en partes, para no perjudicar la riqueza del relato en primera persona del autor. En un gesto de especial cordialidad, Leonidas Gutiérrez fue invitado especialmente a la ceremonia de celebración del Día de la Artillería, a la que concurrió el presidente Ollanta Humala, también egresado del arma de Artillería. 

Por Leonidas Gutiérrez López
Teniente Coronel ( r ) del Ejército Peruano

En 1951 terminamos el 5to año y en 1952 muchos quisimos seguir la carrera militar, pero ningún alumno ingresó porque hubo orden de que nadie del Colegio Independencia ingresara. Esta orden vino del Gobierno Central.

Algunos exalumnos del Cuarto "B" que ingresaron a la escuela militar recién en 1953 (Foto en que aparecen Huamonte, Paulet y Granda, fue tomada en el Club Departamental Arequipa en una reunión conmemorativa de la huelga de 1950)
En 1953 de todos los que nos presentamos solo ingresaron los siguientes: Leonidas Gutiérrez  López,  Sergio  Paulet  Bejarano, Mariano Granda Montoya, Jorge  Pozo Manrique, Oscar Cabezas Hurtado, Raúl Ochoa Turner y Antonio Huamonte Zúñiga.

En 1957 salimos de oficiales los artilleros con el grado de Alférez de Artillería y nos enviaron a Juliaca al Grupo de Artillería "Crl. José Joaquín Inclán" No.4 a Sergio Paulet Bejarano y a Leonidas Gutiérrez López, y a los demás a diferentes unidades de acuerdo al arma que escogieron y al lugar donde se encontraban dichos cuarteles a lo largo y ancho de nuestra querida Patria.

En 1966, al celebrarse el centenario del Combate del 2 de mayo de 1866, durante la ceremonia realizada en Arequipa en el Cuartel de Tingo, el Jefe de Unidad el Tte. Crl. Luis Montoya Montoya (cajamarquino) me dijo: "por usted, Capitán Gutiérrez pongo mis manos al fuego". Le agradecí y me aplaudieron porque lo dijo porque vio en mí a un oficial dedicado al servicio y a la formación de los futuros ciudadanos.

Dos generales que fueron sus alumnos le rindieron homenaje el Día de la Artillería
En 1970 volví de nuevo al Cuartel de Tingo, cuya Jefe de Grupo era el Tte. Crl. Ludwing Essenwanger Sánchez (limeño). Ese año comenzaron a aparecer las guerrillas, y el Ejército intensificó el entrenamiento para luchar contra ellas. En uno de los entrenamientos hicimos maniobras entre Pocsi y Omate. Yo formaba parte del Estado Mayor de la Unidad como S-2 (Oficial de Inteligencia).

En estas maniobras el Coronel G-3 oficial de operaciones de la División, le planteó una situación a mi jefe para ver qué solución daba, así que seguimos el procedimiento de acuerdo a los reglamentos y a la doctrina, después de deliberar presentamos la solución y me tocó a exponer mi punto de vista y la posible solución que expuse al Coronel. En resumen nos dijo que el enemigo estaba cerca de la Capilla en un pequeño poblado, a unos 12 kms. del lugar en que nos encontrábamos y teníamos que cortarle la retirada y eliminarlo. Me dio el plazo de dos horas para cumplir  esa misión. Tomé un vehículo y se fue, quedándonos solos. 

Me preguntó el comandante cómo íbamos hacer porque el tiempo era muy corto, yo le le dije que llegaba en dos horas, pero para eso tenía que darme 15 hombres entre clases y soldados, iríamos sin casco y sin equipo solo con su armamento, munición y agua. Le pedí escoger a la gente y aceptó, busqué a los que corrían conmigo y destacaban en el entrenamiento.

A las nueve de la mañana el Comandante nos dio la partida, ordenó que hagamos una descarga de fusilería como señal de que habíamos llegado al punto acordado. Felizmente el terreno era bajada y andenería que saltábamos como si fueran vallas. Todos se portaron como verdaderos soldados y llegamos a las 10.50 hrs. mojaditos por el sudor y ordené la descarga de fusilería para avisar que ya habíamos llegado. Nos colocamos estratégicamente para no dejar pasar a nadie y les quité la munición a fin de que nadie dispare, que el único que lo iba hacer era yo. 
Cuando llegó el Coronel a las 11.10 en su vehículo se asustó un poco por la descarga de mi cacerina y el grito de triunfo de todos los soldados tal como acordé con mi tropa.

El artillero Leonidas Gutiérrez sostiene el gallardete de la "I", junto a otros miembros de la Promoción 51
El Comandante y el resto de la tropa llegaron a las 13.00 horas aproximadamente me acerqué a mi Comandante, le di cuenta de la misión que se había cumplido y él le dio cuenta al Coronel de que se había cumplido tal como se planeó, inclusive con 10 minutos de anticipación, con esta operación conseguimos regresar al cuartel con dos días de anticipación y le demostramos al coronel que estábamos preparados.

El Coronel felicitó al Comandante y le recomendó que lo hiciera también con nosotros que hicimos tremendo esfuerzo, dio a la tropa permiso para que se fueran a sus casas hasta por unos ocho días y al suscrito una felicitación.

Ya en 1980 era Comandante y me nombraron como Jefe de Unidad del Grupo de Artillería "Crl. José Joaquín Inclán" Nro.4 de Juliaca, o sea a la Unidad de la que fui de Alférez recién egresado de la Escuela Militar. 


Mi Unidad solo contaba con 11 oficiales de  24 que le correspondían y por tal motivo creamos el lema de "Somos Pocos...Pero Machos", lema que hasta ahora lo ostenta el GAC 4 de Juliaca. Estando de jefe de Unidad recibó al Alf. Ronald Hurtado Jiménez, recién egresado de la Escuela Militar, quien desde el prime día dio muestras de ser un gran oficial muy dedicado a su trabajo y al estudio, le di la gran responsabilidad ded comandar la Batería "Bravo", puesto que correspondía a un capitán y lo desempeñó a carta cabal.

En el año de 1981 tuve la satisfacción de que me incrementaran el número de oficiales a 18 y entre ellos al Alf. Hernán Flores Ayala, también recién egresado de la Escuela Militar, y tuve la suerte de contar con un gran oficial muy dedicado al trabajo, al estudio y muy responsable, cualidades que son indispensables para culminar la carrera, yo los seguí de cerca a todos los oficiales y especialmente a estos dos alféreces recién egresados que como Jefe de Unidad tenía la obligación de formarlos, encaminarlos con consejos y enseñanzas que los lleven al éxito, hoy con gran orgullo y admiración de mi parte, los dos son generales de división.

En 1981 el Gral de División Rafael Hoyos Rubio, soldado brillante y de ejemplar trayectoria profesional, dejó una estela de luz para las generaciones de oficiales venideras, líder innato digo de emular. El Fuerte Rímac de la 18ava. DB lleva su nombre.

Ese año asumió la Comandancia General del Ejército, visitó mi Unidad los primeros días de febrero, después del reconocimiento que le hicimos, recorrió todas las instalaciones del cuartel encontrando algunas deficiencias que yo, como Comandante del Grupo de Artillería, no se las oculté por el contrario se las hice ver, con la finalidad que me diera solución porque correspondía al escalón superior. (Continuará).

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