lunes, 24 de junio de 2013

Hace 63 años, un gesto generoso

La Promoción 1951 de la “I”
recordó gesto solidario de
trabajadores de San Camilo

Cuando se cumplieron este junio 63 años de la huelga que el estudiantado del Colegio Nacional de la Independencia Americana protagonizó en 1950, la Promoción de 1951 evocó el gesto solidario de los trabajadores del mercado central de San Camilo, en un acto que quedó perennizado con la develación de una placa en la calle Alto de la Luna de Arequipa.

Miembros de la Promoción de 1951 de la "I" en acto recordatorio

La placa fue develada por el alcalde de Arequipa, doctor Alfredo Zegarra Tejada, el exalumno Luis Eduardo Podestá y el secretario general del Sindicato de Trabajadores del Mercado de San Camilo, Cosme Castro.

La ceremonia, a la que asistieron el director del Colegio Independencia, Milton Mamani Ayma, y la antigua dirigente del mercado, María Sánchez, tuvo lugar el pasado 13 y los oradores coincidieron en destacar el generoso y solidario gesto de los trabajadores de ese centro de abastos que acudieron en apoyo de los estudiantes, después de que fueran atacados por fuerzas policiales y militares para obligarlos a abandonar la sede estudiantil.

El alcalde recordó aquel acontecimiento y se mostró satisfecho y orgulloso de que hoy estuvieran presentes quienes protagonizaron aquel episodio histórico que tradujo la rebeldía de la juventud arequipeña frente al autoritarismo.

Mediodía del 12 de junio-1950
También hizo uso de la palabra la trabajadora María Sánchez, quien recordó que era una niña cuando ocurrió aquella huelga pero que junto a madres y trabajadoras del mercado se unió a quienes ayudaron a los estudiantes.

Por su lado, el exalumno Luis Podestá, en un emotivo discurso, recordó  que “quizá no fueron ustedes en persona sino sus padres o sus abuelos, que ocupaban un puesto en este mismo viejo mercado, con quienes me di la mano el 13 de junio de 1950 a las seis de la tarde en un escenario dramático”.

“Recuerdo que entonces”, añadió, “dije a una señora representante de ustedes: ‘Su gesto quedará eternamente en nuestros corazones y la vida los recompensará con creces’”.

“Hoy siento que se ha cumplido y se cumplirá mi deseo, esto es que, la solidaridad entre los comerciantes de este centro de abastos y la comunidad estudiantil del Colegio Nacional de la Independencia Americana, será eterna o, por lo menos, será vigente y creciente mientras nosotros estemos sobre el mundo”, dijo seguidamente.

Auqella tarde del 13 de junio de 1950, fuerzas policiales y militares intentaron sin éxito tomar por la fuerza el centenario colegio que se encontraba en huelga y ocupado por sus alumnos desde el día anterior.

En la refriega que se libró entre las 3.00 y las 3.45 de la tarde, quedaron heridos 16 estudiantes, seis de ellos de bala, y murió un obrero que custodiaba una construcción que se levantaba en un área del plantel con destino a los internos.

Procesión de la bandera por el centro de Arequipa
Pasado el incidente y cuando los padres de familia y pobladores de Arequipa protestaban en las calles en el comienzo de una rebelión que se extendió posteriormente a toda la ciudad, una caravana de comerciantes del mercado de San Camilo, que traía víveres de toda clase, se acercó al colegio para apoyar a los estudiantes.

Tanto la huelga del colegio como la rebelión del pueblo de Arequipa, permanecieron en el limbo durante muchos años, hasta que en 1994, el entonces alcalde Fernando Ramírez Alfaro, la rescató con la develación  de una placa que fue colocada en el portal de la Municipalidad.

Junto a bronce conmemorativo
Más tarde, en junio de 2000, el burgomaestre Juan Manuel Guillén organizó una serie de actos recordatorios y la Universidad Nacional de San Agustín desarrolló un foro a través del cual se dilucidaron muchos aspectos históricos que habían quedado en el olvido o habían sido tergiversados.

Desde entonces, tanto la huelga estudiantil como la rebelión del 50 son recordados como ejemplo de la lucha del pueblo y la juventud arequipeños contra el autoritarismo y las dictaduras encarnadas en funcionarios que causaron aquel doloroso acontecimiento por su incapacidad de resolver los problemas con el diálogo.


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