domingo, 27 de noviembre de 2016

Fidel ha muerto ¡viva el rey!

En nuestras generosas
sociedades latinas
no hay muerto malo

Veo en las redes y en gran parte de los artículos que tan generosamente se han dedicado desde ayer a la muerte de Fidel Castro Ruz, fundador del socialismo a la cubana, abundancia de elogios a su memoria y que olvidan, también generosamente, la cárcel para los disidentes y la existencia de una sola voz, la oficial, materializada por el único diario dueño de la verdad, Granma.

Mensaje posmorten
Mucho antes del triunfo de los barbudos de Sierra Maestra, los de mi generación esperábamos con optimismo la llegada de esa revolución que derrocaría el corrupto régimen de Fulgencio Batista.

Trabajaba entonces en el diario El Pueblo, de Arequipa, y leía invariablemente, cada semana, la revista Bohemia, de La Habana, Cuba, distribuida por la librería Selecta, del portal de Flores, en la Plaza de Armas.

Bohemia traía muy poca o nula información del avance de los rebeldes de Sierra Maestra. Estaba sometida a censura dictatorial y las noticias sobre esa rebelión no podían ser publicadas en Cuba. Sí las leíamos a través de agencias y periódicos de Lima.

Me alegré del triunfo de Fidel Castro y su ejército rebelde que entraron en el palacio de Batista la nochebuena de 1959. Y conmigo se alegraron decenas de colegas y amigos que también seguían paso a paso esa revolución, en una ciudad que se preciaba de revolucionaria por su agitada historia en defensa de la constitucionalidad y la democracia.

Para recordar a Camilo y el Ché Guevara
Eran tiempos en que la matonería soviética amenazaba a la humanidad con sus arsenales atómicos y Nikita Kruschov, su delgado en la ONU se sacaba el zapato para golpear la mesa porque no le gustaba lo que decía el delegado filipino.

¡Cómo felicitamos a Fidel Castro por haber terminado con la dictadura corrupta de  Batista! Pero poco después el desencanto reclamaría su lugar.

Huber Mattos, comandante de la Revolución fue enjuiciado y condenado a 20 años por expresar su opinión sobre el régimen que comenzaba a mostrar las garras dependientes de la URSS.

Fue el tiempo en que otro comandante de la Revolución, muy popular en Cuba, Camilo Cienfuegos, murió en un “accidente” de aviación jamás esclarecido y sobre el cual hay decenas de testimonios que incrementan las sospechas de un asesinato.

Los comandantes Cienfuegos y Castro

La revista Bohemia tuvo que salir de Cuba para no volver, acosada por una censura cada vez más severa, y su edición hecha en Miami, denunciaría la orientación bolchevique de la Revolución fidelista y sobre todo, los abusos contra los derechos humanos que se cometían en su nombre.

Y bien. Años después de la consolidación de la Revolución aun cuando se produjo la llamada crisis de los misiles en tiempos de John Kennedy y el abusivo bloqueo económico de los Estados Unidos contra la isla, hubo muchos que aún creían en la pureza del régimen castrista.

Luego vino la exportación de las revoluciones y la organización en Cuba de las guerrillas del Movimiento Túpac Amaru (MRTA) con todos los episodios de crueldad, abuso e inhumanidad que vimos y que, a la larga habrían de consolidar una dictadura más en el Perú, la de Fujimori, la más corrupta de nuestras historia.

También se produjo, el 4 de abril de 1980, la presencia en la embajada peruana en La Habana, de unos ciudadanos cubanos que querían escapar del paraíso fidelista, a quienes el Perú de las postrimerías del corto gobierno de Francisco Morales Bermúdez y el posterior de Fernando Belaunde, concedieron protección.

Invadida Embajada peruana en La Habana
En represalia, el gobierno de Castro retiró la vigilancia policial de la embajada y más de 10 mil cubanos la invadieron porque querían irse.

Bien. Escribe un periodista a quien respeto mucho “Murió Fidel - Forjador de la Cuba libre, con grandes logros en educación, salud, deporte y -sobre todo- en dignidad frente a las agresiones que nunca cesaron. Después de Fidel, Cuba nunca más volvió a ser el burdel de los Estados Unidos. Gloria a un líder histórico”.

Sea, si a los líderes se les debe honrar solo por lo bueno que hicieron.

Pero en honor a la verdad objetiva, creo que hay que poner en la balanza los otros hechos y uno de ellos es el cuestionado concepto de “Cuba libre”, porque dudo que la libertad ciudadana sea una realidad en la Cuba de nuestro tiempo.

70 disidentes damas de blanco detenidas en marzo 2012
Tampoco creo que sea una realidad la libertad de información en manos oficiales con facultad de proscribir y encarcelar las disidencias que se atreven a discrepar de la voz oficial emitida únicamente a través de Granma, el Pravda de La Habana, que constituye una verdad absoluta e indiscutible.

Creo que Fidel Castro destruyó una dictadura y la sustituyó por otra en nombre del socialismo. Y como militante a ultranza de la democracia repudié y repudiaré todas las dictaduras de cualquier signo.

Y permítanme dudar de que la muerte de Fidel aliente para Cuba el comienzo de las libertades que brinda la democracia a los ciudadanos que respetan las opiniones ajenas y que buscan y encuentran a través de la tolerancia el respeto a sí mismos y la dignidad de los suyos.

El régimen continuará. La figura emblemática de la Revolución ya no está pero quedan los funcionarios, pocos originales, pero sí muchos de los que acompañaron a Fidel a lo largo de sus más de 50 años de gobierno de hierro, que seguirán su escuela. (Luis Eduardo Podestá).

(Imágenes de Luis Korda-Elemaki en Wikipedia- internet Wimimedia y medios)

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