jueves, 3 de julio de 2014

Requiem para dos periodistas

Eduardo Ugarte escribe
sobre la muerte de
dos reporteros en misión

Nota del editor – Conmovedora y aleccionadora la nota que el periodista Eduardo Ugarte escribe sobre la temprana y trágica desaparición de dos jóvenes reporteros, Mitsu Alvarado y Carlos Juárez, en cumplimiento de su misión. Ambos trabajaban para TV UNSA, el canal informativo de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa y cumplían una misión periodística en el kilómetro 4.5 de la Variante de Uchumayo, vía de entrada a la Ciudad Blanca. Los llamó la sirena de un coche de bomberos y encontraron un camión tanque cargado de 9000 galones de gas que hizo explosión. Tras varios días de agonía en un hospital de Arequipa, ambos fallecieron con diferencia de tres días. Merecen las palabras de Eduardo Ugarte y muchas más en homenaje a su entrega al difícil, incomprendido y peligroso oficio que escogieron. Quienes fuimos como ellos, reporteros de calle, de viajes y de riesgos, les decimos Paz en sus tumbas. (Luis Eduardo Podestá).

El heroísmo sale a la calle (con Carlos y Mitsu)

Por Eduardo Ugarte Chocano

Palabras de homenaje
La inmerecida muerte –pero que siempre fue posible por su condición profesional–  de los periodistas Carlos Juárez y Mitsu Alvarado, convierten el dolor solidario y de colega en reflexión sobre el ejercicio del periodismo, que de principio es heroico por decir y defender la verdad, muchas veces contraria al interés de quienes usan el poder, o simplemente de quienes tienen “su verdad” y no aceptan contradicción.

Este heroísmo (hecho extraordinario), se extiende fuera de los escritorios de las  redacciones a la calle con los reporteros, que tiene en nuestro Perú el lamentable y extremo ejemplo de cumplimiento del deber con final fatal en los mártires de Uchuraccay.

Su trabajo los unió en la muerte
En esta labor reporteril –en la que expusieron sus vidas Carlos y Mitsu corroborando que la labor periodística es la más peligrosa del mundo, aún en tiempo de paz y en tranquila ciudad– no se puede criticar a quien no supo guardar distancia del peligro, cuando a quien va a cubrir una noticia solo le importa la toma, la grabación o la atención que guarde el recuerdo de lo más cercano a la verdad del hecho noticioso.

No podemos pedir que se piense en uno mismo cuando hemos escogido ser  periodistas con conciencia de que nos debemos a los demás, que serán los que sientan que están en la escena de la noticia cuando la miren, la escuchen o la lean.

Tenía 25 años cuando cumplía su última misión
Pero lo que sí podemos señalar –en esa primera actitud del duelo que es buscar un culpable que atenúe la pena– que los periodistas debemos tener, más allá de seguros y protecciones laborales, permanente capacitación profesional que nos permita medir riesgos (estoy escribiendo algo en lo que no creo) y cautelar nuestra seguridad. Así como en trabajos iniciales contar con un experimentado mentor que conduzca nuestras primeras aventuras reporteriles.

Carlos Juárez, juvenil reportero desafiante
Y digo “aventuras reporteriles” porque se va tras la noticia en acontecimientos,  sucesos, lances extraños, en que la casualidad y la contingencia convierten el trabajo en empresa de resultados inciertos, como se define la aventura.

Acompañando el dolor de las familias de Carlos y Mitsu, compartiéndolo con el  resto de periodistas y recordando la suerte que tuve en superar riesgos y aventuras periodísticas, retomo la necesidad de que nuestra capacitación también llegue a nuestra propia seguridad y protección… y me pregunto: ¿Es bueno que todavía se mantenga vigente la llamada ley Torres y Torres Lara?    





No hay comentarios.: