sábado, 26 de febrero de 2011

El día que invadimos Bolivia

Patrullera de la Marina
interceptó por error
una draga boliviana


Aquella singular e imprevista invasión fue el domingo 20 por la mañana. Y duró lo que tardaron las comunicaciones vía satélite en informar a una patrullera de la Armada Peruana, que estaba en terreno equivocado.

La draga boliviana buscadora de oro. (Foto IDL-reporteros-Reporteros.pe)

Un destacamento de la Fuerza de Operaciones Especiales de la Marina (FOES), estuvo hace una semana en la selva de Madre de Dios dedicado a la cacería de las dragas buscadoras de oro, que han destruido desde hace años, importantes y valiosas áreas de nuestra selva y contaminado los ríos de la zona.

Gustavo Gorriti, director de IDL-reporteros, agencia informativa del Instituto de Defensa Legal (IDL), quien participó en le operación, en una exclusiva y pormenorizada, relató lo ocurrido en aquel fin de semana en la selva peruana, a bordo de una patrullera de la Marina que antes había destruido unas veinte dragas depredadoras de la selva.

Los marinos avistan a la draga Pando I. (Foto IDL-reporteros-Reporteros.pe)

Los efectivos de la patrullera se hallaban el domingo frente a lo que consideraron una de las más grandes dragas y por lo tanto con mayores posibilidades depredatorias. Vieron que en un mástil lucía una bandera boliviana e imaginaron que era uno de los subterfugios a que suelen recurrir los clandestinos buscadores de oro.

Gorriti relata que encabezaba la misión el comandante Hinojosa (“en la Marina se llama ‘comandante’ indistintamente a los capitanes de corbeta, fragata y navío”), el teniente primero Burneo, de la dirección de Capitanías y Guardacostas, quienes observaban con binoculares la draga descubierta el domingo 20.

Inspeccionan el interior de la draga.(Foto IDL-reporteros-Reporteros.pe)

En la misión también participaba el fiscal Aldo Cairo, de la Fiscalía contra el crimen organizado, quien se protegía con “un chaleco antibalas negro con las palabras ‘Ministerio Público’ escritas en tipografía inconfundible”.

“Adelante, los FOES rastrillan los fusiles FN 2000, de 5.56 mm. No se siente la inundación de adrenalina común en quienes se aprestan al peligro. Se los ve muy alertas, como un resorte comprimido, concentrados pero a la vez tranquilos”, refiere Gorriti.

La tripulación no ofreció resistencia. (Foto IDL-reporteros-Reporteros.pe)

Completada la maniobra de abordaje, el personal de la Marina y el fiscal encuentran en la draga denominada Pando I a una pareja de brasileños,
Emeraldo Rodrigues, de 39 años, y la que parece su esposa, dos hombres rubios, el británico Dominick Goodby y el australiano Darren Palme y el peruano Alexis Flores.

Luego los marinos revisaron el interior de la embarcación y no encontraron a nadie más. Gorriti se enteraría luego de que los dos gringos eran turistas que querían comenzar su visita al Perú por Puerto Maldonado.

Los gringos que querían visitar el Perú. (Foto IDL-reporteros-Reporteros.pe)

Habría que preguntarse cómo y por qué dos turistas que quieren visitar el Perú lo hacen por la puerta de atrás, en una draga buscadora de oro a la que contratan para que les facilite la llegada a Puerto Maldonado.

Tanto el fiscal Cairo como el teniente Burneo “trabajan con organizada eficiencia, sacando y etiquetando muestras, apuntando lo necesario para llenar el acta fiscal. Luego, van a la mesa de la segunda cubierta y llaman a Rodrigues, el patrón de la nave, “¿Esto es de ustedes?”, le preguntan”.

Se trata de botellas pequeñas, “llenas algo más de la mitad con un líquido blanco y transparente. El teniente Burneo me invita a levantar una de ellas. Pesa como un ladrillo”. Es mercurio que se emplea en el procesamiento del oro y que, arrojado a los ríos envenena la flora y la fauna.

Gorriti observó pegadas en la pared de la draga autorizaciones bolivianas. El teniente Burneo, le dice al patrón que “¡En el Perú solo valen las leyes peruanas!” y el fiscal Cairo se aprestaba a cumplir la parte legal de la intervención.

El periodista le le preguntó en cierto momento al peruano Alexis Flores:

– ¿Qué los hizo pensar que la bandera y los permisos bolivianos les iban a servir para operar en el Perú?

– Estamos en Bolivia… – respondió Flores.

– Cómo va a ser, los marinos tienen GPS y han estado en comunicación todo el tiempo… no puede ser.

– Estamos en Bolivia…– insistió Flores.

– Habrá que ver las coordenadas –le respondió Gorriti– las coordenadas no mienten…

Gustavo Gorriti, cumplió misión en la selva

Gorriti se dirigió al comandante Hinojosa quien estaba absorto “en laboriosa comunicación con la base de Puerto Maldonado a través de su teléfono satelital”.

Asiste al diálogo del comandante Hinojosa con alguien al otro lado de la línea, a quien llama señor, obviamente su superior.

Y luego formuló la pregunta del millón:

– ¿Me equivoco o parece que hemos invadido Bolivia?

– Y de repente las autoridades bolivianas no nos lo agradecen mucho … –respondió el marino con una mezcla de sorna y preocupación.

Luego “los oficiales se disculpan ante Rodrigues con brevedad y cortesía, las muestras regresan a sus recipientes originales y se le devuelve las botellas de mercurio”, prosigue Gorriti.

“No hay problema” -dice el capitán de la draga, quien convierte el alivio en cordialidad-. “¿No quieren un café antes de irse?”.

“Navegamos a velocidad río arriba por aguas que ahora sabemos bolivianas. El teléfono satelital, antes silencioso y poco comunicativo, no para de timbrar, e Hinojosa debe atenderlo, volver a explicar, mirar cada minuto el GPS e indicar dónde estamos. Los marinos están serenos pero parecen ligeramente preocupados.

“A mí, confieso, la situación me parece de lo más divertida. Claro que pudieron haber acaecido desastres… si hubiera habido un tiroteo en la draga… si el teléfono satelital no hubiera funcionado por unos quince minutos más y se hubiese reventado y hundido la draga… ambos escenarios muy probables pero que, por la combinación de suerte y eficiencia profesional de los marinos y el fiscal, no llegó a suceder. Ahora todo lo que necesitamos, poco después de las ocho de la mañana, es cruzar la frontera sin toparnos con una lancha patrullera boliviana…”, comenta el periodista.

“Diez minutos después, sobre un cerro pequeño junto a la ribera derecha vemos un edificio con la bandera boliviana. Poco más allá, una bandera minúscula sobre una construcción medio precaria, nos indica que estamos de nuevo en el Perú”, concluye Gorriti.

N. de R. El conductor de este blog agradece profundamente a IDL-reporteros por permitirle la utilización de fotografías de su misión exclusiva en la selva de Puerto Maldonado y el uso del material publicado por Gustavo Gorriti. Luis Eduado Podestá.

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