lunes, 18 de enero de 2016

El periodista “de retén”

Episodio casi desconocido
de la historia de los diarios
devueltos a sus dueños

El cargo de “redactor de retén” fue inventado en la redacción del viejo Correo, de la avenida Wilson los últimos días de julio de 1980 por el entonces jefe de redacción Carlos Hidalgo, para sancionar la carcajada con que Pedro Ortiz Barnuevo recibió sus palabras de bienvenida a los miembros de la familia Agois, que recuperaban su periódico.

Pedro Ortiz, el protagonista
Debe recordarse que uno de los primeros actos del gobierno de Fernando Belaunde al asumir su mandato al término de la dictadura militar de Velasco-Morales Bermúdez, fue la devolución de los periódicos incautados para servir a diversos sectores de la población, según el credo revolucionario de entonces.

El diario Correo de la cadena de Empresa Periodística Nacional, propiedad de la familia Agois Paulsen, heredera de Luis Banchero Rossi, era “el periódico de los profesionales”, y Julio Higashi, jefe de redacción hasta el 28 de julio de aquel año, había acogido a periodistas "muy capaces" para entrevistar a personas de alto nivel, como se suponía debían ser los personajes a quienes el diario debía servir.

En el Correo de entonces había trabajadores de distintas tendencias, la mayoría de los cuales estaba a favor de “los periódicos para sus trabajadores” y una minoría que opinaba por la devolución a sus dueños, sustentada en que la captura de los diarios por la revolución velasquista fue un robo y que la restitución era un acto de justicia.

También señalaban que los trabajadores podrían tener participación en la propiedad y muchos estaban dispuestos a comprometer sus indemnizaciones en la compra de acciones, algo que no se produjo.

El 29 de julio de 1980, los dueños llegaron a sus respectivos diarios. A Correo, el ingeniero Enrique Agois, el nuevo director Mario Castro Arenas y un séquito de familiares y amigos del dueño.

Tiempos violentos, el incendio del 5 de febrero
Carlos Hidalgo, quien en una asamblea de trabajadores el día anterior había enarbolado la bandera de los periódicos para sus trabajadores en un encendido discurso muy aplaudido, hizo uso de la palabra esta vez para dar la bienvenida a los Agois y ofrecer que el personal estaba listo para su nueva tarea periodística en democracia.

Entonces, Pedro Ortiz Barnuevo, quien había escuchado las palabras de Hidalgo el día anterior, lanzó una carcajada fatal.

Fui nombrado jefe de informaciones, cargo que había desempeñado años antes en el viejo diario Expreso del jirón Ica, bajo las órdenes del director Guillermo Cortez Núñez, y la primera orden que recibí de Hidalgo fue que Pedro Ortiz era “redactor de retén”, algo inédito en el argot periodístico.

Hidalgo dispuso que por ningún motivo, Ortiz debía salir en comisiones y Pedro –aún lo recuerdo– se pasaba el día leyendo en su carpeta frente a su máquina de escribir con cara de aburrimiento, se paseaba a ratos por la redacción, conversábamos de cosas sin importancia.

Al llegar cada mañana, leía al final del cuadro de comisiones que disponía el trabajo del día, la invariable “Pedro Ortiz. De retén”.

Lo normal era un redactor de turno, habitual en todas las redacciones, generalmente para cubrir horas nocturnas, pero el término “de retén” que algunas veces comentábamos, se usaba solo en las prevenciones de las comisarías y los cuarteles.

Una mañana se produjo un acontecimiento imprevisto, como suelen ser algunos. Todos los redactores habían salido a cumplir sus comisiones. Me las jugué y le dije a Pedro que tenía que salir a cubrir el suceso.

Pedro me miró interrogativo y me señaló el cuadro de comisiones y le dije “no te preocupes, sales bajo mi responsabilidad”. Le di las órdenes fotográfica y de movilidad y salió disparado, feliz como unas pascuas.

Mario Castro, el director

Por la tarde, cuando presenté mi proyecto de edición ante el director Mario Castro Arenas, este leyó los textos y fijó la atención en uno que yo planteaba como “abridora” de portada.

–¿Quién ha cubierto esta información? –preguntó.

–Pedro Ortiz –le respondí.

–¿Quién es Pedro Ortiz? ¿Trabaja aquí?

–Sí.  

–¿Y cómo no hemos tenido antes informaciones de él? Esto está bien escrito y bien enfocado. ¿Dónde estaba antes?

–Estaba de retén, Mario.

–¿Retén? ¿Qué es eso?

Y arrancó a reír a carcajada abierta. Le expliqué la razón del retén y me dio la orden para el futuro.

–Desde mañana se acabó el retén. Y a Ortiz ponlo en en las comisiones importantes.

Así terminó el “periodismo de retén” en la redacción de Correo y un castigo por una carcajada que fue la expresión de una opinión, algo que en los últimos años, cuando tengo la oportunidad de reunirme con Pedro Ortiz, recordamos con nostalgia y risas como un episodio más de esos viejos y agitados tiempos. (Luis Eduardo Podestá).

(Texto incluido en “El periodismo que viví”)
www.podestaprensa.com

4 comentarios:

Unknown dijo...

Tenía que ser el c. Pedro marcando su calidad,cuando nada hacía presagiar que 25 años despues el periódico terminaría en manos de los Miro Quesada

Unknown dijo...

Tenía que ser el c. Pedro marcando su calidad,cuando nada hacía presagiar que 25 años despues el periódico terminaría en manos de los Miro Quesada

Elvis Ojeda J. dijo...

Extraordinaria anécdota. Estos pequeños relatos históricos del periodismo nacional nos fortalece como profesionales de esta noble y maravillosa carrera.

Anónimo dijo...

Jajaja, me había olvidado de esa anécdota que ahora la recordamos con humor pero que en esa época a muchos periodistas los volvió castrenses, vestidos de verde olivo y muy sumisos. Algunos fuimos rebeldes querido amigo.