jueves, 31 de enero de 2019

Esas horas en que se nos apaga la vela

La transformación del
ser humano que obliga
a conductas generosas

Nota del editor – El siguiente artículo es un “post” extraído con su autorización, del muro de Willy Galdos Frías, periodista, escritor y humorista, entre cuyas realizaciones más distinguidas se encuentra la creación del “Pasaporte de la República Independiente de Arequipa” y la moneda del hipotético Banco Central de Reserva de la Ciudad Blanca, denominada “characato de oro”, en billetes y monedas. Es autor también de un “Diccionario de characatismos” que incluye lo más sabroso del hablar “loncco” (campesino) de Arequipa. Willy, mi excondiscípulo del Colegio Nacional de la Independencia Americana, se conduele aquí, de lo que nos espera cuando, debido a nuestros años, perdemos la capacidad de valernos por nosotros mismos y estamos a expensas de familiares o personal médico privado o del Estado. Sus palabras, llenas de una generosidad extraña en nuestros tiempos, llaman a reflexión y a quienes están aún lejos de esos problemas a preguntarse cuándo les tocará vivir esas horas en que “se apaga la vela”. (Luis Eduardo Podestá).


por Willy Galdos Frías

Willy Galdos Frías
No estamos preparados para ver cómo se apaga la vela de las personas que amamos (padres, abuelos, tíos, suegros, amigos queridos). Especialmente la de nuestros padres, que nos dieron la vida y el amor incondicionalmente.

Ver cómo sus ojos están perdiendo el brillo, ajenos a todo lo que los rodea, que su mirada divaga por las esquinas de su subconsciente.

Es difícil ver a estas personas se han vuelto pequeñas y frágiles de esta manera. No hay palabras para describir ese sentimiento.

Mucha tristeza da verlos en la penosa situación de salud mental (demencia senil, alzheimer, accidente cerebrovascular, accidentes cardiovasculares, estados vegetativos, depresión profunda, esquizofrenia u otro).

Ningún hospital puede cuidar de ellos como nosotros, y de repente tenemos que ser enfermeras o convertirnos en ricos para pagar residencias para ancianos o pacientes con precios exorbitantes.

Qué desgarrador que los que dieron todo por ti y por tu familia algún día te pregunten "¿quién eres?"… No por olvido o descuido voluntario, sino por deterioro mental.

Enseñando el valor del dinero
Difícil entender que poco a poco perderán capacidades y movilidad, hasta que lleguen los problemas más graves de salud mental, tan devastadores que paralizan la vida, trayendo sufrimiento y haciendo sufrir a las personas que los rodean.

Demencia, depresión, síndrome post-traumático, psicosis, desorden bipolar y tantas otras circunstancias que nadie elige son desórdenes del cerebro que a veces falla, así como un corazón o un riñón.

Es increíble la ausencia de recursos públicos y de personal disponibles por los gobiernos para ayudar a estos pacientes. ¡Así, comúnmente requieren todo su tiempo de forma exclusiva!

Frente a una fortuna en "characatos de oro"
¡Tranquilo! ¡Ten paciencia! ¡No tienen la culpa de que se hayan quedado así!
Sólo haz tu parte, de la mejor manera que puedas.

Nunca sabremos a quién pueden tocar esas enfermedades hasta que nos toque un día. O a uno de nuestros seres queridos o a nosotros mismos.

Si Dios nos permite, seremos más viejos un día y roguemos a él que no lleguemos a una situación así desamparados, desasistidos y solitarios, sin cariño, atención y amor.

La falta de salud mental no es "debilidad", es enfermedad.

Este es el mes de la conciencia de las enfermedades mentales y, a quien pueda, pido un favor: copie y pegue ese texto en su muro. Simplemente copiar (no compartir).

Escriba "hecho" (en este post) después de leer hasta el final. Voy a hacer otra petición: cuide a todos los suyos como quisiera que fuera cuidado por ellos.
Mañana puede ser usted. 
(Willy Galdos Frías).


(Imágenes del blog Podestá te cuenta)


1 comentario:

Pedro Zapata Sanchez dijo...

En la ciudad de TACNA, observo que los hijos siguen trabajando hasta los 70 años de edad y hasta más de 12 horas al día, sin poder ver a sus hijos y sin convivir o vivir con sus padres que siendo ya viejitos mueren en triste soledad. Por eso yo he preferido ser profesor "cesante" a mis 59 años de edad. Y disfruto de la compañía de mi madre que a sus 90 años sigue cultivando la tierra, sus arboles frutales. Fue elegida Madre de Tacna: NELLY ESTHER SANCHEZ GONZALEZ.