lunes, 10 de octubre de 2011

El veneno de los jeans ”gastados”

El chorro de arena provoca
silicosis entre quienes
los fabrican en el mundo


Si usted supiera cómo se fabrican los llamados “jeans gastados” y qué problemas de salud provocan entre los obreros que los hacen, quizá lo piense dos veces antes de comprar uno de ellos para satisfacer caprichos de la moda.

Un reciente informe periodístico llama a alarma cuando señala que “uno de los métodos para darles ese aspecto se logra a través del arenado o chorro de arena a presión, lo que puede provocarles a los trabajadores de las fábricas textiles una enfermedad pulmonar incurable”.

Enferman a quienes los fabrican

El informe de la BBC realizado por los periodistas Cordelia Hebblethwaite y Anbarasan Ethirajan es realmente estremecedor.

Un trabajador de 18 años de una fábrica de jeans “gastados” de Bangladesh les dijo: “Tengo dificultades para respirar. Cuando vuelvo del trabajo, me siento muy cansado. Me duelen los ojos por el polvo".

Fábricas informales fabrican millares

No es el único testimonio. Otro empleado de una textilería que “accedió a hablar de forma anónima con el Servicio Mundial de la BBC, dice que trabaja 11 horas al día en una atmósfera asfixiante por un salario equivalente a 70 dólares al mes”, dijo el informe.

"Sé los efectos que esto tiene sobre mi salud, pero lo sigo haciendo porque tengo que alimentar a mi familia", dijo el obrero, quien añadió: “Soy un hombre pobre, hago esto para sobrevivir".

Según la BBC, “hay otras maneras de lograr que los jeans parezcan gastados -con rayos láser, raspado a mano o a máquina, por ejemplo– que producen un efecto similar. Por lo tanto, los consumidores no tienen manera de saber si están comprando pantalones vaqueros que les han provocado enfermedades a trabajadores al otro lado del mundo”.

Una advertencia por favor

A los compradores de esos jeans en los países de Occidente no se les advierte si esas prendas han sido tratadas en forma manual con lluvia de arena a presión o por el uso de láser o la máquina.

Los periodistas describen que “el arenado manual de los pantalones vaqueros sólo requiere una manguera, un compresor de aire y arena. Los trabajadores literalmente acribillan a los pantalones vaqueros con arena para darles un aspecto desgastado y suavizar la tela, el denim”.

Respiran sílice de la arena

Pero esa operación determina que las pequeñas partículas de polvo de sílice de la arena se expanda en el ambiente de trabajo y que los trabajadores la inhalen y se expongan a la silicosis, debido a la arena que les llena los pulmones, algo similar a lo que ocurre con los mineros de los socavones.

Los trabajadores afectados tienen dificultades para respirar, padecen de tos frecuente, los aqueja una debilidad crónica y sufren pérdidas inexplicables de peso. Se trata de una enfermedad incurable y su agravamiento es letal

Las denuncias hechas en el mundo contra la forma de fabricar esos jeans, impulsó a las marcas Levi Strauss & Co y H&M a prohibir el sistema de arenado en la fabricación de sus vaqueros, informó la BBC.

No hay control en su faricación

Bajo la presión de grupos ciudadanos, entre ellos el grupo internacional Clean Clothes Campaign (Campaña para la Ropa Limpia), algunas empresas decidieron prohibir la aplicación de los chorros de arena o prometieron que las iban a prohibir en el futuro.

"Estamos todavía en las primeras etapas de la prohibición", dijo Sam Maher, dirigente de Clean Clothes Campaign y coautor de un informe sobre el arenado, “todavía nos preocupa que aún sea más bien un compromiso en el papel".

Maher añadió que hasta ahora la fabricación de pantalones vaqueros "es una industria muy mal controlada. Las empresas deberían tener un control mucho mayor de su cadena de producción".

Esta nota está dirigida a los miles de muchachas y muchachos que llevados por el impacto de la moda –aunque el jean gastado no es tan nuevo porque viene desde finales del siglo pasado– tratan de adquirir esa prenda y piensen que algún trabajador desconocido, del Perú o de cualquier país del mundo, está respirando el veneno que provoca la silicosis.

Lo menos que podrían hacer es preguntar de dónde proviene la prenda que intentan comprar y qué método emplean en su fabricación. Es dudoso que reciban una respuesta aceptable, pero expresarán por lo menos una preocupación por lo que un obrero desconocido en algún lugar del mundo o de su propio Perú, podría estar sufriendo.

Luis Eduardo Podestá

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