domingo, 8 de agosto de 2010

Asoma su nariz el periodista robot







Detecta la noticia, la redacta
sin faltas de ortografía
y la entrega al editor



La prensa española ya había publicado algo que parecía el episodio de ciencia ficción cuando describió una máquina -¿de qué otra manera se le puede denominar- que era capaz de detectar lo que ocurría a su alrededor y convertirlo en una noticia que con algunos que otros detalles podría ser publicada en un medio de comunicación.


Robot japonés


Es decir, exactamente lo que un periodista humano hace en estos momentos. Husmea –dicen por ahí que lo mejor que tiene es el olfato- sobre lo que ocurre en su entorno, le asalta la sensación de que lo que tiene delante es una noticia, la persigue, la consigue, la confronta con una, dos, tres fuentes, la redacta, la entrega al editor y el editor le aplica un titular que la “levanta” y al día siguiente usted la ve en algún periódico o quizá la ve la misma noche en la televisión, cuando no en el mismo instante en director por la radio o la pantalla chica.

Pues eso mismo es lo que hace el periodista-robot, según la denominación más adecuada que le han dado los medios españoles. El diario El País publicó sobre este fenómeno una nota en una de sus ediciones de mayo pasado y La Razón, también de España ha incidido el 4 de agosto.

El robot ecológico peruano

Ahora, es natural preguntarse –sobre todo si estamos comprometidos con el oficio- por qué no se dedican a fabricar otro tipo de robots como lo hizo la universidad de San Martín de Porres en el Perú, que se ganó un primer premio en abril de este año, nada menos que en la feria de Osaka, Japón, la madre de las máquinas inteligentes.

Pues bien, el robot de la Universidad San Martín, que merecería llamarse “Martincito” porque maneja bien la escoba, está dedicado a la limpieza especializada, es decir, como lo explicó la ingeniera Norma León, jefa de investigación de la Facultad de Arquitectura de esa universidad, “el artefacto es una necesidad en las actividades industriales pues permite recoger basura industrial de lugares contaminados”.

Los calificadores del certamen japonés lo calificaron como robot ecológico. Entra a lugares donde sería peligroso el ingreso de un ser humano por su alta contaminación, que bien podrías ser radiactiva, y los limpia. Ese robot no se mete con la profesión.

Pero como vemos, el asunto del periodista-robot, es para preocuparse. No se trata ya de que los periódicos tienen una edición digital porque las empresas tienen que defenderse de aquella avalancha de informaciones que llueven por internet, sino de los seres humanos que, con mística apostólica, como se decía antes, han abrazado ese sacrificado e incomprendido oficio de periodista.

No uno sino varios

Esas mismas empresas podrían, en lugar de contratar un periodista, comprarse un equipo de periodistas-robots y asignarles las misiones que hoy cubren mis colegas en el Congreso de la República, en el Palacio de Pizarro y otras dependencias públicas y privadas.

Me imagino la sorpresa que sufrirían congresistas, políticos y magistrados, cuando se sientan observados por unas luces y luego preguntados sobre sus últimas actuaciones. No tendrían oportunidad de salirse por la tangente como lo hacen en muchas ocasiones, porque el periodista-robot sería capaz de detectar que no están diciendo la verdad o, por lo menos, que la disimulan.

Los periodistas-robots podrían trabajar las 24 del día sin cansarse, no tendrían necesidad de 45 minutos para almorzar o cenar, se encargarían de cubrir peligrosas misiones frente a delincuentes, terroristas suicidas y turbas enfurecidas sin temor y hacerles frente, grabar todo lo que ocurriera y volver a la redacción para entregar su información al editor. Es decir, colegas, el cielo para los empresarios a quienes hay que golpearles el codo para que suelten un aumento.

La amenaza proviene de la Universidad de Tokio que ha dado, dice la prensa, ha dado “un paso más en la automatización del periodismo al desarrollar un robot capaz de detectar por sí solo aquellas noticias que se producen en su entorno para posteriormente proceder a contrastarlas y publicarlas”.

El corresponsal de guerra

Hace ocho años, el Instituto de Tecnología de Massachusetts creó lo que llamó el “explorador afgano”, un robot parecido a ese ingenio que vimos rodar por la roja superficie de Marte. La diferencia era que el explorador afgano fue destinado recopilar cualquier información que apareciese con relación a la guerra de Afganistán, es decir, como si dijéramos, un corresponsal de guerra.

Robot explorador de Marte


Los movimientos del robot eran controlados a distancia gracias y una serie de sensores le permitían sortear obstáculos. Paneles solares lo alimentaban de la energía necesaria, que además le permitía accionar su teléfono móvil, micrófonos, pantalla de cristal líquido y altavoces.

El Stats Monkey es otro serio competidor periodístico. Fue creado por la Universidad del Noroeste de Illinois y ya es utilizado en un programa de noticias deportivas denominado News at Seven. Puede emplear frases, imágenes y fragmentos de vídeo que encuentra por la red para desarrollar “una especie de informativo”, dice la prensa especializada.

Otro robot japonés


Los técnicos dicen que el Stats Monkey, no es un robot sino un programa que puede instalarse en cualquier computadora y es capaz de redactar noticias extraídas de diferentes bases de datos. Además, dicen, “sabe escribir sin faltas de ortografía y aunque por el momento sólo escribe sobre deportes, sus promotores ya están planeando adaptarlo para que también redacte noticias financieras”.


El irremplazable periodista de carne y hueso

Nunca podrán


Cuando nos aprestábamos a preguntarnos si todo esto significaría la extinción de la especie llamada periodistas de carne y hueso, un generoso y optimista colega español nos responde que “es cierto que cada una de estas innovaciones supondrá un cambio importante en la labor periodística”, pero “son muchos los autores que anuncian que estos robots nunca supondrán la sustitución íntegra de las personas”.

Apoya esta opinión, Brian Myles, presidente de la Federación Profesional de Periodistas de Québec, quien considera que el Stats Monkey “no podrá reemplazar a un profesional del periodismo ya que existen historias muy interesantes que estos programas no pueden detectar”.

“Por tanto”, afirma, “habrá que esperar unos años para saber si estos robots se suman a los tiempos de crisis y recortes de plantilla que viven actualmente los medios de comunicación o, por el contrario, sirven para mejorar la actividad periodística”.

Luis Eduardo Podestá

(Fotos de la prensa japonesa - Datos de medios españoles y peruanos)



No hay comentarios.: