martes, 1 de mayo de 2018

Un solo reclamo por el Día del Trabajo

Avance mundial urgente:
igualar el salario de las
mujeres con el de los hombres

A trabajo igual, igual salario

Señor Presidente:

Puede que me llamen intruso, que me digan que dejé de ser trabajador hace años y que vivo de mis rentas -pensión de 580 soles-, que le deje este asunto a los expertos, pero no puedo dejar de ser peruano, y en esta virtud, le reclamo, señor Presidente, que ponga al Perú al nivel de un país del primer mundo e iguale el salario de nuestras mujeres con el de los hombres.

Igual salario para igual trabajo
A la fecha, Islandia, se ha erigido en el único y primer país del mundo que consagró una ley que iguala los salarios de las mujeres con los de los hombres.

Un despacho noticioso informaba, señor, que desde el último año nuevo, Islandia “se convirtió en la primera nación del mundo en legislar que pagar a una mujer menos que un hombre es ilegal”.

Decía, además, que “la nueva ley establece que es ilegal que los empleadores paguen más a los trabajadores masculinos y exige que las empresas de 25 empleados o más demuestren que pagan a hombres y mujeres por igual cuando se realicen las mismas tareas”.

Es decir, a igual trabajo, igual salario por ser de justicia, ¿verdad?

La ley islandesa amenaza a las empresas con multas “si no pueden probar que los hombres y las mujeres reciben el mismo salario cuando desempeñen el mismo trabajo”.


Cifras iguales: mujeres y hombres

Para el 2020, señor, habrá 16 millones de hombres y una cifra igual de mujeres, pocos miles más o pocos miles menos, pero la diferencia será mínima, justo menos de un año antes de que usted entregue la banda presidencial a quien resulte elegido.


Y sería un obsequio no desprovisto de justicia y de obligación social, que para el bicentenario de nuestra independencia, el área femenina de nuestra patria, llegue con una conquista que usted, señor, le otorgó para acabar de discriminación laboral de sexo.

No sabe cuánto se lo va a agradecer esa mitad femenina de peruanos, el trato igualitario que se le conceda, lo cual, considero, será también un factor que acabe con otras desigualdades y con el malentendido machismo en cuyo nombre se cometen tantos crímenes.

Un salario que se acaba antes 
Se lo agradecerá porque hoy 1 de Mayo, Día del Trabajo, se habrá terminado para siempre esa discriminación de la cual tanto hablamos y escribimos y somos reacios en cumplir.

Dirán quién soy yo, modesto artesano de la pluma, como diría un inspirado colega alguna vez, para meter las narices en un asunto de Estado, del cual solo deben (¿?) ocuparse los que calientan una curul o quienes tienen el fajín ministerial en la cintura.

Lo hago porque desciendo de una madre trabajadora que ya no se encuentra en este mundo y cuyos desvelos por darles pan y educación a sus hijos eran su destino cotidiano.

Lo hago también porque soy padre y abuelo de mujeres que trabajan y estudian, pariente, amigo y colega de otras decenas de mujeres para todas las cuales deseo un Perú sin discriminaciones de género ni de trabajo, y con pleno derecho al bienestar.

Con los sentimientos de mi más alta consideración.

Luis Eduardo Podestá Núñez
Periodista

(Imágenes referenciales de Internet)
www.podestaprensa.com

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