viernes, 1 de junio de 2012

Vía Láctea chocará con Andrómeda


Pero no se preocupe:
eso ocurrirá dentro de
4 mil millones de años

Científicos de la NASA confirmaron que más tarde que temprano, la galaxia Andrómeda chocará con la Vía Láctea, nuestra galaxia, y que el Sistema Solar será desplazado, todo lo cual, cambiará para la eternidad el aspecto del cielo tal y como lo conocemos.

Una complicada danza en el universo

Pero quienes tendrían que preocuparse serían nuestros descendientes, los que habiten el planeta Tierra dentro de 4 mil millones de años, cuando ambas galaxias se fusionen, de acuerdo con un anuncio de los astrónomos que siguen el desplazamiento de ambos organismos celestes.

La noticia cuyo adelanto ha sido ofrecido por algunos medios en el mundo, será publicada in extenso por  Astrophysical Journal, que ofrece tres estudios diferentes sobre el tema.

Roeland van der Marel, del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, en Baltimore, Estados Unidos, declaró al respecto que según los datos que posee, “estadísticamente consistentes”, se producirá “una colisión frontal entre Andrómeda y la Vía Láctea” en aquel plazo.

Los astrónomos han observado desde hace mucho tiempo que ambas galaxias, vecinas en el inmenso barrio del universo, se “atraen mutuamente” y se acercan en una suerte de “danza cósmica” que se impulsa doblemente con la fuerza de gravedad que emana de ambas.

Nuestro barrio, la Vía Láctea

Sin embargo, han sido cautos en señalar que es probable que, si no chocan, ambas galaxias pasen una junto a la otra, rozadas en sus extremos y sigan su camino hacia los confines del cosmos.

Andrómeda, de acuerdo con las observaciones reocogidas a través de los poderosos lentes del telescopio espacial Hubble, está en camino directo hacia la Vía Láctea, por lo que se cree que ambas colisionarán y podrían dar origen a una nueva y enorme galaxia elíptica.

La Vía Láctea es nuestro barrio y el sistema planetario alrededor del Sol nuestra casa y la Tierra –digámoslo así– nuestra habitación privada.

El barrio se extiende hacia un área de unos 100 mil años luz y tiene por lo menos 200 mil millones de estrellas, aunque algunos sabios se inclinan por una cifra mayor, es decir, unos 400 mil millones de estrellas, entre las cuales, modestamente, figura nuestro Sol.

Su vecina, Andrómeda, es mucho más grande, probablemente doble el tamaño de nuestra Vía Láctea y, como lo ha captado el observatorio Spitzer, tendrá un billón de estrellas.

Aunque la colisión disparará hacia fuera de su campo a miles o millones de estrellas, los astrónomos predicen que “sorprendentemente” nuestro Sol y su sistema, incluida la Tierra, si es que aún existen, probablemente “sobrevivan y se libren con una simple patada gravitatoria que los colocará en una posición que nada tiene que ver con la que ocupan hoy día”.

La vecina que se acerca a nuestro barrio

Andrómeda, a la que algunos estudiosos han llamado una “galaxia caníbal”, se encuentra a unos 2.4 millones de años luz de distancia, pero se nos acerca como un tren de alta velocidad a unos 400 mil kilómetros por hora.

El periodista José Manuel Nieves, del diario ABC, de España, escribe que “para darnos una idea, a esa velocidad se podría llegara a la Luna en una hora”.

Simulaciones hechas en computadora, a partir de los datos proporcionados por el Hubble, indican que luego de la colosal colisión, ambas galaxias tenderán a fusionarse y que para completar este reacomodo necesitarán alrededor de 2 mil millones de años.
Telescopio espacial Hubble observa el universo

Para entonces, sus millones de estrellas adquirirán una posición estable y la sociedad entre ambas proporcionará al universo una nueva y gigantesca galaxia elíptica, similar a otras muchas que ya existen.

A pesar de lo que pueda uno imaginarse sobre este colosal encuentro, los astrónomos predicen que la mayoría de estrellas de ambas galaxias no chocarían entre sí ya que entre unas y otras existe un espacio suficientemente amplio que evitaría, “demasiadas colisiones individuales”, según las califica el periodista Nieves.

Luis Eduardo Podestá

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