Hasta ahora se cree que
el corazón es su fuente
pero la ciencia dice no
Hubo un tiempo feliz –como dijo algún poema o canción que no recuerdo– en que se creía que el corazón era nuestra fuente de emociones y donde residía el origen de ese sentimiento que se llama amor.
Pero un día vino un sicólogo del siglo XX y dijo que el estómago era el órgano que reaccionaba con las emociones y destronó al corazón de aquel altar en que lo situaron poesía, canciones y miles de páginas de la literatura.
En el cerebro se origina eso que llamamos amor
Ahora viene la BBC y nos informa que se acaba de descubrir que “el amor activa una zona llamada núcleo estriado, que es la misma que se activa con la adicción a las drogas”, es decir en una parte del cerebro.
Pero lo sorprendente de las últimas investigaciones es que, a despecho de la creencia generalizada de que el amor causa dolor, este sentimiento, por el contrario, lo alivia como un buen analgésico.
Científicos de la Universidad de Stanford, California, investigaron y descubrieron que “el amor apasionado tiene un increíble efecto analgésico”, similar al de los medicamentos.
El doctor Sean Mackey declaró a la revista de la Biblioteca Pública de Ciencia, PLos ONE que "cuando la gente está en esa fase apasionada y hasta obsesiva del enamoramiento, ocurren alteraciones en su estado de ánimo que tienen un impacto en sus experiencias de dolor".
El amor es poderoso analgésico
En Stanford, los investigadores descubrieron que “muchas áreas del cerebro normalmente comprometidas con “la respuesta al dolor también se activan con los pensamientos amorosos”.
"Ahora estamos comenzando a entender algunos de estos sistemas de recompensa del cerebro y la forma en que influyen sobre el dolor", dijo Mackey.
Hasta ahora, la ciencia médica había identificado los centros cerebrales donde se guardan los recuerdos, dónde se controla la ira y el miedo y dónde se origina nuestro pensamiento para resolver los problemas cotidianos o extraordinarios, pero se sabía muy poco sobre el amor, “una de las emociones humanas más poderosas y complejas”.
Por su lado, los investigadores de la Universidad de Concordia, Canadá, afirman algo más; “el sitio donde se ubica el amor está vinculado al lugar donde se origina el deseo sexual, pero ambos están separados” y “el amor está en la misma zona cerebral de la adicción a las drogas”.
En la misma zona de adicción a las drogas
Añaden que “las emociones humanas se originan en el llamado sistema límbico, un conjunto de estructuras importantes que incluyen el hipocampo y la amígdala, entre otras”.
En la investigación participaron neurólogos de las universidades de Sycaruse y Virginia Occidental de Estados Unidos y del Hospital Universitario de Ginebra, Suiza, quienes revisaron 20 estudios que habían analizado la actividad cerebral del amor y el deseo sexual.
Según la BBC, “en los estudios se había sometido a los participantes a escáneres de fMRI (imágenes de resonancia magnética funcional) para observar la actividad de su cerebro ante imágenes eróticas o a observar la fotografía de la persona de quien estaban enamorados”.
Las investigaciones revelaron, asimismo, que en “dos estructuras del cerebro en particular, la ínsula y el núcleo estriado”, se originan el deseo sexual y el amor.
La ínsula es una porción de la corteza cerebral que está plegada en una zona entre el lóbulo temporal y lóbulo frontal, mientras que el núcleo estriado está localizado cerca, en el cerebro anterior, que de acuerdo con las observaciones, se activan tanto en el amor como en el deseo sexual.
"Te amo con todo mi núcleo estriado"
Imaginen ahora, cómo habrá de modificarse el lenguaje amoroso.
¿Usted, en lugar de “me rompiste el corazón" o "te amo con todo mi corazón", diría “me rompiste la ínsula cerebral” o “te amo con todo mi núcleo estriado”, y usaría todos los etcéteras a que la imaginación del ser enamorado pueda recurrir?
¿Lo cree usted posible?
Luis Eduardo Podestá
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