sábado, 12 de junio de 2010

El maltrato a los niños trabajadores

En el día Contra el Trabajo
Infantil se descubre cómo los
explotan hasta en sus hogares


Más de 14 mil trabajan solo en Arequipa



En el día Contra el Trabajo de los Niños, hoy sábado, se reveló que más de 14 mil niños trabajan en el departamento de Arequipa, según encuesta realizada por el Gobierno Regional y la Gerencia de Trabajo, que la prensa publicó hoy con relativo despliegue.

El diario El Pueblo señala que la “situación es reveladora uy obliga a adoptar medidas urgentes” y el diario Noticias señala que los niños “sacrifican su inocencia por el trabajo”.

Lo hacen por defenderse contra el hambre y por ayudar a sus hogares. Lo hacen porque la mayoría de ellos provienen de hogares en conflicto donde los padres van cada uno por su lado.

Germán Chávez, representante de la universidad Católica San Pablo, aportó un dato interesante: el 70 por ciento de los niños que trabajan proviene de familias separadas, y en consecuencia, urgió, “uno de los primeros pasos tendrá que ser fortalecer las relaciones en los hogares”.

Como tenía que ocurrir, la mayoría de los niños que trabajan en la ciudad y el campo, corresponden a la provincia de Arequipa, que tiene el dudoso galardón de 9, seguido muy lejos por Caylloma con 1,681, por Camaná, con 692, por Castilla, con 654, por Caravelí, con 537, por Islay con 489, por La Unión con 455, y Condesuyos con 244.

También se estableció que el 56 por ciento son niños trabajadores y el 44 por ciento niñas, y un 86 por ciento de ellos asiste a una escuela, mientras que el resto no lo hace porque prefiera trabajar o porque sus actividades laborales no le dejan tiempo para el estudio.

Se comprobó que el 60 por ciento de los niños y adolescentes trabajadores han nacido en el departamento de Arequipa, un 20 por ciento proviene de Cusco, 12 por ciento de Puno, 2 por ciento de Lima y el 7 por ciento restante de otros departamentos del país.


Niños que trabajan por su cuenta


En cuanto a la actividad que los ocupa, se comprobó que el 26 por ciento se dedica a la agricultura y ganadería, 16 por ciento al comercio al por menor, 14 por ciento a trabajos domésticos, 9.63 al servicio en hoteles y restaurantes, un 9.34 por ciento a la industria manufacturera y 4.77 por ciento al sector informal.

Se ha establecido, asimismo, que el 27 por ciento de los niños y adolescentes que trabajan lo hacen seis días a la semana, el 7 por ciento trabaja cinco días, el 4 por ciento cuatro días, el 31 por ciento labora de uno a dos días y el restante 25 por ciento trabaja los siete días de la semana, lo cual significa que no tiene tiempo ni para estudiar ni para su esparcimiento.

El estudio ahondó también en las horas de trabajo. El 42 por ciento labora de cinco a ocho horas diarias, lo cual infringe la ley del trabajo de menores que establece que les es permitido trabajar cuatro horas. Un 28 por ciento trabaja entre 13 y 16 horas, lo cual significa crudamente una explotación del trabajador infantil o adolescente, que transgrede todas las normas existentes sobre el tema.

Sobre los motivos que los obligan a trabajar un 47 por ciento declaró que el motivo principal es ayudar a sostener su hogar, mientras un 16 por ciento declaró que lo hace para tener su propio dinero, un 17 por ciento expresó que lo hace para pagar la escuela, un 14 por ciento para aprender un oficio. Solo un 2 por ciento señaló que lo obligan en su casa y un 1 por ciento que trabaja porque no quiere ir a la escuela.

El campo, fuente de rudo trabajo infantil


De otro lado, se pudo determinar que las remuneraciones que perciben no son las adecuadas. Un 29 por ciento gana menos de cien soles, 34 por ciento entre 100 y 200, 21 por ciento entre 201 y 300 soles, y solo 15 por ciento logra ingresos entre 300 a más de 500 soles mensuales.

La mitad de ellos gasta el dinero que gana en alimentarse, el 24 por ciento lo dedica a su educación, y un 8 por ciento lo entrega a sus padres o a quien esté a cargo de su hogar.

Cuando fueron interrogados sobre si conocen los riesgos de su trabajo, el 49 por ciento manifestó que nunca le habían mencionado estas situaciones, y un 40 por ciento describió como inseguro su centro laboral.

Algo más, muchos de los niños que lo hacen no sólo por mejorar sus condiciones económicas, sino porque son víctimas de violencia en sus hogares. Un 34 por ciento manifestó que este es un problema repetido y un 18.9 por ciento dijo que eran víctimas de maltrato físico, 15 por ciento de maltrato psicológico y en menor grado haber sido violado. Los maltratos propinados por el padre fueron denunciados por el 51 por ciento, por la madre en un 29 por ciento y hasta por tíos en un 4 por ciento.

Por iniciativa del Gobierno Regional, desarrolló y se presentó el informe denominado Trabajo Infantil y Adolescentes en Cifras, elaborado por el gerente regional de Trabajo y Promoción del Empleo, Walter Mixcan Sáenz, que ensaya un diagnóstico de la condición laboral infantil.

Participaron en la elaboración del estudio el Gobierno Regional, la ONG Ícono y las universidades San Pablo y universidad Católica de Santa María, cuyos representantes presentarán un cuadro de soluciones a partir del 24 de junio.

Las acciones que se adoptarán estarán concentradas, en concordancia con las muestras recogidas a resolver los problemas familiares, educacionales, laborales, con orientación hacia las aspiraciones de los jóvenes involucrados.

Mixcan Sáenz señaló que con los datos conseguidos se emprenderá una acción conjunta con otras instituciones y la sociedad civil, para dotar de mejores condiciones a los niños y adolescentes trabajadores, para que el Plan Nacional contra el Trabajo Infantil sea una realidad en la región.

Lo que debería hacerse con urgencia, es montar una organización –si aún no existe- para que vigile diariamente –hoy se dice monitorée- las condiciones en que se desarrolla el trabajo infantil y aplique sanciones a los infractores de las disposiciones existentes.

Lo ideal sería que no trabaje ningún niño, que todos ellos se dediquen a sus juegos, al estudio, bajo el cariño de sus padres, pero como vivimos en esta sociedad maltrecha y bajo un gobierno que hace la vista fgorda ante el problema, hay que procurarles las condiciones para que no se conviertan en esclavos ni de sus padres ni de sus eventuales empleadores.

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