lunes, 23 de marzo de 2015

Con ustedes… ¡el hipocorístico!

Palabra que incluyo en mi
diccionario y que hasta hoy
me era totalmente ajena

Como cada día se aprende algo nuevo –o debiera aprenderse– me tropecé con la palabra hipocorístico, hasta hoy totalmente desconocida para mí, por lo que me llamó la atención, tanto como la que me causó hace unos años, la palabra “colombroño” pronunciada por el cómplice del exdictador japonés, Vladimiro Montesinos, ante los jueces que lo procesaban.

Permite crear los diminutivos cariñosos o de los otros
Los jueces se quedaron mudos, se miraron entre sí y uno de ellos, le pidió: “Por favor, podría repetir la palabra que acaba de decir y explicarla”. Y claro, el reo se lanzó a dar cátedra. Colombroño era una suerte de conocido con el mismo apellido.

Montesinos se dio el lujo de explicarlo ante los jueces, porque en el proceso se trajo a colación a alguien de su mismo apellido, y el acusado dijo que no era nada de él, “debe ser mi colombroño”, dijo.

Pero Montesinos cometió otro fraude, esa vez idiomático, porque entonces la palabra colombroño no figuraba en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE), que recién en 2012 la incluye en su edición 23 y dice simplemente "tocayo".

¿Alguien se atreverá a decirle Paco?
Sorpresa igual me despertó la palabra hipocorístico, pero en este caso estaba en la sección "La palabra del día" que publica el académico argentino Ricardo Soca en internet y que por lo tanto es de plena confianza.

Dice Soca que “Llámanse así los apodos cariñosos, habitualmente de origen familiar, formados mediante alteraciones de los nombres originales, tales como Pancho, Mingo, Charo o Lola, o a partir de la pronunciación errónea de los niños que están aprendiendo a hablar”.

Tienen la palabra en la punta de su media lengua
Como buen profesor, Soca explica que “la palabra llegó al español por vía culta, procedente del griego hypokoristikós 'acariciante', derivada de hypokorizomai 'hablar como los niños pequeños'. En la composición de este último vocablo está contenida la palabra griega koré 'niña'”.

Informa, asimismo, que “esta voz está atestiguada en castellano por lo menos desde 1867, pero apareció por primera vez en el diccionario de la Academia en la edición de 1927”.

Ahora bien, para despejar toda duda sobre la legitimidad de la palabra, sepa que el DRAE dice al respecto: “hipocorístico, ca. (del griego. ὑποκοριστικός, acariciador). Dicho de un nombre: Que, en forma diminutiva, abreviada o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística; p. ej., Pepe, Charo”.

De modo que si tiene un bebé que en lugar de Sergio pronuncie “Seco” o “Toto”, sepa que acaba de producir un hipocorístico, que quizá se respete la vida entera.


No hay comentarios.: