jueves, 26 de octubre de 2017

Aying, pueblo chico… cerveza grande

Desde hace 139 años Ayinger
produce cervezas con aromas
a pan, frutas, hierbas y caramelo

Su actual producción anual
es de 84 mil hectolitros

Dicen que “lo mejor de Múnich es el camino a Aying", una aldea bávara donde la cultura de la cerveza está “incrustada en un paisaje de libro de imágenes”, de acuerdo con un folleto informativo de la fábrica de cerveza artesanal más grande del estado, que produce 84 mil hectolitros por año.

Una cervecera visita guiada 
Aying es un pequeño pueblo de poco más de 5 000 habitantes, a 25 kilómetros al sureste de Múnich, poseedor de la fábrica artesanal de cerveza más grande de Bavaria, que aparte de satisfacer las necesidades internas, exporta cerveza a varios países de Europa.

Una aldea al sur de Múnich
Fuimos a Aying con Erik Loitsch, mi yerno, experto conocedor de cervezas artesanales de Baviera, y nos encontramos con que el Oktoberfest -cerrado oficialmente en Múnich el 3 de octubre- no había terminado en la Ayinger Privatbrauerei y aún se escuchaban los aires bávaros de una banda de músicos.

Visita guiada

Además, tuvimos la suerte de llegar a la fábrica a la mitad de una visita guiada que se ofrecía a distribuidores españoles, un grupo de unas veinte personas interesadas en conocer los detalles de la fabricación del producto que vendían en sus establecimientos de varias ciudades de España.

Aunque yo no fabrico cerveza ni la vendo, tuve una bienvenida especial cuando el gerente de relaciones públicas, Stephan Ilgner, supo que venía del Perú, del otro lado del mundo. “Yo solo la bebo”, le dije.

Ilgner explicaba los detalles de la fabricación de varios tipos de cerveza con un chamuscado español, asistido por una conferencista especializada en el tema que se expresaba a las justas en este idioma y quien en un momento confesó que su lengua natural era el italiano.

Pero lo hacía bastante bien y los españoles le entendían… y le corregían.

Estaba acostumbrado a visitar -guiado por el imprescindible y conocedor Erik- cervecerías artesanales que no ocupaban mayor espacio que el de una sala grande, de unos 40 o 60 metros cuadrados, con dos o tres relucientes recipientes para la cocción del líquido que se convertiría en cerveza.

Gran fábrica artesanal en pueblo chico
Por eso me sorprendieron las dimensiones de la Ayinger Privatebrauerei, cuyas instalaciones parecían las de una fábrica en toda regla.

Ilgner distribuyó entre los presentes, a quienes se distinguía por un singular sombrero de paja obsequio de los anfitriones, lo que llamó “anticipo de lo que vendrá después”, consistente en cerveza blanca en vasos personales, que tuvo la virtud de desatar las timideces y animar la reunión.

Con Erik en Ayinger
Una hora más tarde, todos disfrutarían en la gran carpa tipo Oktoberfest, de una fiesta de la cerveza no programada, de varios de los 14 tipos de cerveza de Ayinger y de la festiva música bávara.

Historia de una taberna

En los días posteriores debí recurrir a la Birrapedia, la enciclopedia de la cerveza como ya lo adivinó usted, para conocer algo de la historia de Ayinger, una cervecería artesanal de dimensiones que escapan a la categoría en que se encuentran las demás.

Alguien llamado Gonzalo, quien no ofrece su apellido, publicó en junio de 2015, la historia de la Ayinger, un negocio familiar que se inició en Aying en 1876.

Gonzalo cuenta que ese año, Johan Liebhard, compró una finca agrícola y forestal, y estableció una taberna y una carnicería que condujeron con su esposa María.

Indican la ruta para hacer una buena cerveza
Un año más tarde “deciden montar una fábrica de cerveza, algo habitual en aquella época en que había más de 6 000 (cervecerías) en toda Baviera”.

La primera cerveza de Aying salió a la venta el 2 de febrero de 1878 y para aprovechar las condiciones climatológicas reinantes se elaboraba para las fiestas de san Miguel (29 de setiembre) y san Jorge (23 de abril), refiere Gonzalo.

Añade que el año 1900 marcó un escalón importante en el futuro de la fábrica, con la llegada del ferrocarril a la localidad de Aying.

“Poco después Liebhard entregó la gestión de la fábrica a su hija María Liebhard y a su marido August Zehentmair”, recuerda.

Insumos que proporcionan sabor y aroma
Aunque Johan Liebhard falleció en 1910 “la fábrica siguió funcionando a buen ritmo hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial”.

El fin de la Gran Guerra no mejoró la situación y a la crisis económica general, se sumó “un incendio que arrasó parte de la fábrica”, cuya reconstrucción concluyó recién en 1923, cuando se montó su primera línea de embotellado.

Gonzalo cuenta luego que “en 1927 compraron su primer camión que les permitió llevar su cerveza a Múnich, a unos 25 kilómetros de Aying, y en 1930 alcanzaron (una producción de) 16.000 hectolitros (hl)”.
 
“La llegada de los nacionalsocialistas hizo que el crecimiento de la cervecera se frenase”, prosigue Gonzalo.

“En 1933 Zehentmair murió, y la sucesión pasó a cargo de su hija María Kreszenz y su marido Franz Inselkammer”, añade.

Símbolo de una centenaria historia
Durante y después de la Segunda Guerra Mundial “la producción se redujo a 13.000 hl en 1950, pero en 1963 superaron los 76.000 hl”.

En 1953 Franz Inselkammer compró el Hotel Platz en Munich “frente a la Hofbräuhaus”, la más famosa y visitada histórica cervecería de la capital bávara, lo “que les dio un gran reconocimiento”.

“En 1963 “Franz Inselkammer II entra en el negocio como maestro cervecero quien se encarga actualmente de la gestión de la fábrica junto a su mujer Angela. Ahora la producción supera los 140.000 hl al año”, declara el texto de Gonzalo.

Otra versión, recogida durante la visita guiada referida, proporcionada por Ilgner, señala que la producción actual llega a los 84 mil hl anuales.

El aroma de las Cervezas

Gonzalo hace luego una cariñosa descripción de tres cervezas, dos de las cuales corresponden a la producción habitual de la fábrica y una denominada cerveza de temporada.

La "Cerveza del siglo", la AyingerJahrhundert 
La primera es la AyingerJahrhundert con un 5.5% ABV (siglas en inglés de Alcohol by volume o porcentaje de alcohol) y es una cerveza que se elaboró en 1978 para conmemorar los cien años de la fábrica. De hecho, el nombre de la cerveza literalmente significa “Cerveza del Siglo”.

Gonzalo describe que “en el vaso aparece con un color amarillo claro, limpio y una capa de espuma blanca, cremosa y duradera” y al olerla se aprecian aromas de pan, cereal, flores y hierbas”.

“En la boca es ligera, de trago largo, aparecen matices de malta, olores de pan, grano, bizcocho, flores y notas herbales, tiene un cuerpo ligero y un final seco y algo dulce”.

La Ur-weisse con aroma a plátano y clavo
La Ayinger Ur-weisse, es la segunda de la “línea básica, con un 5,8% ABV que aparece en el vaso “con un color cobrizo claro, más claro que las dunkel habituales, turbia y con una buena corona de espuma blanca, cremosa que se mantiene muy bien”.

“En la nariz se aprecian los clásicos aromas de plátano y clavo, también aromas acaramelados y algo tostadas, pan y cereal e incluso con leves matices ahumados”.

“En la boca se mezclan los matices de trigo y plátano con las maltas caramelizadas, se aprecian aromas de pan tostado, cereal, frutas como ciruelas y melocotón y clavo, tiene una leve acidez, cuerpo ligero y carbonatación media, se bebe muy bien y deja una sensación dulce en boca”.

La Weinzenbock, para beberla en invierno
Gonzalo señala luego: “Finalmente tenemos la Weizenbock, una cerveza elaborada en invierno que tiene un 7% ABV. En el vaso se muestra con un color amarillo pálido, turba y con una corona de espuma blanca, cremosa y duradera”

“En la nariz encontramos aromas de plátano, clavo, pan, cereal, caramelo y se intuye la presencia del alcohol. En la boca nuevamente las notas de plátano, clavo y pan son predominantes. Hay algunos matices especiados y el alcohol también hace acto de presencia, tiene un cuerpo medio, carbonatación media y final dulce.

Todo lo cual señala que el buen bebedor de cerveza no solo tiene que beberla sino olerla y descubrir sus aromas para completar el placer de disfrutarla, algo que Erik practicaba para enseñarme los dos meses de mis vacaciones en Europa, con base en Múnich, Baviera, cuando no dejé uno solo día sin disfrutar de alguna de las cervezas emblemática que él buscaba y encontraba.

Por lo demás, y bien merecidas, por cierto, Ayinger recibió varias medallas por la calidad de su producto en el mundo cervecero.


Cerveza de temporada para todos
En 2014 ganó la Copa del Mundo de la Cerveza, bronce en la categoría European-Style Dark (Ayinger Altbaierisch Dunkel), la Estrella europea de la cerveza, bronce en la categoría European-Style Dunkel (Ayinger Altbaierisch Dunkel), la Estrella europea de la cerveza, plata en la categoría German-Style Kellerbier Hell (Ayinger Kellerbier), la Estrella europea de la cerveza, oro en la categoría South German-Style Hefeweizen Bernsteinfarben (Ayinger Urweisse), y la Estrella europea de la cerveza, plata en la categoría South German-Style Hefeweizen Hell (Ayinger Bräuweisse). (Luis Eduardo Podestá).

(Imágenes de Eirk Loitsch, del autor, Google y web de Ayinger)

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