martes, 3 de octubre de 2017

La plata llega suave a Cofide

Periodista descubre que en la
conocida entidad estatal los
que “trabajan” no saben hacerlo

Nota del editor - Habituado a leer las novedades del Perú a través de diarios e intervenciones en la red de mis colegas periodistas, me encontré con la siguiente sabrosa y reveladora nota de cómo “trabajan” algunas dependencias públicas cuya misión parece, precisamente, la de impulsar el decaído desarrollo del país en un momento tan crítico como el actual. La información estaba en el muro de mi gran amigo Pedro Ortiz Barnuevo, con quien me unen viejos lazos de camaradería desde los tiempos del diario Correo que navegaba el proceloso mar de la dictadura de Velasco Alvaradoy parte de la siguiente era de la “devolución de los diarios (confiscados) a sus legítimos dueños”.  La profesionalidad de Ortiz deja fuera de toda duda cualquier exageración en su información, porque él se caracteriza por su respeto a la objetividad y su gran sentido de observación. No deja de ser, sin embargo, un crítico vitriólico de lo que ve mal. Y esto es lo que encontró cuando fue como un ciudadano común a reclamar información en la pomposamente (¿y engañadora?) Corporación Financiera de Desarrollo (Cofide) – Luis Eduardo Podestá desde Múnich, Alemania.
  

Cofide no quiere a las MYPES

Por Pedro Ortiz Barnuevo

El viernes 29 de setiembre a las 10 am., fui a COFIDE (Corporación Financiera de Desarrollo) para saber lo que necesita un pequeño empresario que quiera formalizarse.

El vigilante me dijo de arranque que antes daban información, pero que ya no y me dio un volante con la dirección de una oficina “aquí nomás, junto al Banco de Crédito”.

Volantes de engañadora sonrisa
“Hacemos todos los trámites por ti”, leí en el encabezado y vi que se trataba de un negocio particular, así que volví a la carga e insistí con el vigilante.

Las lujosas oficinas del CENTRO DE DESARROLLO EMPRESARIAL DE COFIDE en la zona más cara de San isidro, estaban vacías a esa hora.

En uno de los casi veinte cubículos, cada uno equipado con una moderna computadora, había un empleado solitario, mientras en otro, un señor conversaba con una señorita.

-“Con ella tiene que hablar, así que espere un momento”-, me dijo el vigilante.

Pasaban los minutos y la charla de la pareja continuaba, de modo que me acerqué y me quedé mirando, hasta que la conversadora me vio y salió a atenderme.

-“Mira– me dijo la señorita, tuteándome en prima– ya no damos ese servicio, así que anda a esta oficina (la del volante) …”

Así cualquiera "trabaja"
Le pedí que me comunique con el jefe del Centro de Desarrollo Empresarial de Cofide y no quiso, hasta que le mencioné mi condición de periodista, no sin antes dejarla helada con un aclare por la conchudez del tuteo.

Al fondo a la derecha de los cubículos, una señora (digo, por la edad) escribía en una computadora, pero levantó la cabeza para atenderme y me dijo que la información podía verla en la web.

- “Es más, –me dijo – puede verla aquí…”, e hizo el intento de colocarme frente a una computadora.

Argüí que no era mi dominio y le pedí que me imprima la información, que yo pagaría las copias.

Se negó y volvió a negarse, hasta que le hice ver la gravedad de la situación, ya que en una oficina del Estado se repartían volantes de un negocio particular ¿a cambio de una comisión?

Finalmente me dio una copia de un folleto de 38 páginas correspondiente al “Manual de usuario del sistema de intermediación digital (SID-SUNARP) que solo de verlo me dio pereza, así que insistí en que me dé una hojita con los requisitos para formalizar una pequeña empresa.

-“Ahí está todo, léalo…”-, me respondió en tono de despedida.

El folleto es una farragosa sucesión de indicaciones que desanimaría a cualquier empresario que quisiera optar por la formalidad.

Cuando salía, cogí del mostrador de informes un volante de Cofide que reposaba junto al de la empresa particular, que pomposamente dice : FORTALECIENDO A LA MYPE, DESARROLLAMOS AL PERÚ – Consultorios gratuitos, previa cita.

(Los empleados de Cofide son los mejor pagados del Estado, junto a los del Banco Central de Reserva, de la Sunat y de la Superintendencia de Banca y Seguros)
(Pedro Ortiz Barnuevo).

(Imagen del autor y de archivo)

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