domingo, 15 de febrero de 2015

A la muerte de un hombre bueno

Toribio Cuba Valdivia, periodista
y magnífico ser humano, ha muerto
y nos deja una lección de valentía

Quizá la mejor lección para el periodismo del Perú de hoy, sea la palabra de ToribioCuba Valdivia, muerto el viernes 13 de una penosa enfermedad, en Arequipa, y poco recordado por la gente con la que convivió la profesión durante 54 años de su vida: “El periodista debe combatir la corrupción y luchar por la justicia aunque nunca llegue”.

Toribio Cuba, el periodista
Lo recuerdo con cariño y reconocimiento, porque fue él quien una noche de abril de 1953, mientras participábamos de una comida en un restaurante de la calle Arica, en Miraflores, me dijo: “Samuel Lozada está buscando un periodista. Si quieres hacer la prueba podrías entrar a La Prensa”.

La Prensa de aquellos años era el periódico en expansión que descentralizaba la información a través de páginas especiales para cada departamento. Al día siguiente estaba frente al doctor Samuel Lozada Tamayo, periodista y abogado, para decirle que Toribio Cuba me había enviado a conversar con él, jefe de la corresponsalía de La Prensa.

Lozada no me preguntó mucho y desde entonces hasta hoy –han pasado 62 años– he dedicado mi vida al periodismo y fue Toribio Cuba, de pequeña estatura pero muy ágil para el cumplimiento de su tarea, quien me introdujo en este difícil e incomprendido oficio que año tras año nos informa de cuán difícil es vivirlo.

Con Toribio trabajé en el diario El Deber, entonces decano de la prensa del sur y dábamos rienda suelta, con Daniel Neira, entonces corrector de pruebas en ese diario y hoy abogado dedicado exclusivamente a su profesión, y con Javier Bustamante Ibáñez, ya desaparecido y excelente periodista, a recias discusiones sobre el periodismo, la literatura, nuestras organizaciones gremiales, todo al compás de unas cervezas, de cuyo exceso Toribio se cuidaba.

Toribio Cuba (primero de la derecha) con el alcalde Velarde Soto y Luis Durand Florez (primero y segundo de la izquierda), en una reunión periodística.
Luego me fui al diario El Pueblo, cuyo director, Luis Durand Florez, estaba empeñado en enfrentarse como diario local a la creciente hegemonía de La Prensa. Cuando me pidió recomendarle a un buen periodista para la redacción, no vacilé en decirle Toribio Cuba.

Y así fue cómo trabajamos juntos una vez más, desde 1957 hasta 1962, año en que atendí el llamado de una poderosa cadena periodística, que fundó los diarios Correo.

Toribio Cuba no quiso abandonar El Pueblo y se quedó hasta 1990, como nos lo recuerda la periodista Nexmi Daza, en una magnífica y conmovedora entrevista que publicó en su blog al ocurrir la muerte de mi amigo. 

Cuba también fue corresponsal en distintas épocas, de la desaparecida Última Hora y del antiguo Expreso y participaba en un panel de entrevistadores de la Televisora Sur Peruana.

Cuba Valdivia (segundo de la izquierda) en panel de TV
Anudamos lazos familiares con Toribio. Fue padrino de bautismo de mi segundo hijo, Gonzalo, con quien lo recordamos ayer, cuando le comuniqué la noticia de esa pérdida.

Su corta estatura no le impidió alzarse en defensa de la justicia. “El periodista debe combatir la corrupción y luchar por la justicia aunque nunca llegue”, le dijo a Nexmi Daza en aquella entrevista.

También le dijo en certero análisis de la realidad periodística: “Hoy todo es violencia y corrupción en el Perú y al parecer el apocalipsis también llegó a los medios de comunicación social que sólo difunden el crimen, el robo y resaltan la crisis moral que vive nuestra sociedad. Los diarios muy pocas veces traen buenas nuevas para los lectores y cada vez son menos los periodistas valientes que investigan y combaten la corrupción”.

Entrevistando a Manuel Prado
Tenía un alma especialmente sensible y con él organizamos alguna vez en El Pueblo, una navidad para cinco familias en la miseria que nunca pensaron que el Niño Jesús que no esperaban se presentaría en la imagen de hombres de carne y hueso que les traían, por lo menos por una vez en su vida, la abundancia navideña de que los demás disfrutaban.

Esa nochebuena, en que él y yo llegamos muy tarde a nuestras casas, lloramos al ver la felicidad de aquellas cinco familias, todas con numerosos hijos pequeños a quienes la solidaridad humana les llegaba por la vía de un periódico que se conmovió con la miseria y quiso iluminar esa noche de paz para aquellas personas que no esperaban nada.

No he tenido la suerte de leer una semblanza de Toribio Cuba en el diario en que trabajó tantos años. Los otros medios de Arequipa tampoco lo han hecho, quizá porque sus jóvenes protagonistas no saben de la enorme estatura profesional, moral y humana de Cuba Valdivia.

Que estas líneas sirvan de recuerdo, sencillo y sentido epitafio en memoria de aquel hombre bueno que fue Toribio Cuba, mi hermano.

(Imágenes del blog de Nexmi Daza y del archivo del autor)


1 comentario:

Unknown dijo...

SR. PODESTA, MUCHAS GRACIAS EN NOMBRE DE MI FAMILIA Y DEL MIO PROPIO POR LA NOTA QUE LE DEDICA A MI PADRE.
SABEMOS DE LA GRAN AMISTAD QUE LOS UNIO A AMBOS. MI PADRE LO RECORDABA SIEMPRE CON MUCHO CARIÑO.

UN FUERTE ABRAZO A LA DISTANCIA.
ALVARO CUBA ARREDONDO.
alcuar64@hotmail.com