martes, 3 de diciembre de 2013

Qué hacer, ¿nos escondemos?

En la prueba PISA salimos
los últimos ¡del mundo!

En el último Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes, más conocido como Pisa (por sus siglas en inglés), participaron estudiantes de 15 años de 65 países y los resultados fueron difundidos, para vergüenza nuestra, este martes, por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Los últimos del mundo
Los resultados para nosotros fueron sencillamente vergonzosos. Estamos en el último lugar.

OCDE informó que los estudiantes que alcanzaron los mayores puntajes y, en consecuencia son los mejores pertenecen a: Shanghái (613 puntos), Singapur (573), Hong Kong (561), Taipei (560), Corea del Sur (554), Macao (538), Japón (536), Liechtenstein (535), Suiza (531) y Holanda (523), todos de Asia, excepto los tres últimos que, como usted sabe, son de Europa.

Como contrapartida están los peores y, señoras y señores, son: Chile (lugar 51 con 423 puntos), México (lugar 53 con 413 puntos), Uruguay (puesto 55 con 409 puntos), Costa Rica (lugar 56 con 407 puntos), Brasil (lugar 58 con 391 puntos), Argentina (lugar 59 con 388 puntos), Colombia (lugar 62, con 376 puntos), y Perú (último puesto, lugar 65 con 368 puntos).

¡Y nos creíamos tan bacanes!

Le interesa su sueldo, no elevar la educación
El Congreso acaba de aprobar esta tarde, por 64 votos a favor, 1 en contra y 31 abstenciones, el presupuesto general de la República que ascenderá a S/.108.418’909.559.

El ministro de Educación, Jaime Saavedra, ofreció declaraciones a un medio de prensa y dijo que Perú asignó en 2012, el 3% del presupuesto y cuando le preguntaron si aspirábamos a llegar al 6% recomendado por el Acuerdo Nacional, dijo: “No creo que lleguemos a eso rápido, pero sí apuntamos". Prefiere esperar, según se ve.

No quiere ir "tan rápido"
Frente al desastre que acaba de remecer la educación del Perú, el ministro dice que "necesitamos cambios dramáticos", pero afirma que no cree que hayamos de invertir “tan rápido” ese 6% que reclama un país que no quiere quedarse atrás y cuyas autoridades no quieren convencerse de que la educación es la mejor inversión que se puede hacer para construir una sociedad responsable con ansias de desarrollo.

No quieren entender –o lo saben y no quieren hacerlo– que solo una buena educación es la garantía de una sociedad democrática que al conocer plenamente sus derechos, conozca también sus obligaciones y las oriente hacia el bienestar de sus semejantes. En fin…


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