viernes, 15 de octubre de 2010

Texto serio de un escritor burlón

En homenaje al Nóbel
arequipeño, El Gallito
lanzó edición extra


El siguiente texto ha sido tomado de El Gallito número 252, una edición extraordinaria de dos páginas, que su director, Álvaro “Lesness” Podestá Cuadros, lanzó a la calle el mismo día en que se dio la noticia, en abierto desafío a las leyes del mercado y de la soñolencia tipográfica solo llevado por la emoción de que el Perú tuviera un Premio Nóbel, que este fuera Mario Vargas Llosa, a quien leyó desde su adolescencia y que Mario fuera arequipeño. Triple motivo para estar contento y demostrar que podía llegar de inmediato al público que, en Arequipa sobre todo, deseaba leer la palabra escrita acerca del Premio Nóbel que habíamos ganado.
Esta fue también, en el contexto de El Gallito, ese burlón e irreverente “quincenario mensual humorístico de aparición semanal”, que los lectores se encontraban por primera vez ante un artículo escrito en serio. Vale la pena leerlo, a continuación, porque hoy, viernes, llegó procedente de Arequipa, una remesa que traía unas decenas de El Gallito para los lectores que tiene en Lima. Gracias, Gallito.

Gracias Mario


Mario Vargas Llosa: homenaje en su tierra


A Mario Vargas Llosa lo leí por primera vez a los once o doce años. Los Jefes se llamaba ese pequeño libro de relatos que tuve la suerte de leer cuando era chibolo y me parece que de ahí pegué el salto a La tía Julia y el escribidor. En ese tiempo me parecían los escritos de Mario enormemente divertidos, pero ya había escuchado por ahí que nuestro escritor tenía publicados libros muy difíciles de leer como La casa verde o Conversación en La Catedral.

Álvaro "Lessness" Podestá Cuadros, asíduo lector

Como no me quise "chupar" ante el reto de leer un libro de esas características (según los críticos, en estos, Mario "abusaba de su técnica para escribir"), tomé La casa verde e intenté leerlo. La verdad que no lo disfrutaba porque el hombre me traía de aquí para allá cambiando tiempos, espacios y me dejaba más confundido que yo en una iglesia. Por eso no llegué más allá de la página 40. Estaba chibolo, pues.

Luego, con más lecturas, más años, ya no solo pude leer los libros de Mario, los "fáciles" y los "difíciles", sino que leía sus columnas en la revista Caretas también. Cómo no recordar el gran placer de leer ese libro inmenso y maravilloso que se llama La guerra del fin del mundo o esa gran obra ligera como Pantaleón y las visitadoras.

Qué suerte he tenido de haber disfrutado antes y no ahora, que imagino todo el mundo querrá comprar las obras del Nobel arequipeño, otros buenos trabajos como ¿Quién mató a Palomino Molero?, El hablador y hasta alguna pieza teatral como La Chunga.

Leí mucho de chibolo y felizmente nunca fui un nerd. Tal vez porque nací y crecí en el Rímac y tuve calle y esquina, además estudié en colegio público y de puros patas. Leí mucho de chibolo y no volví un nerd seguramente porque tuve seis hermanos que me obligaban a estar siempre "mosca". Leí mucho de chibolo por "culpa" de Vargas Llosa y hoy se lo agradezco a mi Pá que siempre tuvo un huevo de libros a disposición de sus hijos.

En casa no había eso de "no toques ese libro que lo vas a romper o maltratar". Los libros estaban ahí y la libertad para leerlos era total. Fue en esos anaqueles un poco curvos ya por el peso de los libros donde descubrí a Vargas Llosa, paisano de mi viejo y su contemporáneo. Y agradezco a mi Má también, quien a pesar de sus dudas sobre si uno se puede ganar la vida escribiendo en un país como el Perú, nunca interrumpió las lecturas que sus hijos, echados en la cama o tirados en el piso hacían en los ambientes de la casa del Rímac.


Es la hora de felicitar al gran escritor que es Mario Vargas Llosa y agradecer los innumerables buenos ratos que de chico, adolescente y adulto me hizo pasar con sus novelas.

Edición extra de El Gallito

Hoy es un día de triunfo para él, para Arequipa y el Perú entero, este Perú que lo criticaba sin leerlo y que cuando lo leyó parecía no entenderlo. Y es que este Perú que consume libros de vampiros (bien escritos, claro está) y juveniles Dráculas e incluso Pezweons, no puede arrogarse la capacidad de juzgar a un talento como el de Mario.
¡Grande Mario!
Graciasss... ¡TOTALES!
L.P.C.

Nota - El comentario fue publicado el jueves 7 de octubre

Luis Eduardo Podestá

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