lunes, 27 de septiembre de 2010

El Gallito revela sus secretos

Celebra su edición 250
y la presenta en la Feria
del Libro de Arequipa



Aunque se le recomendó lo contrario, El Gallito, o mejor, Álvaro “Lessness” Podestá Cuadros, director de ese llamado quincenario mensual humorístico de aparición semanal, no pudo resistir más y reveló los secretos de cómo materializa esa publicación, desde que se le prende el foquito en el cerebro, dice, hasta que llega a las manos de sus lectores.


Portada del número extra 250

Y lo hizo para celebrar sus 250 ediciones formales y otras informales como el 249 y medio o el 249 tres cuartos y los diez años de publicación de ese periódico.

El director de El Gallito (foto a la izquierda) había guardado el secreto de cómo hace vivir ese periódico declarado persona no grata por los camanejos de todo el mundo, debido a que son personajes recurrentes de sus páginas, pero llegó el número 250 y el décimo aniversario y se emocionó.

Ahora bien, hay que explicar en alguna forma aceptable aquello del número 249 y medio o el 249 tres cuartos.

Ocurre que como tenía previsto presentar su número 250 en la Feria del Libro de Arequipa, que acaba de cerrar sus jardines –porque se desarrolló en el parque Libertad de Expresión del barrio de Umacollo– y le faltaban varias semanas y hasta meses decidió aguantarse como se dice, y publicar ediciones previas de modo que aquel coincidiera con la apertura de la feria.

Así, pues, cuatro o cinco semanas antes publicó el 249 ½ y como aún le sobraba tiempo publicó a continuación el 249 ¾. Todo le cuadró en el almanaque y llegó, muy orondo, con su edición 250 al día que le asignaron en la feria para la presentación de su periódico, en que también debía hacer una exposición sobre el cómo, el porqué y el dónde de El Gallito.

En lo que parece una confesión, el director y creador de El Gallito ha revelado dónde quema sus placas, dónde y quiénes se ocupan de la impresión. Y abre su edición con un sugerente titular que habría hecho encabritar al más cabro de los chilenos que esperan su rescate en el fondo de la mina San José en el norte de Chile: “Mineros chilenos atrapados piden por favor que les bajen una mujer,m aunque sea usadita”, dice su noticia de portada.

Ahora bien, a diferencia de las ediciones anteriores, la 250 se distingue porque por primera vez –y ojalá no la última– ha echado a la calle 16 páginas A4 con portada, contraportada y centrales a todo color. Y lo mejo de todo –o lo peor diría un judío– es que lo reparte sin costo para el lector con ese cuento o lema de que El Gallito no se vende porque no tiene precio”.

Una edición de tal dimensión como la 250 brilló la tarde de su presentación en la Feria, cuando el director don Álvaro “Lessness” Podestá comenzó su discurso protestando porque los anteriores expositores le habían quitado media hora de su valioso tiempo y habló de la puntualidad alemana recordando sus años en Germania, e hizo una invocación para que la hora arequipeña no asuma los vicios de la hora peruana u hora de Cabana, que adquirió carta de ciudadanía gracias a nuestro apreciado cholo Alejandro Toledo.

En fin, El Gallito 250 confiesa que ha tirado más de un cuarto de millón de ejemplares, entre números formales y los consabidos ½ , que fueron editados en sus diez años de existencia.

Páginas centrales de El Gallito 250

Por otra parte, en un arranque de sinceridad, el director recuerda que varias veces alteró su formato y el material de impresión. En ocasiones ha usado papel cuché, en otras papel periódico y hasta cartulina y sus formatos han escapado del A4 para aparecer en tamaño A3, o sea el doble del A4, una tira de 20 por 60 centímetros de una sola página, un cuadrado de 20 por 20 centímetros, en fin, con una sorprendente irreverencia por la tradición imprentera.

Ni hablar de las veces que con todo desparpajo dejaba gran parte de la edición en blanco con la disculpa de “no se me ocurrió ni un carajo”, todo lo cual era rematado con la versión de que a sus auspiciadores les gastaba más El Gallito cuando él dejaba de escribir.

En estas lides, ha compartido honores con su hermano Pavel Podestá Cuadros, “El Pibe”, el historiador de la familia, que escribe en El Gallito una sección muy cristiana porque aparece cuando Dios quiere, denominada “Hombres de Sillar”, consagrada a destacar las virtudes de los arequipeños ilustres … ¡que nunca han existido!

En algunas ocasiones, he mostrado mi extrañeza por esas libertades ultraperiodísticas pero en vista de que tanto el director de El Gallito como sus colaboradores son mayores de edad, los he dejado en libertad… de expresión. Y porque además, ¡soy su papá!


Luis Eduardo Podestá

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