domingo, 5 de julio de 2015

Görlitz, la ciudad que comparten dos países

Está dividida entre Alemania
y Polonia por el río Neisse 

Görlitz, Alemania y Zgorzelec, Polonia, son una misma ciudad dividida en dos por el río Neisse que la cruza y forma su frontera desde 1945, como resultado de la nueva configuración política de Europa, después de la Segunda Guerra. Para llegar a Zgorzelec basta cruzar el puente Freundschaft (Amistad) sobre el río Neisse, que corre apacible en dirección al norte.

El río Neisse convertido en frontera
Allí había en otros tiempos, me cuenta un poblador del Görlitz alemán, una garita de vigilancia con guardias armados de lo que fue la República Democrática de Alemania (RDA) controlada desde Moscú y era necesaria la presentación de documentos para pasar de uno a otro lado.

Hoy la frontera es libre y los ciudadanos del Görlitz alemán y de Zgorzelec polaco cruzan a cualquier hora en una u otra dirección, a veces solo para sentarse en un restaurante en la orilla derecha del río y disfrutar de platos y cerveza polacas o a veces para simplemente sentarse en la banca de un parque al otro lado de la frontera.


Calle de Görlitz, como la vieron hace siglos
La historia cuenta que Görlitz no sufrió la destrucción causada en otras ciudades alemanas –como la cercanaDresde, por ejemplo– y quedaron a salvo sus más de 4000 monumentos históricos arquitectónicos y al parecer, la ciudad quedó casi sin grandes transformaciones desde sus orígenes según da cuenta un primer documento escrito de 1071, como refiere el investigador Frank Vater en su libro “Görlitz, una ciudad de muchos rostros”.

Por la enorme cifra de monumentos que posee, Görlitz es considerada como “el área monumental más grande de Alemania” cuya imagen urbana corresponde al periodo “gótico tardío renacentista”.

La orilla polaca de Görlitz llamada Zgorzelec

Como consecuencia de la Segunda Guerra, Alemania perdió la zona oriental de Görlitz que quedó en poder de Polonia y muchos pobladores del área alemana perdieron sus posesiones y debieron emigrar al otro lado del río y establecerse como nuevos ciudadanos de un país también dividido.

El Görlitz de hoy es una comunidad turística cuya población hasta hace dos años era de 54042 y no ha dado muestras de incrementarse. Tiene mucho que mostrar, sobre todo la amabilidad de sus pobladores, sus coches tirados por caballos, sus calles por donde no ha pasado la ola renovadora de la modernidad y que se conservan como hace nueve o diez siglos. 

Apacible Görlitz nocturno
Aún la gente Görlitz respeta viejas tradiciones como cortar un tronco entre dos recién casados para simbolizar que un matrimonio debe ser el esfuerzo de dos para que sea duradero y feliz. Y en un viejo restaurante un mesero apaga la luz repentinamente y le cuenta la historia de un herrero que ahuyentó al diablo en este mismo local hace no más de 200 o 300 años.

Así, pues, Görlitz, la ciudad más oriental de Alemania, para muchos pobladores y visitantes, la más hermosa, exhibe sus monumentos restaurados como fueron planeados y realizados por sus  autores en su exacta originalidad, hace más de 500 años, entre ellos fachadas de edificios decoradas con esmero y especial sentido estético que se muestran en todo el viejo centro.

Viejo pasaje en medio de la ciudad

Aunque muchos señalan que en la ciudad no hay jóvenes porque la juventud prefiere emigrar a otras ciudades –debido a que no tiene universidad– Görlitz es calificada por técnicos en turismo como una “ciudad maravillosa, joven y acogedora”, donde es posible una vejez respetada y tranquila.

Görlitz pertenece al estado de Sajonia, está a 201 metros sobre el nivel del mar, tiene un área de 67.22 kilómetros cuadrados en su centro tradicional y se ha extendido hacia el oeste, en modernos y elegantes barrios residenciales. (Luis Eduardo Podestá).


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