jueves, 2 de julio de 2015

Con licencia para difamar

Académico y columnista
lanza la piedra contra
“periodistas de moda"

Nota del editor – Como pocas voces, la de Gustavo Faverón Patriau se ha levantado contra algunos intocables de la prensa actual. Reproduzco íntegramente su columna Puente Aéreo publicada en La República del martes 30 de junio, porque me parece que estoy en la obligación de comunicar a mis visitantes, que aún hay quienes alzan la palabra y no creen en vacas sagradas por muy grandes que parezcan los medios de comunicación en que se hallan y donde parecen acorazados por una impunidad que colisiona con la ética. Y, además, porque creo que el “gran periodismo” de la actualidad. como lo denuncia Faverón, se da licencias peligrosas en una sociedad que queremos respetuosa de los valores humanos y la tolerancia, como herramientas para la construcción de un mundo mejor.


Periodismo y difamación

Por Gustavo Faveron Patriau

A diferencia de lo que ocurría en la dictadura fujimorista, hoy no hace falta comprar medios para montar campañas de desprestigio. Los medios lo hacen voluntariamente. Llevo un mes diciendo que eso es lo que pasa con Nadine Heredia.

Esta semana vi de cerca cómo funciona. Salí a conversar con la primera dama en un lugar público y concurrido y antes de que nos despidiéramos ya había un tweet de Beto Ortiz informando que yo la "asesoraba" y mencionando, intrigante, una tarjeta de crédito.

Inventó que Faverón "asesoraba"
Dos días más tarde Aldo Mariátegui publicó en Perú 21 que yo había sido despedido de la universidad en la que enseño en Estados Unidos y que estaba en Lima pidiéndole trabajo a la primera dama. Otra mentira: soy profesor asociado en Bowdoin, director de un programa, y no planeo regresar al Perú: estoy aquí de vacaciones. Le pedí al Defensor del Lector de Perú 21, Carlos Basombrío, que me explicara por qué su diario podía publicar mentiras impunemente. Ni siquiera respondió.

Ese día César Hildebrandt se refirió a mí como "asesor" de Nadine Heredia. Otra mentira.

Groserías inspiradas por "huevadas" ajenas
Demostré en Facebook que todo eso es falso y Augusto Thorndike escribió en Twitter que, para que se dejaran de decir mentiras sobre mí, yo debía "dejar de hablar huevadas". Thorndike es copresentador del programa político más visto del país.

Y piensa que cualquiera que defienda a Nadine Heredia debe callarse la boca o sufrir las consecuencias: una campaña de mentiras. Esa es la persona que debería darle peso y seriedad a la línea editorial de América Televisión.
En su siguiente tweet me llamó "sobón" y "huevonazo". Le pregunté a su jefa, Clara Elvira Ospina, qué pensaba de eso. Tampoco me respondió.

Mi conclusión es simple: Nadine Heredia no tiene que hacer absolutamente nada oscuro o ilícito para que los "periodistas" más visibles del país la cubran de mentiras. Nadie tiene que contármelo: yo lo he visto. Ella puede tomarse un té con alguien y los medios de prensa convertirán eso en una fechoría y de paso se descalificarán a la otra persona.

Eso no es periodismo, salvo que ahora el periodismo sea una forma aceptable de difamación.


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