domingo, 29 de junio de 2014

Cuando el soroche te abofetea

Numerosa delegación de
jóvenes de 21 países llega
a las alturas de Arequipa

Nota del editor – Marta Belver, periodista del diario El Mundo de España, acompaña a un numeroso grupo de jóvenes de 21 países que visitan las áreas altas de Arequipa y, consecuentemente, sufren las consecuencias del cambio de clima. En este artículo, Marta Belver describe el soroche o mal de altura que hace estragos entre los jóvenes expedicionarios que, señalan versiones periodísticas de la Ciudad Blanca, buscan llegar hasta los orígenes del río Amazonas, en las heladas alturas de Quehuisha, donde surge el manantial que da comienzo al rey de los ríos del mundo. A continuación el artículo de la periodista española, ilustrado con imágenes de Ángel Colina. Se han conservado los pies de foto de la autora. (L. E. Podestá).

El bofetón del mal de altura entre llamas y alpacas

Por Marta Belver
Periodista de EL MUNDO.

Periodista en las alturas
La Ruta BBVA toma altura. Y no sólo porque ya ha atravesado el ecuador de su etapa latinoamericana para, tras una relativa calma, adentrarse ahora en los vericuetos de la aventura impredecible, que también. Sobre todo, en su sentido más literal.

El campamento con los 203 expedicionarios que integran este programa educativo ecléctico donde los haya se instaló la noche del jueves en Arequipa, la segunda ciudad más importante de Perú, situada 3.200 metros sobre el nivel del mar. Apenas 36 horas tuvieron los chicos inexpertos en estas lides para tratar de acomodar sus pulmones a la dificultad gradual de ir llenándolos de aire cuando este sábado se han situado en los aledaños del Valle del Colca, ni más ni menos, a 4.400 metros.

Si nunca le ha atizado el llamado mal de altura, imagínese por un momento que le pusieran una llave inglesa gigante en la cabeza y fueran cerrándola poco a poco. Súmele a la sensación de que le podría estallar el cerebro en cualquier momento cierto revoltijo de estómago y ganas de vomitar y se hará una idea muy aproximada de lo que han sentido decenas de chavales y varios de los adultos que los acompañan.

Danzas con los alpaqueritos de Tocra / Ángel Colina
Como la enfermedad de los montañeros (o 'soroche') es un tanto caprichosa, muchos de los ruteros han estado correteando entre llamas y alpacas en la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca y han pegado botes en una danza con los alpaqueritos de Tocra sin sufrir efectos secundarios aparentes. El 'truco' de alguno de ellos ha sido precisamente que proceden de estas tierras peruanas o de lugares de Latinoamérica con una elevación similar. El del resto, probablemente, la suerte.

El equipo médico que viaja empotrado con la Ruta BBVA ha tenido que abrir un botiquín hasta ahora prácticamente intacto para suministrar aspirinas, ibuprofenos y pastillas para el mareo a tutiplen. Los lugareños, a su vez, han preparado para sus huéspedes mate de coca, el mejor remedio natural para el revolcón del mal de altura.

Cuestiones sanitarias al margen, los expedicionarios han podido aprender en este aula itinerante sin pupitres que Perú tiene cuatro millones de alpacas, dos millones de llamas y entre 200.000 y 300.000 vicuñas. Esta suerte de 'ovejas de cuello largo' son la principal fuente de ingresos de zonas con escasa vegetación como Caylloma, la región en la que se encuentra la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca, según ha explicado Rodolfo Marquina, del Centro de Estudios yPromoción del Desarrollo Desco.

Esta ONG puso en marcha en 1985 el Programa Regional Sur para ayudar a los productores de camélidos andinos a hacer rentable la producción de fibra de las alpacas (de la que salen luego los jerseys y bufandas calentitos, tres kilos de materia prima por cada adulto) y de la carne de llama. "Es altamente nutritiva, baja en colesterol y poco grasa", ha destacado Emma Quina, veterinaria y coordinadora de proyectos en la localidad de Tocra.

Camélidos andinos en la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca / Ángel Colina
Los ruteros sabrán diferenciar a partir de ahora a los camélidos por su físico, unos más esbeltos y menos peludos que otros, y conocen sus diferentes variedades. También han podido arrear a los que se encontraban pastando en la reserva, que han aguantado estoicamente las persecuciones de los que tenían suficiente oxígeno como para corretear sin perder fuelle.

La gente de la zona ha preparado para los integrantes de la expedición un almuerzo a base de maíz de cabanita del Valle del Colca, queso de leche de vaca y carne de alpaca. Después los autobuses han enfilado el camino rumbo a Chivay, donde ha quedado instalado el campamento para los próximos cuatro días.

Aquí la altura ha descendido hasta los 3.700 metros sobre el nivel del mar, una bajada considerable de los 4.400 que ha hecho de analgésico para más de un dolor de cabeza. Desde este lugar partirá también este domingo la primera caminata de esta edición de la Ruta BBVA que pasará por Coporaque y tendrá meta en Yanque. Pero eso ya será otra historia.





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