viernes, 10 de julio de 2009

Persiste la discriminación laboral

¿Y cuándo bloquearán una
carretera las víctimas de los
servicios no personales?





Un diario de Lima informa que 85 mil trabajadores no recibirán los beneficios de aquella mísera gratificación “por esta única vez” de fiestas patrias, ascendente a la fabulosa suma de 500 soles. Otra fuentes afirman que son muchísimos más.

El generoso papá gobierno ha decidido una gratificación de 500 soles, que no son calatos y sonantes sino solo 300 agregados a la “grati” que ya es habitual para los trabajadores de la administración pública.

Nadie le ha dicho al gordo que aquí hay una malsana persistencia en la discriminación a un sector de trabajadores que no merece ser tratado con la punta del zapato como el señor Lora en aquella manifestación de la hoy odiada CGTP a la que Alan García se sumó cuando era candidato con poca suerte.

Los llamados trabajadores con el falaz “contrato administrativo de servicios” (CAS), sucesor con fines aviesos de aquel SNP o contrato de “servicios no personales”, son los mártires de una injusticia laboral inventada por la dictadura del japonés que les negó vínculo laboral con la empresa (o institución estatal) para no reconocerles derechos que son compromiso con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).


El palacio donde se cocinan estas arbitrariedades


Esto parece increíble pero es cierto: un gobierno que se jacta de ser democrático, de respetar a los trabajadores, que condena la discriminación y proclama la igualdad de derechos y deberes de todos los peruanos, mantiene la vigencia de una medida dictatorial que dejó hace de existir hace más de diez años.

Entre los despojos que se le arrebatan a este maltratado sector de trabajadores, se encuentran el goce de vacaciones. Los SNP y los CAS pueden estar año tras año trabajando y desempeñando las mismas o superiores funciones que otros trabajadores, en empresas públicas o privadas, pero no recibirán ni una semana de descanso, lo cual me parece sinceramente inhumano.

Mientras tanto, y es necesario recalcarlo, todos los otros trabajadores del Perú tienen 30 días de descanso y cuando no los desean pueden venderlos o reducirlos a 15 por voluntad propia con la consiguiente compensación. Ejercen sulibertad de hacerlo o no.

Una reciente disposición otorgaba a los SNP y actuales CAS que tuvieran más de cinco años de trabajo en una dependencia estatal, los beneficios de 15 días de vacaciones, que también es una discriminación frente a los 30 días, pero el requisito era que se incorporaran a las planillas. De lo contrario, no tienen derecho a nada. Pero es la empresa la que debe incorporarlos... si quiere.

Tampoco reciben aumentos cuando al gobierno otorga la gracia de disponerlos para la generalidad de la fuerza laboral del país, ni están considerados en las planillas que les darían beneficios diversos a los que sí tienen acceso los trabajadores de planilla, sindicalizados y con todos sus derechos colaterales.

Por lo demás, empresas privadas y públicas han adoptado la costumbre de renovar los contratos de sus trabajadores cada mes, de modo que, aparte de mantener al servidor con una amenaza permanente de no renovarle el contrato cada 30 días, eso le quita los beneficios a que tendría derecho si fuera permanente o a tiempo indeterminado.

Lamentablemente –o felizmente– , los trabajadores de las empresas públicas bajo estas normas discriminatorias, abusivas, dictatoriales e inhumanas, nunca han tenido la idea de juntarse y bloquear avenidas ni carreteras, algo a lo que el gobierno está acostumbrado para que le saquen los beneficios a la mala.

Hay que desear que las escasas voces que se alzan a favor de la igualdad laboral, sean escuchadas esta vez y que no se mantenga una situación que es indigna y que, eventualmente podría dar lugar a insospechadas reacciones.





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