viernes, 26 de marzo de 2010

Vargas Llosa: baño de soledad en Arequipa

El escritor Ruiz Rosas lo recibió con
cariño y alguien gritó ¡Viva Mario!



Vino para fundar Biblioteca Regional



Mario Vargas Llosa llegó al aeropuerto Rodríguez Ballón de su tierra natal, Arequipa, a las 7 y 15 de la noche, y solo lo esperaba Alonso Ruiz Rosas, hijo de su entrañable amigo, el poeta limeño José Ruiz Rosas, quien hace medio siglo vive en la ciudad blanca.

Alonso fue el encargado de dar la bienvenida con un abrazo al más famoso novelista de la lengua castellana de nuestro tiempo.

En medio del habitual rumor del establecimiento, con viajeros que llegaban y otros que se iban se escuchó el aplauso de una persona y, quizá ella misma, gritó: ¡Viva Mario!

Después todo fue silencio, rutina. Algunos periodistas se acercaron con sus filmadoras y cámaras y el famoso novelista sonriente, sin dar muestras de extrañeza, accedió de muy buen grado a la breve entrevista que le pedían.

La Biblioteca Regional llevará su nombre


No hubo ninguna autoridad. Ni el alcalde de la municipalidad provincial, don Simón Balbuena Marroquín, periodista él. Ni el presidente regional, don Juan Manuel Guillén Benavides, ex rector de la universidad nacional de San Agustín y promotor de cien actividades culturales en el claustro de sus tiempos.

Tampoco estuvieron representantes del Instituto Nacional de Cultura, ni de la Biblioteca Municipal, no obstante que Vargas Llosa iba a fundar allá una de características novedosas.

No tuvo ningún recibimiento oficial


Un periódico tituló su información con un desilusionado “Mario Vargas Llosa llegó ayer a Arequipa. El hijo más ilustre de Arequipa y ninguna autoridad lo recibió”.

El periodista Gustavo Aya Luque escribió en el diario Noticias: “No hubo el tumulto que suele verse por la llegada de una estrella de rock contemporánea, ni el ansioso gritar de los jóvenes, por ver a sus estrellas del momento. (…) Sólo los flashes de los reporteros gráficos, unas cinco preguntas y el saludo afectuoso de las personas del lugar (…). Fue todo lo que aconteció ayer en el aeropuerto”.

Sin embargo, allí estuvo el escritor Alonso Ruiz Rosas para hacerle sentir el calor de una recepción filial, para abrazarlo y acompañarlo en aquella noche de miércoles, cuando recién eran las 7 y 15 y no hacía frío extremo… ni llovía.

“Estoy contento de estar en Arequipa”, dijo a los periodistas y luego habló de la gran Biblioteca Regional que llevará su nombre: “Es una iniciativa magnífica que me acaba de comentar Alonso Ruiz Rosas, explicándome un poco del proyecto, sus características. Es formidable para Arequipa, para los lectores y no se trata de una biblioteca en la ciudad sino de un sistema que se extenderá por todo el departamento de tal manera que va ser un centro de difusión y conocimiento de la lectura que va a favorecer la investigación y sobre todo el placer que producen los buenos libros”.

Cuando le preguntaron cómo tomaba la decisión de rendirle un homenaje en esa forma tan singular, se mostró conmovido: “Lo recibo con emoción, con gratitud y modestia, es el reconocimiento a un arequipeño que buena parte de su vida dio justamente a los libros, a leerlos y también a escribirlos. Una forma de honrarlo es dándole su nombre a esta biblioteca… Nada puede halagarlo tanto que su nombre esté vinculado a un encuentro con la cultura y la lectura. Enviaré una colección de mis libros y conseguiré otros donativos para su implementación”. (A la izquierda facsímil del diario Noticias).

Luego le preguntaron sobre su nueva producción e informó de su reciente novela, El sueño del celta”, que transcurre, dijo, “en un ambiente histórico de la época del caucho, tanto en el Congo como en la amazonía y tiene que ver mucho con un personaje que jugó un papel importante, un diplomático inglés de origen irlandés que, denunció las atrocidades que se cometieron en esos años en las poblaciones indígenas tanto en el África como en la selva peruana”.

La biblioteca cuyas sedes se fijarán en las ocho provincias del departamento, mantendrá una vinculación estrecha con la Biblioteca Nacional, que sustentará un fondo bibliográfico virtual y tradicional. El local principal estará ubicado en el edificio del Gobierno Regional, en pleno centro de la ciudad, en la calle San Francisco.

Luis Eduardo Podestá

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