miércoles, 19 de junio de 2013

‘Promoción 51’ entró en la historia

Fueron alumnos del Cuarto Año
del Colegio Independencia quienes
protestaron contra el autoritarismo

Cuando los estudiantes fueron atacados a balazos Arequipa reaccionó contra la dictadura militar

Nota del editor – Este artículo fue publicado en dos partes los días 11 y 12 de junio últimos, por la edición regional de Arequipa del diario La República. Lo entrego ahora en versión completa dirigida a los lectores del Perú y del exterior que leen habitualmente esta página. A ellos también hay que informarles que “alfeñiques” es el apodo que se da a los estudiantes del Colegio de la Independencia Americana, a causa del color pardo de su uniforme, similar al de un dulce de azúcar, canela y maní y al cual el diccionario de la Real Academia Española define así: “Pasta de azúcar cocida y estirada en barras muy delgadas y retorcidas”.

Puede parecer contradictorio pero es así. La promoción histórica que llevó adelante una huelga contra el autoritarismo fue la de 1951 y no la de 1950, como muchos creen.

Después del ataque, la tarde del 13 de junio de 1950
Existe una distorsión histórica que pocas personas se han dado el trabajo de esclarecer. Es el hecho de que la llamada Promoción del 50 egresada ese año del glorioso Colegio Nacional de la Independencia Americana NO es la que protagonizó la huelga que dio origen a una rebelión popular contra la dictadura militar de entonces.

La verdadera promoción estudiantil que organizó y llevó adelante la huelga de 1950, fue la de 1951, es decir, los estudiantes que cursábamos en 1950 el Cuarto año de secundaria fuimos los conspiradores y quienes llevamos la voz cantante de aquel acontecimiento que estalló pocos minutos después de las 8 de la mañana del 12 de junio del año crucial de 1950, precisamente la mitad del siglo XX.

Los miembros de la Promoción de 1950 cursaban entonces el Quinto año y pocos de ellos se sintieron inclinados a participar en un movimiento que iba a perjudicar sus planes del futuro, entre ellos, el ingreso a escuelas militares o policiales que, consideraban, iban a rechazarlos por aquel “antecedente”.

Cuando los conspiradores de entonces nos reuníamos en la casa de Amado Paredes frente al parque Maita Cápac de Miraflores, teníamos en cuenta aquella situación y si bien comunicamos nuestra decisión a algunos de los del Quinto año, no les pedimos su participación activa para no comprometerlos.
Pabellón central, escenario de la gesta del 50
De modo que los del Cuarto año nos dedicamos por entero a la tarea de formar un comité de huelga desde semanas antes del estallido del movimiento. Con la colaboración de Rómulo Gonzales Paredes, Alberto Apaza Ramos, Carlos Salas Núñez, Sergio Dávila Urquizo, Rafael Vizcardo Begazo, Julio Delgado Vargas, el dueño de casa y otros que escapan a la memoria, pudimos conseguir la adhesión de estudiantes de otros años, principalmente del Tercero, Segundo y Primer años que comenzaron a actuar como “delegados” y se dieron a la tarea de conseguir nuevos adeptos.

Esa tarea fue cumplida tan bien, que el lunes 12 de junio, cuando luego de los honores a la bandera, estallaron los consabidos cartuchos de dinamita, hubo una solidaridad absoluta entre los estudiantes.

Los motivos de la huelga también han sido distorsionados con el tiempo y es bueno que, en esta oportunidad, se reiteren para limpiar la especie de que fue una huelga política, lo que hemos rechazado en todos los tonos, foros y cuanta oportunidad nos ha dado el destino para hacerlo. 
Banda de la "I" encabeza desfile en la Plaza de Armas
Es evidente que, en concordancia con la dictadura militar de entonces, el director del colegio, don Juan Zela Koort, determinó la adopción de medidas que colisionaban con los derechos que los estudiantes habían obtenido en años anteriores.

Uno de ellos era la facultad de formar asociaciones de estudiantes para canalizar las peticiones y eventuales reclamaciones sobre asuntos de la vida cotidiana del colegio.

Una huelga avisada

Aún tengo en la memoria el recuerdo de una actividad de la asociación de estudiantes. Yo era alumno del Primer año G, cuando ingresaron a la clase tres alumnos del Quinto año, a juzgar por los galones que llevaban.

Uno de ellos –años después supe que se trataba de Carlos Paz– se dirigió a nosotros y anunció en alta voz que se preparaba una huelga para el miércoles próximo por tales y cuales razones. En efecto, la huelga se produjo y no hubo ningún incidente lamentable.

Creo que el error principal de Juan Zela fue recurrir a la Prefectura en demanda de apoyo externo para compensar su incapacidad de manejo del colegio. No permitió que nuestra huelga se resolviera en los ámbitos internos, aunque todos los puntos del pliego de reclamos estaban vinculados directamente con asuntos estudiantiles. 
"Alfeñiques" de antaño con el "Zambote" Morales
Otro era el comportamiento de nuestro anterior director, Horacio Morales, apodado con respeto, reverencia y cariño el “Zambote Morales”. En cuanto se producía la huelga se iba del colegio e  invitaba a los profesores a hacer lo propio.

A los dos días, cuando consideraba que todos habían tenido tiempo de reflexionar llamaba a los dirigentes del movimiento a la dirección, conversaba con ellos de igual a igual y el asunto se arreglaba.

Zela, por el contrario, calificó el movimiento de político, se quejó a la prefectura, y pidió su intervención. Cuando el prefecto coronel Daniel Meza Cuadra se entrevistó con los dirigentes de la huelga de 1950, no tuvo la menor intención de llegar a un acuerdo. Lo primero que dijo fue que no teníamos derecho a reclamar nada ni a pedir el cambio de profesores porque solo a los universitarios les asistía el derecho de tacha.

Nosotros reclamábamos la vigencia de la asociación, una organización que no solo era de naturaleza cultural y deportiva, sino que tenía voz para acercarse a la dirección del colegio y plantearle mejoras en asuntos que a veces eran ajenos a la mirada administrativa.

Hubo también otros reclamos, como la rendición de cuentas de dineros para la adquisición de elementos de deportes y la tacha de algunos profesores que en lo académico y en lo ético no merecían estar en el plantel. 
Miembros de la "Promoción 51": De pie: Luis Eduardo Podestá Núñez, Rubén Córdova Díaz, Edgar Vásquez Hurtado, Julio Ruiz, Antonio Huamonte. Fila delantera: Alberto Apaza Ramos, Sergio Paulet Bejarano, Mariano Granda Montoya y Julio Hugo Melgar
Al mediodía del martes 13 se produjo la entrevista del prefecto del departamento, Meza Cuadra, y su extenso monólogo, a lo largo del cual no permitió que los estudiantes manifestaran su punto de vista ni sus reclamos. Se redujo a amenazar para terminar con la advertencia de que pondría tantos soldados que nos sacarían a cada uno de la mano y nos entregarían a nuestros padres.

Terminó dándonos dos horas de plazo, hasta las 2 de la tarde para abandonar el colegio o sufriríamos las consecuencias del ataque de sus tropas.

Concluido el plazo, y cuando ya habíamos decidido mantenernos en el colegio, vino hasta la reja principal, cerrada con cadenas, y  tuvo la gentileza de darnos una hora más para que dejáramos nuestro colegio. No aceptamos.

A las tres de la tarde comenzó el ataque policial que la historia recogió a medias y que, al dejar 16 heridos, seis de ellos de bala entre los estudiantes, causara la protesta viril del pueblo de Arequipa.

Fue pues, hay que reiterarlo para finalizar, la promoción de 1951 la que llevó adelante la gesta de los “alfeñiques” contra el autoritarismo que se implantó en nuestras aulas.



1 comentario:

César dijo...

Siempre supe que este movimiento fue contra la dictadura de Odría. ¿Hubo, entonces, otra movilización en Arequipa en 1955 contra el general gobernante?