domingo, 16 de agosto de 2009

Tranvías de esa Arequipa que fue


Volver al pasado con esos
nostálgicos coches que sonaban
a hierro y olían a madera






A partir de 1962, con la desaparición definitiva de los tranvías, la ciudad de Arequipa no volvió a ser la misma. Lo propio que podría ocurrir si, en un arranque de inspiración urbana, las autoridades de la actualidad, decidieran volver a poner en circulación los tranvías, sin ánimo retrógrado, sino como una forma de proteger la salud de todos y de establecer un nuevo punto a favor del turismo.

Pero quizá eso sea solo un deseo nostálgico de aquellos que vimos y vivimos aquella época y ocupamos los salones de esos coches que sonaban a hierro y olían a madera limpia y nos facilitaban las citas entre los colegiales que éramos.


Hay pocas ciudades en el mundo que se pueden vanagloriar de poseer líneas de tranvías al servicio de sus habitantes y visitantes. Lima y Arequipa eran dos de ellas, hasta que en 1962, los intereses de un grupo de omnibuseros derrotaron a quienes defendíamos la subsistencia de los tranvías.



Paradero general frente al mercado de San Camilo


Los tranvías de aquel entonces, corrían por la calle San Camilo y tenían su “paradero fijo” y común en la cuadra que ocupa el mercado central de San Camilo y que compartían las líneas de Miraflores, Yanahuara, Antiquilla y Tingo.

Un tranvía de Tingo en el centro


Otro paradero final estaba al frente, en el crucero de las calle Perú y San Camilo, adonde llegaban los tranvías de Paucarpata, que los estudiantes del glorioso colegio nacional de la Independencia Americana abordábamos hasta los topes para llegar al plantel. Nos bajábamos en tropel en el crucero de la calle Paucarpata y avenida Independencia, que por supuesto, no era lo que es hoy y seguía su ruta, atravesaba hermosos parajes mitad campo, mitad ciudad, con casas campesinas de un piso y techo de calamina rodeadas por campos abiertos de sembríos de maíz, alfalfa, trigo, bordeados por hileras de enormes sauces y eucaliptos que dibujaban un paisaje de belleza difícil de encontrar en el presente. Tenía una sola vía y por la misma regresaba a la ciudad luego de llegar hasta las cercanías de la piscina de Sabandía, concurridísima por la juventud de entonces sábados y domingos.

Del paradero central de San Camilo, los tranvías verdes de Miraflores, enfilaban por la calle Perú, torcían a la derecha en Mercaderes, doblaban a la izquierda en Colón, entraban en la plaza España, pasaban frente al cuartel de zapadores (después lo llamaron batallón de Ingeniería) y por un costado de la iglesia de Santa Marta.

Verde tranvía de Miraflores frente al portal de San Agustín


Continuaba luego hacia arriba, por San Pedro, entraba en San Antonio, pasaba entre la iglesia de San Antonio y el encantador parquecito del mismo nombre, seguía resoplando por la calle Misti hasta la avenida Progreso hasta una cuadra del cuartel Salaverry, y comenzaba el retorno a la ciudad, doblaba nuevamente a la derecha por la calle Teniente Rodríguez, doblaba a la derecha hacia Sepúlveda, pasaba por un costado de la iglesia y parque de Azángaro, y torcía hacia la izquierda para entrar en Goyeneche de bajada, hasta Siglo XX, donde pasaba frente a la cárcel, nuevamente por un costado de la plaza España, entraba en San José, Moral, hasta, Santa Catalina, pasaba por la plaza de Armas, continuaba por La Merced para entrar una vez más en San Camilo hasta su paradero.

En este recorrido que hice cientos de veces, porque vivía en Miraflores y tenía un pase que valía para todos los tranvías, demoraba unos 45 minutos.

El de Yanahuara cruza el histórico puente Grau


Otra de las ramas que se desprendían de San Caamilo era la de Yanahuara, que subía por Perú, doblaba a la izquierda por Santo Domingo-General Morán, subía por Jerusalén hasta el triple crucero Jerusalén-Ayacucho-Puente Grau, torcía a la izquierda, posaba por sobre el histórico puente Grau, en una de cuyas riberas había un zoológico que no sé si existe a la fecha.

El tranvía de Yanahuara doblaba a la derecha en la avenida Bolognesi, la recorría en tramos considerables, pasaba por un desvío de la avenida que bajaba hasta el Club Internacional y la vecina piscina de Semanat. También dejaba a la gente que debía ir al camal municipal

Subía por el empinada calle León Velarde, doblaba a la izquierda por la calle Misti, entraba en la avenida del Ejército y entraba nuevamente al puente al final del cual doblaba entonces hacia Santa Catalina, pasaba también por la plaza de Armas, La Merced y San Camilo hasta su paradero final frente al mercado.

El tranvía de Antiquilla también salía de San Camilo, subía por Perú doblaba a la izquierda por SantoDomingo-General Moràn, pasaba frente al portal de la Municipalidad, seguía por Puente Bolognesi, seguía cuesta arriba opor Beaterio, hasta un paradero que estaba cerca del mercado de Antiquilla.

Tranvía de Paucarpata entre casas y sembríos


El tranvía de Tingo también salía de San Camilo y hacía aproximadamente la misma ruta urbana: Perú, Santo Domingo-General Morán, pasaba también frente al portal de la Municipalidad, doblaba por La Merced y seguía de frente por Bulevard Parra, recorría la que se llamó más tarde avenida Alfonso Ugarte, pasaba frente al cuartel del grupo de artillería número 3 y se detenía frente a la estación del ferrocarril. De allí volvía a la ciudad.

Paradero final en el balneario de Tingo


Tanto el tranvía de Tingo como el de Paucarpata, estaban catalogados como interurbanos y si el pasaje en los urbanos costaba cinco centavos, en aquellos costaba el doble.

En recuerdo de aquella época que me toco disfrutar, cuando en la ciudad tenía arterias y venas por donde discurrían tranvías verdes y rojos, les entrego una colección de fotografías. Me las envió mi colaboradora voluntaria Emily Rodríguez, mistiana hasta los tuétanos, que añora lo que no conoció y que solo vive en ella a través de los relatos de su padre, el periodista Manuel Rodríguez Velásquez, devoto militante de los buenos recuerdos de la ciudad blanca.


(Fotos de la colección de Allen Morrison y William Janssen enviadas por Emily Rodríguez).

1 comentario:

gonzalonasturias@hotmail.com dijo...

Querido ,Luís Eduardo :"El memorioso".
Si hay algo que matiene viva la llama del amor a Arequipa,son los arequipeños como Tú.¡Que magnífico BLOK!,tienes que ir pensando YA, en convertirlo en una página de la red,en un periódico, porque tú sección YA alcanzó la mayoría de edad.Muchas gracias por adjuntar mi artículo de EL PAÍS.
FELIZ DÍA DE AREQUIPA,la fiesta continúa.

Abrazos.
Oscar Felipe y familia.